Góngora y Quevedo. Comentario de Álvaro Galán Romero.

Autor: Álvaro Galán Romero

Publicamos los muy brillantes comentarios poéticos de nuestro alumno Álvaro Galán Romero, donde analiza y explica poemarios de Góngora y Quevedo.

GÓNGORA
Antes que nada, para comprender algo mejor al autor, quizás sea recomendable repasar la historia del mismo: Era hijo del juez don Francisco y de la dama de la nobleza Leonor de Góngora. Estudió en la Universidad de Salamanca, donde llamó la atención como poeta. Fue canónigo beneficiado de la catedral cordobesa, donde fue amonestado por acudir a diversiones profanas y componer versos satíricos. Desde 1589 compuso numerosos sonetos, romances y letrillas satíricas y líricas.
Durante una estancia en la Corte de Valladolid se enemistó con Quevedo, a quien acusó de imitar su poesía satírica bajo pseudónimo. En 1609 regresó a Córdoba y empezó a intensificar la fuerza estética y el barroquismo de sus versos. Escribió poemas que desataron una gran polémica a causa de su oscuridad y afectación y le creó una gran legión de seguidores.
Felipe III le nombró capellán real en 1617. En 1627, perdida la memoria, marchó a Córdoba, donde murió de una apoplejía en medio de una extrema pobreza. Francisco de Quevedo, se sabe que era jovial, sociable, hablador y amante del lujo y de entretenimientos como los naipes y la tauromaquia.
En sus poesías se solían distinguir dos períodos. En el tradicional hace uso de los metros cortos y temas ligeros. Para ello usaba décimas, romances, letrillas, etc. Este período duró hasta 1610, en que cambió para volverse culterano, haciendo uso de metáforas difíciles, muchas alusiones mitológicas, cultismos, hipérbatos, etc.

1. Mientras por competir con tu cabello
Este poema, claramente va dedicado al tópico recurrente de la volatilidad de la vida, el paso del tiempo, y la amargura de la vejez, entendido así por los poetas de la época. Podríamos dividirlo en tres partes:
La primera, que abarca desde el comienzo hasta el fin de la segunda estrofa, donde se aprecia como nos pone en situación y describe lo bello de la juventud, esta vez, haciendo referencia al tópico de “Bella Donna”. La descripción de una mujer endiosada, con esos cabellos “oro bruñido al sol”, por los que cualquier hombre enloquecería, como menciona de manera indiscreta, haciendo uso de la metáfora: “Por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano”. También, apreciamos otra metáfora: “menosprecio en medio llano, mira tu blanca frente el lilio bello”, que hace pensar que incluso sorprendía a las mujeres más destacadas con su belleza.
La segunda parte, localizada en la tercera estrofa, hace un llamamiento al lector, indicando que aproveche lo lustroso de su “Edad dorada”, y alertando de que eso mismo desaparecerá pronto: “goza cuello, cabello, labio y frente”.
La tercera parte, lo que resta de soneto. Podemos apreciar cómo narra y describe la decadencia de esta “edad dorada”, centrándose en la parte triste, en cómo el tiempo ha destrozado todo lo bello que esta mujer poseía. Lo vemos representado en las metáforas sobre todo, como se refiere a todo lo bonito de la juventud: “oro, lilio, clavel, cristal reluciente” para acabar con una perfecta antítesis con otras dos metáforas: “plata o víola troncada” representado las canas, símbolo inequívoco de la vejez y luego; “en tierra, en humo, en polvo, en sombra, en nada” haciendo referencia, trágicamente a la muerte.
Todo el poema, está escrito con un estilo que no deja en ningún momento, el pesimismo característico de la época que vemos representado en expresiones propias derrotistas como: “relumbra en vano” o “menosprecio en medio el llano”.
Este soneto se ubica en la etapa más temprana del autor, que abarca desde 1580 hasta 1610. Esta se caracteriza por ser más fresca, juvenil y popular, lo que se traduce en un estilo más sencillo, aún así, dentro de los cánones del barroco. En este, como hemos visto, abundan las metáforas y el conceptismo, ese gusto por plasmar y demostrar todas sus capacidades líricas por medio del soneto, para así lograr el deleite del lector.
En cuanto a la métrica: este poema está compuesto con verbos endecasílabos, rima ABBA ABBA consonante en los 2 cuartetos y rima CDC DCD asonante en los dos tercetos.

Mien/tras/ por/ com/pe/tir/ con /tu/ ca/be/llo 11 A
o/ro/ bru/ñi/do al/ sol/ re/lum/bra en/ va/no; 11 B
mien/tras/ con/ me/nos/pre/cio en/ me/dio el/ lla/no 11 B
mi/ra/ tu/ blan/ca/ fren/te el/ li/lio/ be/llo; 11 A

mien/tras/ a/ ca/da/ la/bio/, por/ co/ge/llo, 11 A
si/guen/ más/ o/jos/ que al/ cla/vel/ tem/pra/no, 11 B
y/ mien/tras/ triun/fa /con/ des/dén/ lo/za/no 11 B
del/ lu/cien/te/ cris/tal/ tu /gen/til /cue/llo; 11 A

go/za/ cue/llo/, ca/be/llo/, la/bio, y/ fren/te, 11 C
an/tes/ que/ lo/ que/ fue en/ tu e/dad/ do/ra/da 11 D
o/ro/, li/lio/, cla/vel/, cris/tal/ lu/cien/te, 11 C

no/ so/lo en/ pla/ta o/ ví/o/la/ tron/ca/da 11 D
se/ vuel/va/, mas/ tú y/ e/llo/ jun/ta/men/te 11 C
en/ tie/rra, en/ hu/mo, en/ pol/vo, en/ som/bra, en/ na/da. 11 D

Refiriéndonos a las figuras líricas, en este poema hay mucha variedad de recursos. Entre otros se pueden encontrar:
● Hipérbaton: Mira tu blanca frente al lilio bello
● Metáfora: del luciente cristal tu gentil cuello; antes que lo que fue en tu edad dorada; oro bruñido al sol relumbra en vano
● Personificación: siguen más ojos que al clavel temprano; al sol relumbra en vano
● Asíndeton: en tierra en humo en polvo en sombra en nada
● Enumeración: los dos tercetos
● Anáfora: mientras a cada labio, por cogello
● Epíteto: cristal luciente, lirio bello

En conclusión, a lo largo de todo este soneto se hace referencia al “Tempus Fugit”, mirando el paso del tiempo y recordando al lector que disfrute de la vida, con un matiz aún pesimista, característico de la época y un estilo cargado de adjetivos, recursos líricos y retórica, mediante lo que se ve representado el conceptismo, muy recurrente en la época, con lo que se trata de conmover al lector.
2. La dulce boca que a gustar convida
En este soneto, vemos el carácter pesimista de la época en todo su esplendor, hablando de la experiencia amorosa desde el punto de vista de alguien que ha sufrido, un dolor que pudo ser rabia, pero que en el momento, no es más que autocompasión y odio hacia él mismo. Podemos diferenciar dos partes:
La primera, que ocupa las dos primeras estrofas, describe el amor, con un toque pesimista y como si hablase con sabiduría, de quien ya ha estado ahí y ha caído en sus trucos. En los primeros compases de este soneto, vemos una sutil sátira, en las dos primeras líneas, observamos dos metáforas: la primera “La dulce boca que a gustar convida” sin salirse de la temática del poema, crea un doble sentido que se entiende como una burla hacia la hipocresía, algo típico en Quevedo, el querer cambiar la sociedad con su poesía, que le hizo ser innovador, a la vez que polémico, en una sociedad tan conservadora y medieval. Y por otro lado, enfatiza algo que se prevé como un desengaño amoroso, diciendo que este , primero da a probar su manjar. La segunda metáfora: “un humor entre perlas destilado”, es bastante parecida, solo que esta vez hace referencia a la censura de lo que él tildaba de “humor”. Aunque claramente tenía un sentido satírico y ridiculizante, por otra parte, hacer referencia a eso que nos da a probar, que decía en la metáfora anterior.
La segunda parte, que sería el resto del poema, es la “conclusión” de la historia, el desengaño final. Sería fácil de resumir como un desengaño amoroso constante, narrado por aquel que y lo ha experimentado y advierte al lector, usando la segunda persona “no os engañen las rosas”, vemos como mediante ese tipo de expresiones, enfatiza el pesimismo y su tristeza causada por su desengaño, que tiene su culmen cuando confunde las manzanas con rosas, hallando y expresando ahí el autor su decepción. y describiendo el amor como una guerra, usando así el recurrente tópico barroco: “Milita amoris”
El poema, lo podemos ubicar dentro de la etapa más temprana, hallando una poesía más fresca, juvenil y popular, caracterizada por un estilo sencillo y de fácil comprensión. Aún así, el autor busca “lucirse” y asombrar al lector mediante el uso de la retórica, característico del conceptismo presente el la época.
En cuanto al análisis métrico diremos que este poema está compuesto con versos endecasílabos, rima ABBA ABBA consonante en los 2 cuartetos y rima CDC DCD asonante en los dos tercetos.

La/ dul/ce/ bo/ca /que a/ gus/tar/ con/vi/da 11 A
un /hu/mor/ en/tre/ per/las/ dis/ti/la/do, 11 B
y a/ no in/vi/diar/ a/quel/ li/cor/ sa/gra/do 11 B
que a/ Jú/pi/ter/ mi/nis/tra el/ gar/zón/ de I/da, 11 A

a/man/tes/, no/ to/quéis/, si/ que/réis/ vi/da, 11 A
por/que en/tre un/ la/bio y/ o/tro/ co/lo/ra/do 11 B
A/mor/ es/tá/, de/ su/ ve/ne/no ar/ma/do, 11 B
cual/ en/tre/ flor/ y /flor/ sier/pe es/con/di/da. 11 A

No os/ en/ga/ñen/ las/ ro/sas/, que a/ la Au/ro/ra 11 C
di/réis/ que, al/jo/fa/ra/das/ y o/lo/ro/sas, 11 D
se/ le/ ca/ye/ron/ del/ pur/pú/reo/ se/no: 11 C

man/za/nas/ son/ de/ Tán/ta/lo, y/ no/ ro/sas, 11 D
que/ des/pués hu/yen/ del/ que in/ci/tan/ a/ho/ra, 11 C
y/ so/lo/ del/ A/mor/ que/da el/ ve/ne/no. 11 D

Haciendo referencia a los recursos estilísiticos, es un poema más bien sobrio, pero aún así, podemos ver alguno que otro:
● Aliteración: La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado,y a no envidiar aquel licor sagrado.
● Hipérbaton: La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado, y a no envidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida.
● Elípsis: Entre un labio y otro (labio) colorado
● Antítesis: (Ahora) dulce boca / veneno armado (Después). (Ahora) Humor destilado entre perlas / sierpe escondida (Después). (Ahora) Licor sagrado, rosas aljoforadas / manzanas de Tántalo (Después).
● Símil: Cual entre flor y flor sierpe escondida.
● Y un sinfín de metáforas que ya han sido analizadas previamente.

En resumidas cuentas, el poema se entiende como una persona herida por el amor, por medio de la retórica, crea de ese odio y ese rencor escondidos en una especie de advertencia al lector, o a sí mismo. Que simplemente se abre las venas en el papel para mostrar su cara más sensible y derrotista.

3. De un caminante que se enamoró donde fue hospedado
En este poema es fácil apreciar que hace referencia en su plenitud al peregrino de amor, acompañado eso sí, por el tópico del enfermo de amor. Lo podemos dividir en dos partes:
La primera que comprende desde el comienzo del poema hasta el fin de la segunda estrofa, donde vemos como avanza, describiendo al principio una situación caótica, usando los adjetivos “Desencaminado, enfermo, con pie incierto la confusión”, que también incita, en de manera discreta a compadecerse del mismo peregrino errante. Podríamos pensar que es una peregrinación por devoción, pero no es así, como se nos repite, el caminante no tiene ningún rumbo, y en su enfermedad, se describen los rasgos característicos del amor. También observamos el uso del calificativo “tenebrosa noche”, que se interpreta como una falta de felicidad en el peregrino, no es que en sí la noche sea tenebrosa, sino que su situación hace que se sienta así. Se nos indica que está frustrado, además de derrotado, al entrar en escena esos gritos, al igual que vemos que está sólo, al no obtener respuesta por los mismos. Conforme avanza el poema, se describen unos ladridos, no se refiere en sí a que haya encontrado vida y que ahora no esté sólo, ya que no encuentra la proveniencia de estos, es que ahora ha encontrado un camino, hay algo, quizás esa misma enfermedad que lo guía hacia un destino, que sería el albergue, que podemos interpretar como un momento de lucidez, quizás como la cura de ese amor, mediante el amor de otra mujer.
La segunda parte, que ubicaríamos en la parte restante del soneto, no es más que un desengaño, de cómo ese albergue que sería un momento de lucidez, al poco se convierte en agravio de la previa enfermedad. Vemos que lo que creyó que sería remedio, se convirtió en dolencia y en la cumbre de la decadencia de su enfermedad, cuando en la última estrofa, dice que pagará el hospedaje en el albergue con su vida, que hubiese sido preferible seguir viviendo como un enfermo de amor, que como alguien fatídicamente derrotado por este.
En cuanto a la métrica: este poema está compuesto con verbos endecasílabos, rima ABBA ABBA consonante en los 2 cuartetos y rima CDC DCD asonante en los dos tercetos.

Des/ca/mi/na/do, en/fer/mo/, pe/re/gri/no 11 A
en/ te/ne/bro/sa/ no/che/, con/ pie in/cier/to 11 B
la/ con/fu/sión/ pi/san/do/ del/ de/sier/to, 11 B
vo/ces/ en/ va/no/ dio/, pa/sos/ sin/ ti/no. 11 A

Re/pe/ti/do/ la/tir/, si/ no/ ve/ci/no, 11 A
dis/tin/to, o/yó/ de/ can/ siem/pre/ des/pier/to, 11 B
y en/ pas/to/ral/ al/ber/gue/ mal/ cu/bier/to 11 B
pie/dad/ ha/lló/, si/ no/ ha/lló/ ca/mi/no. 11 A

Sa/lió el/ sol/, y en/tre ar/mi/ños/ es/con/di/da, 11 C
so/ño/lien/ta /bel/dad/ con/ dul/ce /sa/ña 11 D
sal/teó /al/ no/ bien/ sa/no/ pa/sa/je/ro. 11 C

Pa/ga/rá el/ hos/pe/da/je/ con/ la/ vi/da; 11 D
más/ le/ va/lie/ra e/rrar/ en/ la/ mon/ta/ña, 11 C
que/ mo/rir/ de/ la/ suer/te/ que/ yo /mue/ro. 11 D

En cuanto a los recursos líricos encontramos:
● Elípsis: “Repetido latir, si no vecino, distinto, oyó de can siempre despierto,”
● Hipérbaton: “en tenebrosa noche” “voces en vano dio” “entre armiños escondida,”

Podemos comprender este poema como un rechazo no tanto del amor, sino de las teorías que circulaban para curar el mal de amores. A través de algunos tópicos del amor cortés o caballeresco, Góngora rehuye de las recomendaciones de la época como solución para sanar el mal de amor, por ejemplo aplicar el dicho, “un clavo saca a otro clavo”. El peregrino de Góngora no solamente no se cura del amor de la primera mujer, sino que además al conocer a otra mujer, su estado empeora. Lo que confirma la ineficacia de los consejos contra el mal de amor. A través de esta idea, Góngora simplemente propone una visión pesimista del amor.

4. Ándeme yo caliente
Como podemos apreciar, desde su comienzo hasta su final, esta es una letrilla satírica que trata de ridiculizar una idea o una situación de poder. En un principio, parece que el autor está despreciando el poder, mientras alaba la mediocridad. Sin embargo, exalta la postura del mediocre de una forma tan divertida y exagerada, que aún podría pensarse que en el fondo critica con ironía la postura del mediocre.
El poema puede dividirse en tres partes. Que quedarían tal que, dejando atrás el estribillo del principio, desde el verso tercero hasta el verso 16, la primera parte. Aquí el poeta se centra en aspectos relacionados con el placer de la comida, frente a los conflictos del mundo. En la segunda, desde el verso 17 hasta el 30, el autor se burla ingeniosamente de las incomodidades y peligros que genera la naturaleza y la ambición. La tercera, desde el 31 hasta el 44. En esta, la última parte, los versos se centran en las tragedias y desgracias que causa el amor, como ya es costumbre en este autor, y en los demás de su época, ilustrado con dos ejemplos, lo cual le llevan a alejarse de tal sentimiento.
En cualquier caso, con ironía o sin ella, todo este juego barroco lo hace hablando de las ventajas de la mediocridad, es decir, a través del tópico aurea mediocritas, que se ve ejemplificado en uno de sus primeros versos: “traten otros del gobierno/ del mundo y sus monarquías/ mientras gobiernan mis días/ mantequillas y pan tierno.” Que nos da a entender que el autor prioriza las tostadas por encima de cualquier cuestión política.
En lo que concierne al análisis métrico, los versos son octosílabos, salvo en el estribillo inicial, pues tienen ambos versos siete sílabas (como el último de cada estrofa), y, además, forman un pareado. En todos los casos con rima consonante. Esta sería la estructura métrica: 8a, 8b, 8b, 8a, 8a, 8c, 7c. En el verso 38 observamos una diéresis: «crüel», para alcanzar la medida de ocho sílabas.

Án/de/me/ yo/ ca/lien/te 7 c
Y/ rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c

Tra/ten/ o/tros/ del/ go/bier/no 8 a
Del /mun/do y/ sus/ mo/nar/quí/as, 8 b
Mien/tras/ go/bier/nan/ mis/ dí/as 8 b
Man/te/qui/llas/ y/ pan/ tier/no, 8 a
Y /las/ ma/ña/nas/ de in/vier/no 8 a
Na/ran/ja/da y /a/guar/dien/te, 8 c
Y /rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c

Co/ma en/ do/ra/da/ va/ji/lla 8 a
El/ prín/ci/pe /mil/ cui/da/dos, 8 b
Có/mo /píl/do/ras/ do/ra/dos; 8 b
Que/ yo en/ mi/ po/bre /me/si/lla 8 a
Quie/ro/ más/ u/na/ mor/ci/lla 8 a
Que en/ el/ a/sa/dor/ re/vien/te, 8 c
Y/ rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c

Cuan/do/ cu/bra/ las/ mon/ta/ñas 8 a
De/ blan/ca/ nie/ve el/ e/ne/ro, 8 b
Ten/ga/ yo/ lle/no el/ bra/se/ro 8 b
De/ be/llo/tas/ y/ cas/ta/ñas, 8 a
Y/ quien/ las/ dul/ces/ pa/tra/ñas 8 a
Del/ Rey/ que/ ra/bió/ me/ cuen/te, 8 c
Y/ rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c

Bus/que/ muy/ en/ ho/ra/ bue/na 8 a
El/ mer/ca/der/ nue/vos/ so/les; 8 b
Yo /con/chas/ y/ ca/ra/co/les 8 b
En/tre/ la/ me/nu/da a/re/na, 8 a
Es/cu/chan/do a/ Fi/lo/me/na 8 a
So/bre el/ cho/po/ de/ la/ fuen/te, 8 c
Y/ rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c

Pa/se a/ me/dia/ no/che /el/ mar, 8 a
Y ar/da en/ a/mo/ro/sa/ lla/ma 8 b
Lean/dro/ por/ ver/ a/ su/ Da/ma; 8 b
Que/ yo/ más/ quie/ro/ pa/sar 7+1=8 a
Del/ gol/fo/ de/ mi/ la/gar 7+1=8 a
La/ blan/ca o/ ro/ja /co/rrien/te, 8 c
Y /rí/a/se/ la/ gen/te. 7 c
Pu/es/ A/mor/ es/ tan/ crü/el, 8 a
Que/ de/ Pí/ra/mo y/ su a/ma/da 8 b
Ha/ce/ tá/la/mo u/na es/pa/da, 8 b
Do/ se/ jun/ten/ e/lla y/ él, 8 a
Se/a/ mi/ Tis/be /un/ pas/tel, 8 a
Y /la es/pa/da/ sea/ mi/ dien/te, 8 c
Y /rí/a/se/ la/ gen/te 7 c

QUEVEDO
Quevedo nació en Madrid, en el seno de una familia de hidalgos. Nació cojo, con ambos pies deformes y una severa miopía; quizá por ello pasó una infancia solitaria y triste (origen del «desgarrón afectivo» del que habló a su respecto el crítico Dámaso Alonso) en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio, soportando las pullas de otros niños y entregándose compulsivamente a la lectura. Quevedo tuvo que superar muy pronto una amargura mayor quedándose huérfano de padre a los seis años, de forma que le nombraron por tutor a un pariente lejano, además, cuando contaba once años, falleció su hermano Pedro.
De precoz inteligencia, estudió lenguas clásicas, francés, italiano, filosofía, física, matemáticas y teología en la Universidad de Alcalá, sin llegar a ordenarse. El 4 de octubre de 1599 no se presentó a recoger su título de bachiller, tal vez porque viajó a Sevilla y a Osuna en compañía de don Pedro Téllez Girón, futuro duque de Osuna; no lo hizo sino hasta el 1 de junio de 1600.
Entre 1601 y 1605 estudia en la Universidad de Valladolid. Es un lugar común que durante la estancia de la Corte en Valladolid circularon los primeros poemas de Quevedo que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora bajo seudónimo, y el poeta cordobés detectó con rapidez al joven que minaba su reputación y ganaba fama a su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cisne cordobés, quien dejó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo le tenía contraída.

1. Amor constante más allá de la muerte
El poema es una declaración de amor en toda regla en el que anuncia a su amada que, aunque muera, él continuará amándola. En la primera estrofa, el autor nos pone en situación, nos describe la situación en la que se encuentra, una incertidumbre hacia el futuro más allá de su vida terrenal. El “blanco día” al que hace referencia Quevedo no es si no una metáfora de la muerte así como también la “sombra” que es la personificación de la misma. Al mismo tiempo, el blanco y la sombra son antítesis que crean una potente imagen de la situación que nos describe el poeta.
Al contrario que lo que sería lo típico, entre las dos estrofas no hay una separación, sino un encabalgamiento. Es muy significativo en tanto que el alma separada llega en la segunda estrofa al lugar de reposo de la antigua Grecia: La laguna estigia, haciendo referencia a la cultura grecolatina, como era costumbre para los autores de esta época. Con esto, Quevedo pretende simbolizar el alma llega a buen puerto que es “la ribera” donde espera al barquero Caronte. Esto queda descrito en un inciso (y está entre comas) pero el mensaje es el siguiente: “Aunque muera mi alma llevará consigo el amor” y posteriormente, exhibe sus razones. Es interesante notar que la palabra “muerte” no aparece en todo el poema aunque las referencias son constantes. La antítesis del fuego y el agua fría que simbolizan el amor y el fuego respectivamente nos pone frente a esta intensa imagen que supera la otra percepción de la muerte. Luz y oscuridad están también contrapuestas con la llama y el “inframundo”.
La razón por la que, aunque muera, la llama del amor superará la distancia de la muerte es que el amor puede superar cualquier ley por severa que sea. Así lo explica en los dos últimos versos de la segunda estrofa.
La tercera y la cuarta estrofa del soneto son quizás los más significativos del poema. Se inicia con una contraposición de alma y cuerpo haciendo referencia al amor personificado en el dios del Amor de la antigua Grecia. El poeta conceptista crea imágenes mentales que simbolizan mediante metáforas unas ideas que quiere transmitirnos. Refiriéndose a la ceniza, el polvo, donde se refiere a el cuerpo falto de vida y en última instancia, al polvo enamorado, con el que describe cómo en pos de su muerte, seguirá amando a esta mujer.
En cuanto a la métrica: este soneto está compuesto por una estructura clásica. La rima es: ABBA-ABBA-CDC-DCD. Cuenta con 14 versos endecasílabos de arte mayor y rima consonante, dos cuartetos y dos tercetos.
Ce/rrar/ po/drá/ mis/ o/jos/ la/ poes/tre/ra
som/bra/ que/ me/ lle/va/re el/ blan/co/ dí/a,
y/ po/drá/ de/sa/tar/ es/ta al/ma/ mí/a
ho/ra a/ su a/fán/ an/sio/so/ li/son/je/ra;
·
mas/ no/, de e/so/tra/ par/te en/ la/ ri/be/ra,
de/ja/rá/ la/ me/mo/ria en/ don/de ar/dí/a:
na/dar/ sa/be/ mi/ lla/ma/ la a/gua/ frí/a
y /per/der/ el/ res/pe/to a/ ley/ se/ve/ra.
·
Al/ma a/ quien/ to/do un/ dios/ pri/sión/ ha/ si/do,
ve/nas/ que hu/mor/ tan/to/ fue/go han/ da/do,
me/du/las/ que han/ glo/rio/sa/men/te ar/di/do,
·
su/ cuer/po/ de/ja/rán/, no/ su/ cui/da/do,
se/rán/ ce/ni/za/, más /ten/drá/ sen/ti/do,
pol/vo/ se/rán/, más /pol/vo e/na/mo/ra/do.

En lo que se refiere a las figuras retóricas:

● Cerrar podrá mis ojos la postrera – Hipérbaton y aliteración
● Postrera sombra- Metáfora y Antítesis.
● Blanco día- Metáfora y Antítesis.
● Podrá desatar esta alma mía- Hipérbaton.
● Dejará la memoria, en donde ardía- Hipérbaton.
● Nada sabe mi alma el agua fría- Personificación y Aliteración.
● Agua fría- Adjetivación.
● Y perder el respeto a la ley severa- Aliteración.
● Ley severa- Metáfora.
● Venas que humor a tanto fuego han dado- Hipérbaton.
● Medulas que has gloriosamente ardido- Metáfora.
● Más tendrá sentido- Anáfora.
● Más polvo enamorado- Personificación y Anafora.
● El poeta utiliza la palabra “llama” para referir-se a su intenso amor.
Este soneto es un claro ejemplo del barroco y del tópico barroco: “Amor post mortem”, como vemos, que se decide a amar a una mujer incluso más allá de la muerte. En él el autor nos ha hecho ver como el amor que siente es tan grande que no le da miedo a morir porque sabe que perdurará hasta la eternidad.

2. Definiendo el amor
Como el propio título indica, el poema nos presenta una definición del amor que se centra en cómo el amor desatado es una contradicción, en sí inevitable, cómo por mucho que lo conozcamos o experimentemos, nunca es posible entenderlo, cómo es típicamente definido, es remedio y enfermedad. En el desarrollo del tema vemos cómo Quevedo se ciñe a las metáforas clásicas del amor:
● El amor como fuego.
● El amor como una herida que produce dolor y placer al mismo tiempo.
● El amor como una enfermedad de la que el amante no se quiere curar.
● El amor como una prisión.
● El amor como una experiencia ambivalente de placer y dolor donde el amante busca lograr su deseo sin importarle el daño que esto le cause.
Podemos dividir el poema en dos partes:
La primera, desde el comienzo del soneto al final de la segunda estrofa, se limita a dar una descripción, totalmente subjetiva y cargada de sentimientos verdaderos descritos con todo lujo de detalles, como es típico del conceptismo, para así cautivar y conseguir que el lector se sienta identificado. Esta descripción se basa en su vasta mayoría en antítesis, “hielo abrasador”, “fuego helado”, “descuido que nos da cuidado”. Son todos metáforas con las que se refiere al amor y que nos da a pensar que pretende describirlo como algo hermoso y necesario, a la vez que traicionero.
La segunda parte, iría desde la tercera estrofa hasta el fin del soneto, donde ya hace una especie de relato de su experiencia amorosa, aún así, sigue con la tónica de las contradicciones: “enfermedad que crece si es curada”. Ya, en los últimos alientos de este soneto, hace, como es típico en esta época, una llamada al lector, una especie de advertencia a cualquiera que se adentre en este misterioso e inescrutable camino que es el del amor cuando dice: “mirad cuál amistad tendrá con nada, el que en todo es contrario de sí mismo”. Donde, refiriéndose al amor como este niño, describe cómo el hombre, va a seguir volviendo a este amor, por muchas veces que este le batee y rebatee, ya que es remedio y enfermedad.
En cuanto a la estructura externa, el poema se ajusta a la métrica del soneto (catorce versos endecasílabos, agrupados en dos cuartetos y dos tercetos con rima ABBA, ABBA, CDC,DCD:
Es/ hie/lo a/bra/sa/dor/, es/ fue/go he/la/do, 11 A
es/ he/ri/da/ que/ due/le y/ no/ se/ sien/te, 11 B
es /un /so/ña/do/ bien/, un/ mal/ pre/sen/te, 11 B
es/ un/ bre/ve/ des/can/so/ muy/ can/sa/do, 11 A

es /un /des/cui/do/ que/ nos/ da/ cui/da/do, 11 A
un/ co/bar/de/ con/ nom/bre/ de/ va/lien/te, 11 B
un/ an/dar/ so/li/ta/rio en/tre/ la/ gen/te 11 B
un/ a/mar/ so/la/men/te/ ser/ a/ma/do, 11 A

es/ u/na/ li/ber/tad/ en/car/ce/la/da 11 C
que/ du/ra has/ta el/ pos/tre/ro/ pa/ro/xis/mo, 11 D
en/fer/me/dad/ que/ cre/ce /si es/ cu/ra/da. 11 C

Es/te es/ el/ ni/ño A/mor/, es/te es/ su a/bis/mo: 11 D
¡mi/rad/ cuál /a/mis/tad/ ten/drá/ con/ na/da 11 C
el/ que en/ to/do es/ con/tra/rio/ de/ sí/ mis/mo! 11 D

Están presentes los siguientes recursos retóricos:
● Antítesis: (hielo/fuego; bien/mal; descanso/cansado; descuido/ cuidado; cobarde/valiente; solitario/gente)
● Paradoja (“andar solitario entre la gente”, “enfermedad que crece si es curada“)
● Oxímoron (“hielo abrasador”, “fuego helado”, “libertad encarcelada”)
En definitiva, este poema es como dice su título, una descripción en toda regla de el amor, cargado de contradicciones, manera en la que el autor comprende a este mismo. Sin embargo, hay algo raro, y es que a pesar de la tendencia de la época, la voz no es en su totalidad pesimista. Es más bien como frustrada, al saber que lo único que le da la felicidad es aquello que se la puede arrebatar totalmente. Pero también describe el amor como algo bonito, aunque incomprensible.
3. Con ejemplos muestra a Flora la brevedad de la hermosura
Básicamente, el soneto es un claro ejemplo de los tópicos barrocos de Vita brevis y carpe diem, haciendo una constante alusión a la volatilidad del viento e instando a los lectores a aprovechar su juventud mediante la representación a través de metáforas de una mujer que envejece y pierde su encanto.
El poema consta de dos partes, cuya estructura recuerda fielmente al soneto de Góngora analizado previamente “Mientras por competir tu cabello”:
La primera, va desde el comienzo del soneto hasta el final de la segunda estrofa y, al igual que la composición de Góngora, nos pone en situación de cuan bella es esta doncella, a la vez que da un mensaje que se puede interpretar como envidia hacia esta misma juventud que irradia, por lo que no sería muy descabellado decir que Quevedo escribía este poema ya en su vejez, o una etapa cercana a ella. Vemos la belleza de la joven representada mediante metáforas, como es típico en esta época: “oloroso rubí, tiro abreviado, también del año presunción hermosa…”, donde compara a esta joven, por bella con los objetos más bellos y preciados que se imaginen.
En la segunda parte, semejante a Quevedo, pero sin embargo, menos pesimista, apela a una ley natural de todos los humanos, una forma discreta de referirse a la vejez, tópico recurrente del barroco. Para desembocar en una clara oda a la vejez que también tiene una moral más que educativa, de advertencia, apelando al lector y explicando el Tempus Fugit, que viva su juventud como quiera, de un modo que cuando llegue a su vejez no se arrepienta.
Quevedo ha elegido el soneto como forma estrófica, en el que los tercetos se ajustan a su versión más clásica (ABBA, ABBA, CDE, CDE). Es una opción típica de Quevedo, al fin y al cabo recurrente de la tradición garcilasiana y petrarquista.

La/ mo/ce/dad/ del/ a/ño/, la am/bi/cio/sa 11 A
ver/güen/za/ del/ jar/dín, /el/ en/car/na/do 11 B
o/lo/ro/so/ ru/bí/, Ti/ro a/bre/via/do, 11 B
tam/bién/ del/ a/ño /pre/sun/ción/ her/mo/sa: 11 A

la os/ten/ta/ción/ lo/za/na/ de/ la/ ro/sa, 11 A
dei/dad/ del/ cam/po, es/tre/lla /del/ cer/ca/do, 11 B
el/ al/men/dro en/ su/ pro/pria/ flor/ ne/va/do, 11 B
que an/ti/ci/par/se a/ los/ ca/lo/res/ o/sa: 11 A

re/pren/sio/nes/ son/, ¡oh/ Flo/ra!/, mu/das 11 C
de/ la her/mo/su/ra y/ la/ so/ber/bia hu/ma/na, 11 D
que a/ las/ le/yes/ de/ flor/ es/tá /su/je/ta. 11 C

Tu e/dad /se/ pa/sa/rá/ mien/tras/ lo/ du/das, 11 D
de a/yer/ te ha/brás/ de a/rre/pen/tir/ ma/ña/na, 11 C
y /tar/de, y/ con/ do/lor/, se/rás/ dis/cre/ta. 11 D

4. Poderoso caballero es Don Dinero

Madre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Pues de puro enamorado
Anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
Hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Nace en las Indias honrado,
Donde el mundo le acompaña;
Viene a morir en España,
Y es en Génova enterrado.
Y pues quien le trae al lado
Es hermoso, aunque sea fiero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Son sus padres principales,
Y es de nobles descendiente,
Porque en las venas de Oriente
Todas las sangres son Reales.
Y pues es quien hace iguales
Al duque y al ganadero,
Poderoso caballero
Es don Dinero

¿A quién no le maravilla
Ver en su gloria, sin tasa,
Que es lo más ruin de su casa
Doña Blanca de Castilla?
Pues da al bajo silla
y al cobarde hace guerrero
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Es tanta su majestad,
Aunque son sus duelos hartos,
Que aun con estar hecho cuartos
No pierde su calidad.
Pero pues da autoridad
Al noble y al pordiosero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

Más valen en cualquier tierra
(Mirad si es harto sagaz)
Sus escudos en la paz
Que rodelas en la guerra.
Pues al natural destierra
Y hace propio al forastero,
Poderoso caballero
Es don Dinero.

El poema tiene como referente un refrán que, nos da a entender que cada octeto tiene el valor de glosa, respecto al estribillo, en este caso, refrán, con lo cual se va desarrollando el tema apuntado, así como se incorporan matices sobre lo que se puede conseguir con el dinero.
Comienza, como es típico de los autores de la época, contándole las penas a su confidente, en este caso a su propia madre, que entra en escena mediante un apóstrofe, con el que da comienzo a la letrilla. También apreciamos una personificación, en la que el autor atribuye al dinero la posición de un amante distante y ausente, para terminar la estrofa reafirmando el poder del dinero, mediante la cualidad atribuida a las monedas de hacer posible cualquier cosa.
La segunda estrofa, narra la historia del dinero, desde que es recogido en las Indias, y viene a España, donde será usado, para acabar muriendo en Génova, donde se situaban los banqueros que financiaban las iniciativas militares españolas.
En la siguiente estrofa, podemos apreciar claramente el conceptismo, con los nuevos significados introducidos por el autor, por ejemplo en “Porque en las venas de Oriente / Todas las sangres son Reales”. Donde la palabra real se refiere a la realice, y a su misma vez, a la moneda, por lo que podemos apreciar que continúa la exaltación del dinero, al compararlo con la realeza. También observamos una antítesis, donde nos da a entender que el dinero tiene el poder de igualar en términos de poder a cualquier hombre, diciendo “Y pues es quien hace iguales / Al duque y al ganadero”.
Ahora, utiliza una interrogación retórica, con la que insta a los lectores a reflexionar, sobre cómo el dinero puede corromper incluso al más humilde y honrado de los hombres, algo que incluso hoy en día podemos observar, lo que hace este tópico barroco, algo aplicable a la sociedad actual. También vemos como Quevedo no se olvida del conceptismo barroco, dejándose ver en la dilogía de “Blanca”, princesa de Castilla y moneda de bajo valor, cosa que contrasta con la constante exaltación del dinero, al nombrarla como “Lo más ruin de su casa”. Por último, encontramos algo también típico del barroco, una doble antítesis: “Da al bajo silla / hace al cobarde guerrero”, Donde bajo significa de baja condición, y la silla es el dinero, facilitando la alta condición de este. Por otro lado, habla de la codicia de los hombres, diciendo que haría al cobarde un luchador.
En la siguiente estrofa, identifica al dinero con “Majestad”, “Calidad” o “Autoridad”, algo prodigioso, imposible de conseguir: dar calidad “Al noble y al pordiosero”. Una antítesis con la que hace una gran crítica social más allá del dinero, donde dice que el noble no tiene autoridad por estar al frente de la sociedad y aprovecharse de la parte baja, y el pordiosero carece de ella por culpa del noble.
Para concluir esta letrilla, tenemos un última estrofa cargada de referencias y recursos, empezando con una personificación del dinero, llamándolo sagaz, cosa que no es el dinero, sino el que lo posee. Luego vemos un polisíndeton, para reforzar la exaltación del dinero. Seguida por una antítesis “Sus escudos en la paz”, llevando con esto el conceptismo hasta la conclusión de la composición, dando un doble significado a los escudos, como arma y como moneda y haciendo referencia al poder del dinero, esta vez dentro de la guerra. Concluye la letrilla con una referencia, a la falsedad de la sociedad, de como al pobre lo rechazarán allá donde vaya, y sin embargo el rico se sentirá en casa en cualquier lugar, al ser tratado con grandeza.
En cuanto a la estructura externa, podemos comentar que se trata de una letrilla, variante del villancico, cuya estructura es: abbaaccc. La rima es consonante y los versos octosílabos, excepto para los últimos versos de cada estrofa, que son pentasílabos. Los dos últimos versos forman un estribillo, que se repite al finalizar cada estrofa, y es en este donde se encierra el objeto temático de la composición.
En resumen: se trata de una letrilla que, como tal, busca un tono satírico con su ineludible crítica social. A modo de canción, el autor crea a un personaje, que podría ser una joven, para que esta se dirija a su madre y le muestre su pasión por un caballero que no es otro que el dinero. Entre los recursos que el autor utiliza para llevar adelante su propuesta, destacaríamos aquellos que presentan la oposición de elementos, como la antítesis o el oxímoron, junto a estas, también las dilogías y la personificación. El poema en su desarrollo mantiene una línea continua; es decir, no hay una parte de máxima tensión, sino que su evolución es uniforme, aunque destacada desde la primera estrofa.

 

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