Mención Especial Primer Ciclo de la ESO
18 febrero, 2014
Paulo Espinosa Rubio 2ºD
Atrocidades de la guerra
Me desperté en aquel laberinto de cuerpos sangrientos, enseguida recobré el conocimiento. Estaba en la guerra y había sido alcanzado por una bala que me dejó inconsciente. Conseguí levantarme y encontré un enemigo herido. No pensé en otra cosa que ayudarlo y llevarlo a la enfermería. Caminamos por un sendero en el que de vez en cuando era invadido por la niebla. Mi nuevo amigo se quejaba bastante y nos atraparon. Fuimos condenados cada uno por nuestros respectivos generales a una muerte lenta. Nos metieron en el mismo calabozo. A la mañana siguiente mi amigo amaneció fallecido. Me pegó un bajón que me hizo pensar en una salida. Distraería a los guardias con el cuerpo y aprovecharía para escapar. Así lo hice, tiré al cuerpo contra las rejas y los guardias abrieron la puerta. Era mi turno. Le metí un empujón a cada guardia y salí corriendo del cuartel general. Saltó la alarma y encontré un búnquer en el que esconderme. Un soldado entró y lo maté sigilosamente. Me puse su ropa y nadie sospechó. Estuve escondido hasta que acabó la guerra y entonces salí de mi escondrijo pero yo no sabía que me buscaban y me atraparon. Pasaron los días y llegó mi hora. Atado de manos y pies un soldado me apuntaba. Mi muerte fue instantánea. Tras ese sonido potente lo vi todo blanco y subí al cielo que es el lugar maravilloso donde he escrito este microrelato de mi muerte.