Tipos de Transiciones

Podemos encontrar diferentes tipos de transiciones entre planos y secuencias. Todas ellas son aplicadas en el montaje. Podemos distinguir, a nivel visual los siguientes tipos de transición (del Rey del Val 2002: 177; Canet & Prósper 2009):

  • Corte
  • Fundidos

Junto a estos dos tipos clásicos, cabe incluir los siguientes elementos frecuentemente utilizados en el audiovisual:

  • Barridos
  • Entradas y salidas de campo
  • Enfoque y desenfoque
  • Cortinillas
  • Otros

Corte

El corte obliga al espectador a interpretar una nueva imagen. Se puede hacer de dos formas diferentes:

  • No establecer ninguna relación (inquietud o ansiedad).
  • Estableciendo una relación:
  • Repitiendo al personaje en los dos planos.
  • Continuidad de audio.
  • Relación causa-efecto.

También podemos diferenciar el corte en función del momento en el que se produce:

  • En el momento oportuno (inmediatez).
  • Corte retardado (suspense-intriga).
  • Corte anticipado (sospecha).

También el corte puede afectar a los planos en movimiento, que en función de cómo se realice pueden diferenciarse entre convergente, divergente o paralelo. Es decir, dos elementos o planos solo concuerdan si tienen la misma dirección y duración, pero esto solo se refiere al plano teórico, ya que en la práctica encontramos muchos planos diversos que sí concuerdan sin cumplir las características mencionadas anteriormente.

Fundidos

Transición utilizada para empezar o terminar una secuencia o bloque de planos, pudiendo ser a negro, normalmente, o cualquier otro color. Es la transición más dilatada en el tiempo, y puede tener diferentes significados. Tipos de fundidos:

Barrido

El barrido es una transición que consiste en una panorámica muy rápida donde solo se perciben colores, volúmenes y la primera y última imagen. Es utilizada normalmente para cambios de espacio y de tiempo.

Fragmento de «Ciudadano Kane» donde se usa la transición de barrido para expresar el paso del tiempo (elipsis).

 

Entradas y salidas de campo

Nos referimos cuando un personaje u objeto en movimiento debe salir y/o entrar en campo, es decir, en el encuadre elegido para un determinado plano.

Puede considerarse también como una transición por corte, pero permite independencia del corte, consiguiendo espacios vacíos, elipsis espaciales o temporales, o paraelipsis. Es muy importante en este tipo de transiciones mantener el raccord o la continuidad entre planos consecutivos.

Cortinillas

En esta transición una imagen o plano sustituye al siguiente en un movimiento de empuje (horizontal, vertical, inclinado) en una dirección determinada. En la cortinilla hay que tener en cuenta:

  • Se puede hacer una transición completa.
  • Se puede hacer una transición parcial, introduciendo una nueva imagen y componiendo una imagen diferente (pueden ser dos espacios con hechos semejantes, dos versiones de una cuestión, mostrar un antes y un después, tener en cuenta los planos que sean entre sí compositivamente correctos).

La forma de dividir la imagen con las cortinillas puede ser:

  • Con el borde definido, separando claramente las dos imágenes.
  • Con el borde difuminado, donde mezclamos las dos imágenes.
  • Con el borde de color, separando dos mundos diferentes.

Poco usadas en cine y si muy usadas en Tv.

Otros

Existen otros recursos menos usuales o poco utilizados, como el ondulamiento o efecto agua, muy utilizado en el cine clásico para marcar la inclusión de un sueño, o el mosaico, utilizado en las realizaciones televisivas de los años 70 y 80.

 

Las transiciones en el lenguaje audiovisual

Los diversos planos en una película se unen entre sí mediante los cortes, al acabar uno empezaba el siguiente.

Por lo general, las historias se suceden en varias localizaciones, ocurren saltos temporales para evitar los momentos monótonos sin ningún interés, y, además participan diferentes personajes.

Es importante aprender cómo usar la transición de una secuencia a otra para agilizar la acción y situar al lector en el nuevo momento espacio-temporal en el que nos encontramos.

Cualquier pequeño despiste podría generar confusión. Si pensamos que nos encontramos en un lugar, con unos personajes determinados y en un instante específico del día, y apreciamos una referencia a un escenario distinto, a personajes que no se encontraban allí o pensábamos que era otro momento del día, entonces hemos cometido un error al cambiar de escena. Es muy importante que el lector conozca en todo momento dónde se encuentra, cuándo y con quién, para no sacarlo del contexto narrado de forma audiovisual.

Elementos singulares de la transición

Hay tres detalles que siempre se deben conocer al cambiar de escena, o al menos intuir: el espacio, el tiempo y los personajes.

Con dicha información ubicaremos al espectador. Una vez conocidos, podremos continuar con el desarrollo de la trama. Por lo tanto la transición deberá situarse entre dos secuencias consecutivas.

 

 El espacio

El espacio es donde ocurre la acción. Si de repente hablamos de un nuevo lugar sin informar del traslado generaremos confusión. El espectador crea un mapa mental de los elementos del escenario que le proporcionamos.

Siempre que sean localizaciones comunes bastará con aclarar si da un paseo por el parque, llegó a su casa o entró en el supermercado. En cambio, si nos movemos a un lugar lejano o desconocido necesitaremos de información adicional que explique cómo llegó o qué hace allí, siempre que no se mostrase anteriormente.

Los lugares nuevos requerirán de alguna descripción sobre todo si pretendemos volver varias veces, para que en futuras transiciones el espectador reconozca y se adapte rápidamente con pocas imágenes.

El tiempo

Son cambios temporales, los típicos: unas horas después, al día siguiente, más tarde, etc.

No es necesaria una precisión milimétrica del tiempo transcurrido, incluso se puede realizar una transición indicando acciones: después de cenar, al despertar, al terminar el trabajo. Con los saltos temporales descartamos información innecesaria y aburrida.

Cuando describimos la historia de un personaje disponemos de una cantidad infinita posibilidades narrativas, desde su nacimiento hasta su muerte (Incluso cómo se conocieron sus padres o las consecuencias tras morir). Contar cada situación vivida resultaría aburrido, además de no terminar nunca. Eliminaremos los momentos sin ningún valor para la historia (elipsis).

Los tiempos de espera solo son importantes si el narrador tiene algo que decir, para aclarar pensamientos, un encuentro inesperado u otros detalles que enriquezcan el conjunto de la trama.

Una mención especial a los flashback, deberán cuidar mucho más la puesta en escena. Retroceder en el tiempo implica mostrar elementos anteriores al comienzo o en el punto actual de la historia.

Los personajes

Al igual que el espacio, es imprescindible conocer a los personajes que participan en la escena. Después de donde, aclararemos quienes están. Si alguien sale o entra también es una transición necesaria de conocer.

Los personajes definen el contexto, cada uno de ellos cuentan con información o características diferentes que marcarán el desarrollo, generando tensión con solo su presencia.

Si se muestra el punto de vista de distintos personajes o contamos con varios narradores, entonces el estilo cambiará con la escena. Si además hay cambio de narrador, de primera a tercera persona y viceversa, la transición deberá ser mucho más clara, al menos en las primeras ocasiones o destruiremos la percepción del espectador.

Cierre de las secuencias

Al cambiar de secuencia, lo normal es terminar la secuencia anterior cerrando debidamente. Pero cuando realizamos una transición en mitad de la secuencia, la misma debe concluir o poner en suspenso la acción que tuviera lugar.

Se pueden utilizar Cliffhanger (el Suspense) para enganchar al lector o finalizar alguna subtrama, pero el contenido antes de la transición debe contar con sentido propio. El cierre es tan importante como el nuevo comienzo, un cambio brusco confundirá y hará perder el hilo.