EL CONSENTIMIENTO SEXUAL: CONSIENTO

 

En España, para cualquier tipo de práctica sexual ( besar, tocar…..), la edad de consentimiento es de 16 años. Antes de esa edad cualquier práctica sexual se considera agresión, con lo cual no se podría hablar de si existe o no consentimiento.

Hasta hace poco, la edad de consentimiento sexual en nuestro país estaba en los 13 años. Así, un menor con 13 años podía tener una relación sexual consentida con una persona mayor sin que fuese delito. Que un menor de esa edad pudiera estar, sin problemas legales, con una persona de, por ejemplo 50 años, encubría una gran cantidad de abusos.

La única excepción que se contempla a esta regla es cuando la relación se produce entre dos personas de edad y madurez similar. Por ejemplo, una persona adolescente de 14 y otra de 15 pueden mantener relaciones sexuales sin incurrir en delito o ilegalidad, eso sí, siempre que haya consentimiento.

El consentimiento sexual se define como “el acuerdo que se establece entre las personas que se disponen a mantener cualquier tipo de relación sexual.” Si no hay acuerdo y se produce la  relación, esta es considerada una agresión.

El consentimiento debe ser claro y no admitir ningún tipo de duda. Al proponer una práctica sexual se deben preguntar cosas como, “¿te parece bien?”, “¿te gusta?”, “¿quieres?”… y la respuesta debe ser siempre “sí”, “claro”, “de acuerdo”…. Además, el que propone debe tener en cuenta el lenguaje corporal y el tono de voz de su posible pareja sexual. Si esto es así, existe consentimiento.

No existe consentimiento cuando no se acepta un “No», cuando se piensa que un coqueteo, o un beso, o la ropa que se lleva, implican un “Sí» para cualquier tipo de práctica sexual. Tampoco existe consentimiento cuando se le pide a un menor de 16 años, a una persona drogada o borracha; cuando se piensa que si se dio el consentimiento en el pasado, se tiene para siempre, cuando se intimida o fuerza para conseguir un “sí,” cuando a un “sí” le sigue incomodidad e inseguridad….

Por todo lo dicho, podemos destacar una serie de características que debe tener el consentimiento sexual:

En primer lugar, ha de darse libremente, sin manipulación y en perfectas condiciones psíquicas. No valdría si se da bajo los efectos del alcohol o las drogas.

Debe darse porque se desea, no porque lo quiera o desee el otro.

Además, se da para algo específico, por ejemplo, un beso, no supone un “sí» para otras prácticas. Si se desea realizar otra práctica, se debe volver a preguntar.

Se entiende que se da cuando se dispone de toda la información. Por ejemplo, si alguien dice que usará condón y luego no lo hace, el consentimiento dado sin esa información no es válido.

Por último, después de dar el consentimiento, se puede cambiar de parecer en cualquier momento o situación.

Cualquier persona puede ser víctima de una agresión sexual, pero hay grupos humanos más propensos a sufrirla, entre ellos se encuentra el colectivo LGTBI, pero, sin duda, el grupo que padece mayoritariamente este tipo de situaciones es el de las mujeres.

En una agresión no siempre se utiliza un arma, ni violencia física. Tampoco tiene porqué haber gritos. La violencia sexual se presenta de múltiples formas y es bastante común que una mujer se quede completamente paralizada ante una agresión, ya sea por miedo o por vergüenza. No decir no, no es decir sí.

Si a una mujer no se le ha preguntado o no ha dicho “sí» y aún así se la agrede, no tiene que justificar que hubo o no resistencia o que hubo o no violencia. 

Por todo lo dicho, no presiones a tu pareja, haz que se sienta cómoda, que tenga claro que puede parar cuando quiera o practicar algo diferente. Y si te han dicho NO, no presiones.

 

Fuente: Planned Parenthood

 

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