¡Contra viento y marea!
Hola compañeros y compañeras.
Como uno más de los esforzados/as trabajadores de la enseñanza, los docentes, quisiera compartir algunas reflexiones sobre nuestra tarea, quizás mejor tareas, que asumimos generalmente con ilusión, ganas y toda la dedicación del mundo.
Nuestro trabajo es apasionante, me refiero a ser coprotagonistas del proceso de descubrimiento del mundo por parte de nuestro alumnado. No es algo fácil, muchos son los elementos que intervienen y lo condicionan. Además nos movemos en un entorno de cambio continuo, con nuevas áreas de conocimiento, avances tecnológicos diarios, líneas de actuación en crecimiento exponencial y un ambiente de apoyo o aceptación de nuestra labor no siempre positivos.
Administrativamente se nos han asignado un sinfín de papeles, paralelos a nuestra labor docente, que en muchas ocasiones constituyen un lastre muy significativo de cara a un pleno y efectivo desempeño de nuestro trabajo principal, enseñar. Al mismo tiempo hemos de renovarnos tanto a nivel didáctico y pedagógico, como al manejo de las nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación. Pizarras digitales, tabletas, móviles, blogs, páginas webs, redes sociales, programas educativos… ¡Y no nos olvidemos de SÉNECA!
Como esforzados de la tiza, aunque ya cada vez gastamos menos de nuestra ancestral herramienta, nos embarcamos en todas estas dinámicas con el propósito de adaptarnos, mejorar, innovar, perfeccionarnos y seguir siendo lo que nos gusta, MAESTROS/AS. No podemos privar a nuestro alumnado de todas las posibilidades/exigencias de nuestra sociedad actual y eso estaríamos haciendo si no nos preparamos para ello. Participamos en Grupos de Trabajo, Cursos Formativos (online, presenciales o semipresenciales), Jornadas… Nos consultamos/ayudamos entre unos y otros. Acudimos al todopoderoso internet para consultar tutoriales, ver vídeos en YouTube, visitar foros, descargar manuales de usuario. En todo momento abordamos nuestra responsabilidad para llevar a cabo nuestro trabajo de la mejor manera posible.
En esta dinámica vertiginosa que nos ha tocado vivir, que a veces nos agarra y engulle, las administraciones también tienen su cuota de participación y responsabilidad. No siempre están a la altura de las circunstancias. Falta de planificación, pocas o defectuosas políticas de formación y mejora (con un abuso del uso del tiempo no laboral en las mismas), insuficiente financiación y escaso apoyo efectivo a la labor de los docentes frente a una visión de parte de la sociedad poco valorativa al respecto.
Y contra viento y marea seguimos, porque poseemos un arma secreta: VOCACIÓN. Además obtenemos la mejor de las recompensas: el CARIÑO de nuestros alumnos.
Desde aquí quiero trasladaros mi más sincera felicitación por la ingente labor que estáis desarrollando. Os animo a continuar y a que nos ayudemos, como lo estamos haciendo hasta ahora. Es indudable que el “trabajo colaborativo”, como eje metodológico esencial para la consecución de las competencias clave, es un elemento intrínseco a la esencia del quehacer docente.