LA LECTURA EN TDL

El trastorno específico del aprendizaje de la lectura (dislexia) y el trastorno del desarrollo del lenguaje (TDL) mantienen una fuerte asociación y, en muchos aspectos, comparten componentes afectados. Así, la conciencia fonológica, el vocabulario, la conciencia morfológica, la habilidad sintáctica… que son importantes en el desarrollo de la habilidad lectora, se ven afectados con frecuencia en personas con TDL. 

A este respecto, Juan Cruz (2023) ha publicado un artículo muy recientemente en el que sintetiza la investigación sobre lectura en hispanohablantes con TDL, llegando a la conclusión de que este alumnado muestra un nivel de lectura significativamente inferior al de compañeros de su edad y curso con desarrollo típico del lenguaje (en precisión, fluidez y comprensión) sin que parezca que estas diferencias puedan explicarse por la edad, los criterios de selección de la muestra o el tipo de prueba utilizado. Para este bajo nivel, parece recomendable adoptar medidas preventivas, de detección temprana y de intervención. 

Así pues, ante problemas de aprendizaje de la lectura, será conveniente realizar una anamnesis del desarrollo del lenguaje para explorar la posibilidad de que las dificultades sean debidas a un TDL no detectado con anterioridad.

Tenéis más información directamente en el artículo:

  • Juan C. Ripoll Salceda, La lectura en alumnado hispanohablante con trastorno del desarrollo del lenguaje. Una revisión. Revista de Logopedia, Foniatría y Audiología, 2023,ISSN 0214-4603, https://doi.org/10.1016/j.rlfa.2022.04.004.

Hasta el 11 de abril de 2023 se puede realizar la descarga de forma gratuita a través del siguiente enlace: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0214460322000705?dgcid=author

DIFERENCIACIÓN DISLEXIA-TDL

El hecho de que tanto la dislexia como el trastorno del desarrollo del lenguaje compartan en ocasiones manifestaciones (necesidades lingüísticas fonológicas pero también vocabulario reducido, limitaciones en el uso de las estructuras gramaticales,…) nos dificulta enormemente la tarea de diferenciar cuándo las dificultades que observamos en el centro escolar son debidas a uno o a otro trastorno. Tener una base teórica bien definida y las características asociadas a cada uno bien diferenciadas nos ayudará a concretar a qué son debidas dichas dificultades y a planificar, por tanto, la intervención de la manera lo más ajustada posible. 

Con esa finalidad hemos elaborado la siguiente infografía, basada en el artículo que Adlof y Hogan publican en 2018 y del que os dejamos la referencia: