Autor: Gonzalo Durán

Día del Libro

Día del Libro

El lunes 23 de abril es el Día Internacional del Libro, y para celebrarlo os dejamos aquí un nuevo número de «El Caleta también lee», que lo disfrutéis. Gracias a todos los que han colaborado en el mismo, y especialmente a la profesora Concha Cartón que se ha encargado de la maquetación.
Día del Libro

Día del Libro

El lunes 23 de abril es el Día Internacional del Libro, y para celebrarlo os dejamos aquí un nuevo número de «El Caleta también lee», que lo disfrutéis. Gracias a todos los que han colaborado en el mismo, y especialmente a la profesora Concha Cartón que se ha encargado de la maquetación.
La biblioteca de Harry Potter

La biblioteca de Harry Potter

A principios de los años 90 J.K. Rowling se fue a vivir a Oporto, en el norte de Portugal, donde se casó, nació su primera hija y se ganaba la vida dando clases de inglés. Entonces, aunque ya tenía concebida la idea del personaje de Harry Potter, aún no había escrito ninguno de los libros de la serie, y quedaban todavía algunos años para que se convirtiera en la escritora de éxito que hoy todo el mundo conoce. 

En Oporto descubrió la librería Lillo Irmao, un lugar lleno de magia y que iba como anillo al dedo a ese mundo de fantasía que daba vueltas en su cabeza. Un edificio neogótico construído en 1906 en la Rua dos Carmelitas, en pleno centro de la ciudad, repleto de libros y estanterías de madera labrada desde el suelo hasta el techo, con la altura de dos plantas, tan altas que en el centro del establecimiento se colocó una fantástica escalera, también de madera, que sube hasta el segundo piso y se abre en dos brazos que comunican los dos lados de la librería como un puente. En el techo, una preciosa vidriera de colores filtra la luz natural y completa el efecto de hechizo que ejerce el lugar.

Viendo las fotografías, es fácil adivinar en qué pensaba la escritora cuando describía la biblioteca de Hogwarts, donde Harry y sus amigos aprendían magia, y tampoco resulta difícil comprender que haya servido de escenario para rodar algunas de las escenas de las películas de nuestro joven héroe.

La biblioteca de Harry Potter

La biblioteca de Harry Potter

A principios de los años 90 J.K. Rowling se fue a vivir a Oporto, en el norte de Portugal, donde se casó, nació su primera hija y se ganaba la vida dando clases de inglés. Entonces, aunque ya tenía concebida la idea del personaje de Harry Potter, aún no había escrito ninguno de los libros de la serie, y quedaban todavía algunos años para que se convirtiera en la escritora de éxito que hoy todo el mundo conoce. 

En Oporto descubrió la librería Lillo Irmao, un lugar lleno de magia y que iba como anillo al dedo a ese mundo de fantasía que daba vueltas en su cabeza. Un edificio neogótico construído en 1906 en la Rua dos Carmelitas, en pleno centro de la ciudad, repleto de libros y estanterías de madera labrada desde el suelo hasta el techo, con la altura de dos plantas, tan altas que en el centro del establecimiento se colocó una fantástica escalera, también de madera, que sube hasta el segundo piso y se abre en dos brazos que comunican los dos lados de la librería como un puente. En el techo, una preciosa vidriera de colores filtra la luz natural y completa el efecto de hechizo que ejerce el lugar.

Viendo las fotografías, es fácil adivinar en qué pensaba la escritora cuando describía la biblioteca de Hogwarts, donde Harry y sus amigos aprendían magia, y tampoco resulta difícil comprender que haya servido de escenario para rodar algunas de las escenas de las películas de nuestro joven héroe.

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el grupo de trabajo de la Biblioteca ha querido sumarse a la efemérides y al resto de actividades que tanto el DACE como el AMPA han organizado. Cristina Flores ha preparado un taller de lectura sobre la Mujer Trabajadora, dedicado a tres escritoras españolas actuales: Espido Freire, Lucía Etxebarría y Elvira Lindo
Estaba destinado a 3º de ESO. En él se ofreció, además de una breve semblanza biográfica de cada una de ellas como mujeres de su tiempo, trabajadoras, integradas en la sociedad actual y creativas, la lectura de pequeños relatos y artículos de los que son autoras.
Finalmente, los alumnos/as rellenaron unos DNI sobre alguna de las autoras y sobre dos mujeres que influyen en su vida.

Por su parte, Rosa María Davila, profesora de Matemáticas y miembro del grupo, nos manda este cuento titulado «La princesa del bosque», para que pensemos un poco en relación a esta celebración.

Había una vez una bella princesa. Había pasado su infancia sola, en una torre muy, muy alta, cercana al palacio donde vivía su padre, el rey, y su madre, la reina. Desde luego, tenía muchos criados, pero nunca jugaba con otros niños y niñas.
Un día, cuando la princesa estaba paseando por el bosque que rodeaba el palacio, vio a un joven príncipe, muy guapo, que iba montado a caballo. El príncipe no sabía montar muy bien, por cierto, y se cayó cerca de unos árboles. No podía levantarse del suelo. Entonces, la princesa, que era una perfecta amazona, le ayudó a levantarse y lo llevó al palacio de su padre, el rey, en el propio caballo del príncipe.
El príncipe, que era el heredero de un riquísimo país vecino, se sintió muy agradecido y la invitó a pasar algún tiempo en su corte. La princesa aceptó la invitación y fue al país del príncipe. La princesa tenía muchas ganas de viajar y conocer gente nueva. El príncipe se enamoró de la princesa y le pidió que se casase con él y se convirtiese en la futura reina de su país. Todo el mundo pensaba que la princesa aceptaría encantada. Pero la princesa pensaba que le sería muy difícil y muy triste pasarse la vida interesada únicamente en llevar ropas elegantes y parecer muy guapa. Se había dado cuenta de que su futuro esposo nunca hablaba de política con ella. Incluso los cortesanos más tontos pensaban que ella no era suficientemente inteligente para opinar sobres cuestiones sociales, económicas y políticas. La princesa observó también el tipo de vida de la madre y las hermanas del príncipe. Iban a fiestas, llevaban ropas muy bonitas y pasaban todo el tiempo sonriendo y dando la razón a su padre y sus esposos, sin pensar ni decidir nada por sí mismas.
No, la princesa no podría ser feliz en ese tipo de sociedad. No podría enamorarse de un hombre que no la consideraba un ser humano. El príncipe era fuerte y guapo, sí, pero tenía una mente pequeña, no tenía una conversación interesante, y era demasiado orgulloso para ser un auténtico compañero para ella. Entonces, la princesa decidió volver a su casa, a su país. Pero no volvió al palacio de su padre, el rey. Fue a un pueblo en el bosque y comenzó a trabajar con las familias de granjeros, ayudándoles a vender sus productos a otras ciudades y países. Unos años más tarde fue elegida alcaldesa de ese pueblo, lo que la hizo muy feliz, porque realmente le gustaba trabajar en el gobierno local. Y se enamoró, sí, la princesa se enamoró, pero no de un príncipe, sino de un granjero simpático e inteligente, que era capaz de compartir todo con ella, no sólo el trabajo y la política, sino también el cuidado de la casa y de los hijos. No era un príncipe, no, pero era un hombre honesto, sincero, simpático, un auténtico compañero, amigo y amante.
8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora

8 de marzo, Día Internacional de la Mujer Trabajadora

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, el grupo de trabajo de la Biblioteca ha querido sumarse a la efemérides y al resto de actividades que tanto el DACE como el AMPA han organizado. Cristina Flores ha preparado un taller de lectura sobre la Mujer Trabajadora, dedicado a tres escritoras españolas actuales: Espido Freire, Lucía Etxebarría y Elvira Lindo
Estaba destinado a 3º de ESO. En él se ofreció, además de una breve semblanza biográfica de cada una de ellas como mujeres de su tiempo, trabajadoras, integradas en la sociedad actual y creativas, la lectura de pequeños relatos y artículos de los que son autoras.
Finalmente, los alumnos/as rellenaron unos DNI sobre alguna de las autoras y sobre dos mujeres que influyen en su vida.

Por su parte, Rosa María Davila, profesora de Matemáticas y miembro del grupo, nos manda este cuento titulado «La princesa del bosque», para que pensemos un poco en relación a esta celebración.

Había una vez una bella princesa. Había pasado su infancia sola, en una torre muy, muy alta, cercana al palacio donde vivía su padre, el rey, y su madre, la reina. Desde luego, tenía muchos criados, pero nunca jugaba con otros niños y niñas.
Un día, cuando la princesa estaba paseando por el bosque que rodeaba el palacio, vio a un joven príncipe, muy guapo, que iba montado a caballo. El príncipe no sabía montar muy bien, por cierto, y se cayó cerca de unos árboles. No podía levantarse del suelo. Entonces, la princesa, que era una perfecta amazona, le ayudó a levantarse y lo llevó al palacio de su padre, el rey, en el propio caballo del príncipe.
El príncipe, que era el heredero de un riquísimo país vecino, se sintió muy agradecido y la invitó a pasar algún tiempo en su corte. La princesa aceptó la invitación y fue al país del príncipe. La princesa tenía muchas ganas de viajar y conocer gente nueva. El príncipe se enamoró de la princesa y le pidió que se casase con él y se convirtiese en la futura reina de su país. Todo el mundo pensaba que la princesa aceptaría encantada. Pero la princesa pensaba que le sería muy difícil y muy triste pasarse la vida interesada únicamente en llevar ropas elegantes y parecer muy guapa. Se había dado cuenta de que su futuro esposo nunca hablaba de política con ella. Incluso los cortesanos más tontos pensaban que ella no era suficientemente inteligente para opinar sobres cuestiones sociales, económicas y políticas. La princesa observó también el tipo de vida de la madre y las hermanas del príncipe. Iban a fiestas, llevaban ropas muy bonitas y pasaban todo el tiempo sonriendo y dando la razón a su padre y sus esposos, sin pensar ni decidir nada por sí mismas.
No, la princesa no podría ser feliz en ese tipo de sociedad. No podría enamorarse de un hombre que no la consideraba un ser humano. El príncipe era fuerte y guapo, sí, pero tenía una mente pequeña, no tenía una conversación interesante, y era demasiado orgulloso para ser un auténtico compañero para ella. Entonces, la princesa decidió volver a su casa, a su país. Pero no volvió al palacio de su padre, el rey. Fue a un pueblo en el bosque y comenzó a trabajar con las familias de granjeros, ayudándoles a vender sus productos a otras ciudades y países. Unos años más tarde fue elegida alcaldesa de ese pueblo, lo que la hizo muy feliz, porque realmente le gustaba trabajar en el gobierno local. Y se enamoró, sí, la princesa se enamoró, pero no de un príncipe, sino de un granjero simpático e inteligente, que era capaz de compartir todo con ella, no sólo el trabajo y la política, sino también el cuidado de la casa y de los hijos. No era un príncipe, no, pero era un hombre honesto, sincero, simpático, un auténtico compañero, amigo y amante.
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