JUGAMOS CON LA ARENA. 4 AÑOS A

Pocos placeres son mayores para un niño que el rebozarse en la arena. La arena ejerce un poder atracción sobre ellos difícil de explicar, y verlos jugar en ella es un auténtico placer.

Ya sea en los parques, en cajones de arena, en la playa o… en nuestro cole, la arena, además del deleite que pueda proporcionarles, ofrece múltiples beneficios para su aprendizaje, especialmente durante los primeros años. Es cierto que hay que tener cuidado con que el niño no coma arena, no le entre en los ojos o… hagan un uso indebido. En el cole tratamos de enseñarles a jugar además de procurar lavarnos bien las manos tras jugar con la arena

En la arena contamos con todos estos beneficios

1- Físico: Andar, correr, escarbar, saltar, levantarse y sentarse, cargar con el cubo lleno de arena… son ejercicios físicos que activan su sistema muscular y óseo, además podrán adquirir una mayor habilidad motora, ya que el entorno es diferente al que normalmente se suelen mover. También desarrolla la motricidad fina al usar las palas o los rastrillos y manejar la arena con los dedos.

2- Cognitivo: Jugando no se dan cuenta de que van adquiriendo pequeños conceptos nuevos como el de lleno, vacío, los diferentes pesos o la relación de causa y efecto. Los distintos moldes les hacen apreciar los volúmenes y las formas.

3- Creativo: El juego simbólico en el que una montaña de arena se convierte en un precioso castillo, o un agujero en una plaza de garaje, desarrolla la imaginación y la creatividad. La arena puede convertirse en todo lo que uno quiera.

4- Sensitivo: La arena nos hace desarrollar uno de los principales sentidos, el del tacto.  Solo con sentirla y dejarla escurrir entre los dedos, el niño experimenta sensaciones nuevas, la puede apretar o lanzar al aire y manejarla a su antojo.

5- Conexión con el entorno: Jugar al aire libre y mezclarse con otros niños aporta grandes beneficios. Se socializa, desarrolla el juego en equipo, interactúa, aprende nuevas palabras, siente la conexión con la naturaleza, visualiza un nuevo entorno y aprenden a limpiarse después del juego.

   

Así que, papá, mamá, aunque le veas llegar a casa con arena en  la cabeza, los zapatos, por dentro de la ropa,… no te enfades, haz diez respiraciones profundas y piensa en las utilidades que le puedes sacar a esta experiencia.

Gracia García

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