Pequeño tutorial para usar la herramienta Evernote en el móvil para guardar y clasificar cualquier artículo o noticia que nos interese.

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Nunca te quedes solo

 

Recuerdo mi primera sustitución, en un instituto del Campo de Gibraltar, hace 12 años. Tras quedarme sin la plaza tras la fase de concurso de las oposiciones sentía que esta llamada para sustituir era un gran paso, y para una sustitución de como mínimo dos meses, la cosa pintaba muy bien.

 

Nada más llegar me recibe el director, le comento que es mi primera vez, y que siempre debe de haber una primera vez para todo, así que intentaré paliar mi inexperiencia con muchas ganas de trabajo, pues lo mío es muy vocacional, llevo diciendo que quiero ser profesor desde que estaba en el colegio. El director me advierte que el centro es de difícil desempeño, así que en todo momento tenga mucha paciencia y que sepa que voy a estar acompañado en todo el proceso.

 

Mi primera clase va a ser con un grupo de 2º ESO, justo después del recreo, y ya me han dicho varios compañeros que tranquilo, que mucha paciencia y tranquilidad, que no entre en provocaciones. Espero en la clase unos minutos antes de que toque el timbre y van llegando poco a poco los habitantes de la clase: “¿Tú que eres nuevo?”, “¿Tú serás buena gente?, ¿no?”, “se la van a dar por tós laos”. Y este último, poco se equivocó, por lo menos en esta primera clase. Los alumnos y alumnas iban entrando y haciendo lo que querían, si se querían sentar se sentaban, si no, no; si querían mirar por la ventana y pegar gritos, los pegaban; si se querían poner en un grupito hablando se ponían, ignorando completamente mi presencia en el aula. En esto uno va a abandonar la clase, le pregunto dónde va y me responde: “a mear”. Ha sido la gota que ha colmado el vaso, mi primera sensación de asombro con preguntas como: “¿pero esto qué es?”, “¿pero que ha pasado en estos años?” se torna a un pensamiento de que debo ejercer autoridad y digo: “tú no sales de la clase hasta que yo no te de permiso”, a lo que el alumno contesta: “pues entonces meo aquí” y se planta frente a la pared. Al principio creo que es una provocación, pero no, no es una provocación. Inmediatamente tras un grito mío, entre asombro y terror, en el que le digo que pare y que vaya al servicio, observo la “obra” y me pregunto: “pero ¿cómo me puede pasar a mí?, si lo mío es más que vocacional, si yo me voy a ganar a los alumnos con empatía y ganas de trabajar y de innovar, si yo iba a ser el profe perfecto, si yo iba a ser una versión evolucionada de todos aquellos profesores y profesoras que crearon un efecto en mí, en mi época del instituto, ¿cómo me puede pasar a mí?”.

 

Como pude sobreviví a la situación, en cuanto volvió el alumno, limpió el desaguisado y después venía lo más duro: sabía que necesitaba ayuda, consejo, era completamente novato y no estaba entrenado para situaciones de ese tipo. Pero sentía que pedir ayuda era vergonzoso para mí, era admitir que yo era uno de esos profesores que en mi época como estudiante había calificado como: “no valían”. Y además contar la experiencia que me había pasado, revivirla, algo que seguro que no le había pasado a nadie en la vida.

 

Tras una segunda clase con el mismo grupo, en la que, pese a que no hubo altercados graves, noté que yo aun estaba muy verde, decidí pedir ayuda. Hablé con el tutor del grupo y le conté la situación y le pedí ayuda. Se mostró más cercano imposible, me dijo que había resuelto bien el altercado mandándolo limpiar y que no me preocupara, que íbamos a tejer un plan y veríamos como las cosas iban a ir mucho mejor. Y así fue, siempre fue un grupo difícil, pero pude establecer con ellos una serie de normas que redactamos entre todo el equipo educativo con sus recompensas y sus sanciones, hubo mucho consenso en el equipo a la hora de trabajar con el grupo y finalmente tras seis meses en ese centro, me fui con la sensación de que había pasado una prueba muy dura y que había aprendido enormemente.

 

Doce años más tarde, cosas como esta no me pasan. Pero nunca dejo de pensar que cada año es diferente al anterior y que los problemas siempre vienen y uno nunca está liberado de que alguna situación farragosa pueda volver a suceder, para mi o para cualquiera de mis compañeros y compañeras del centro. Y si esto ocurre se que la solución es apoyarse en el equipo y hacer que más de una cabeza piense, que seguro que surgirán muchas más ideas que si me quedo solo.

 

Como docente y para ti docente, te lo recomiendo encarecidamente: nunca te quedes solo.

 

Flipped Classroom: Crear videotutoriales en 5 minutos

Para trabajar en la clase invertida podemos hacer videotutoriales con nuestra tablet de una manera muy sencilla, que no nos llevará más de 5 minutos. En este vídeo usolas aplicaciones DU Recorder y Squid, para explicar como se puede hacer un sencillo videotutorial que compartir con los alumnos.

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3 ideas para hacer aprender a la generación impaciente

Tuve mi primer móvil, que no smartphone, en mi 21 cumpleaños. Marca Motorola, con una funda de plástico y que se enganchaba en el cinturón o se guardaba en la mochila, ya que era imposible de guardar semejante ladrillo en el bolsillo. La máxima diversión con él era enviar sms o escuchar los tonos de llamada, no incluía ni el juego de la serpiente. Cuando entraba en un autobús le quitaba el sonido, ya que me avergonzaba que sonara en público y si entraba en la biblioteca de la facultad o en el cine lo apagaba, ya que lo que fuera podría esperar. Cuando salía de marcha el fin de semana, de hecho, ni lo llevaba.

En esa época era universitario y tenía muy claro que quería ser profesor, lo que no tenía tan claro era como iba a evolucionar ese aparatito y como iba a influir en las generaciones  a las cuales yo iba a impartir clase.

Como he dicho anteriormente en algunos momentos determinados cualquier cosa podía esperar, y el problema hoy en día es que las cosas no pueden esperar. Los jóvenes de hoy en día viven en un continuo escaparate adornado por filtros de Instagram y en continua competición de «me gusta» o «compartir»,  así como una necesidad de constante retroalimentación por medio de los comentarios. Y en el momento que un nuevo item se expone en su escaparate, hay una necesidad creciente de ir comprobando cual es su efecto en la comunidad que le rodea. Y yo también peco de eso, pese a que no poseo ni Instagram, ni Facebook pero cuando publico un vídeo tutorial en Youtube compruebo las veces que se ha visto, y de vez en cuando también las visitas a mis entradas del blog. Es decir, se ha convertido en algo común, nos guste o no nos guste.

Es casi imposible que un adolescente mantenga un estado de concentración en su rutina diaria de estudio mientras la pantalla de su móvil se va iluminando o si lo que tiene en la cabeza en ese momento es cuantos «me gusta» tendrá la última foto que ha subido a la red o si cierta persona ha visto ya su mensaje de Whatsapp y el doble check está azul. Por lo que pasamos a una necesidad de educar a los jóvenes en cómo controlar su necesidad de recibir información constantemente. Para ello propongo tres ideas:

1) El móvil se puede quedar en casa. Muchos padres y madres difieren en este sentido porque consideran que puede darse una situación en la que se tengan que poner en contacto con sus hijos e hijas mientras están en clase. Otros medios son posibles, como llamar al teléfono del centro. De este modo un adolescente se está mostrando a si mismo que puede pasar más de seis horas sin tener que visualizar como va su escaparate.

2) Proponer a los jóvenes que hagan una excursión sin móviles. El docente puede echar algunas fotos de recuerdo en momentos puntuales de la excursión para que tengan el recuerdo y compartirlas con la clase días después, de este modo puede aprender que los eventos en sus vidas ocurren estén o no retratados en Instagram.

3) Vamos a usar una app para trabajar en casa. El alumnado podrá hacer un mapa mental, crear una infografía, crear una ruta en un mapa, elaborar un plan de trabajo, crear un vídeo etc… y presentar su proyecto en el aula. Habrán dado un uso productivo al móvil, en un momento puntual, dándose cuenta de que es una herramienta más con la que pueden trabajar.

Son solo tres ideas de un sinfín de posibles. Podemos empezar a trabajar.

 

Tablets para docentes y uso de la app OneNote

Presento en este vídeo un pequeño repaso sobre algunas tablets con stylus que pueden resultar interesantes para docentes. Sobre todo en un momento inicial en la que se plantee empezar a usar una tablet para el trabajo pero no sepa muy bien cual es el uso que le va a dar. Para ello uso la aplicación OneNote para mostrar como se pueden tomar notas con la tablet en una aplicación que simula un cuaderno e importarlas con PDF.
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¿Demasiada tecnología? Un consejo para orientarla en la educación

Ayer tuve la oportunidad de hablar con un chico que comenzaría 3º de ESO el próximo septiembre y con su madre. Me comentaban que su centro no contaba con libros de texto sino con tablets, lo cual provocó mi interés, ya que me interesaba su opinión sobre este avance. Y todo lo que siguió fue un aluvión de críticas, desde que el centro no dispone de una conexión suficiente a Internet, que la sensación de aprovechamiento es escasa, que ni profesorado ni alumnado saben sacar partido a las herramientas y como colofón, la información que me dio la madre diciéndome que un grupo de padres se estaban movilizando pidiendo que volvieran los libros de texto.

La  inclusión de las nuevas tecnologías en la educación es uno de los retos a conseguir, como puede ser el bilingüismo, la educación emocional y en general todo aquello que provoque que el alumnado esté más y mejor  preparado y obtenga el mayor aprovechamiento del aprendizaje. Pero, ¿y si con la mejor de las intenciones caemos en un círculo en el que el alumnado se pierde?. Soy completo defensor de las nuevas tecnologías en la educación y elaboro tutoriales sobre aplicaciones que se pueden utilizar, por lo que me gustaría compartir una pequeña pauta para comenzar y para ello he realizado el siguiente vídeo con la app Explain Everything:

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Soy docente y uso un Chromebook para mi trabajo

Como docente me encanta incluir las nuevas tecnologías en el aula. Me encanta investigar y encontrar aplicaciones, recursos, herramientas que pueden dinamizar el aula. Para ello, considero que es imprescindible disponer de un buen equipo y aunque en general esto va parejo a una considerable inversión económica, hay algunos casos en los que no es necesario. Y este es el caso que voy a considerar ahora, a partir de la experiencia de haber adquirido un Chromebook.

¿Qué es un Chromebook? pues la palabra puede resultar rara. Pues es un portátil,generalmente pequeñito con un sistema operativo desarrollado por Google llamado Chrome OS.

Ventajas de este sistema operativo: Se arranca enseguida, se actualiza con regularidad y de una forma muy rápida (nada que ver con las tediosas actualizaciones de Windows 10). Trabaja a raíz del navegador Chrome y todo lo que se hace se guarda en Google Drive, por lo que nos olvidamos de perder cualquier documento.

¿Y las desventajas?. Pues muchos de los programas que estamos acostumbrados a usar en Windows o Linux como Word o el paquete Libreoffice no están disponibles como tal, así que tenemos que  adaptarnos a trabajar con sus propias herramientas. Necesitamos de una conexión a Internet para usar sus programas, aunque podemos configurar Drive para usar los archivos existentes  o crear nuevos en el modo sin conexión, de modo que se nos sincronizará todo en cuanto nos volvamos a conectar.

¿Porqué lo he elegido en mi trabajo como docente?:

1) Su tamaño es ideal para llevarlo siempre encima. Estéticamente es bastante bonito y generalmente son bastante resistentes. Su batería dura más de doce horas y se carga en unas dos.

Su teclado es bastante cómodo, en mi caso particular la pantalla es táctil, lo que le da un plus a su manejo. Por unos 15 euros se le puede acompañar de un lápiz capacitivo con el que escribir sobre la pantalla.

En mi caso elegí el pack de 2 de la marca «The Friendly Swede» con un precio de 19.99 € en Amazon, funcionan perfectamente aunque debemos acostumbrarnos a no poner la mano sobre la pantalla.

 El precio de un Chromebook ronda entre los 175 € y los 400 €. Y asegura un muy buen rendimiento. Mi modelo es un ASUS Flip C100PA. No se vende en España, lo adquirí en Inglaterra a través de eBay por menos de 300 €. El problema es que el teclado es inglés, aunque se puede configurar en español, teniendo en cuenta que algunos caracteres como la letra ñ, la obtendremos pulsando sobre otra tecla, ya que no aparece en el teclado.

2) Su funcionalidad es asombrosa, y es cómodo y rápido ponerte a trabajar en él, al minuto de haberlo encendido ya estás en pleno trabajo. Su interfaz facilita ese trabajo, puedo colocar en la barra de la pantalla principal las apps que más uso, y además posee un cajón de aplicaciones muy similar a un teléfono móvil o tablet, por lo que facilita sincronizar el trabajo entre estos dispositivos.

  3) Puedo descargarme cualquier app de Play Store, por lo que puedo trabajar con las mismas apps tal y como lo haría en un móvil o tablet. Si quiero que mi alumnado trabaje con una app en una tablet me es muy útil mostrar con mi Chromebook el funcionamiento de la misma o crear cómodamente un tutorial. Además de consultar cualquier aplicación sin necesidad de usar el móvil.

4) Hago un trabajo muy cómodo sincronizado con Google Drive y el acceso a las carpetas y archivos allí guardados es muy ligero. Cumple a la perfección el concepto de herramienta para trabajar, la navegación por Internet es también muy rápida.

 

5) Su menú de Opciones es muy sencillo, con lo que de manera autodidacta se puede configurar sin ningún problema de la manera que más nos interese. Si además nos hacemos con un Chromecast por 29,99 € podemos proyectar en cualquier pizarra digital el contenido de la pantalla. Esto me es muy útil, ya que enchufando el Chromecast al proyector o a una pantalla proyecto la pantalla de mi Chromebook, que al ser táctil me permite mostrar muy cómodamente cualquier documento de mi ordenador al alumnado.

Conclusión:

Como he dicho al principio me gusta trabajar con herramientas que me permitan utilizar un gran despliegue de recursos. Por un precio de alrededor de 300 € me he hecho con un Chromebook y un Chromecast que cumplen muy notablemente mis expectativas. Por lo que recomiendo darles una oportunidad.

Google Family Link: Para el niño o niña que empieza a usar el móvil


No se puede negar que los dispositivos móviles se han convertido en una parte muy activa de la vida de cada uno hoy en día. Y esto significa que cada vez se quiere disponer de uno a una edad más temprana, de hecho en muchos casos se ha convertido en el regalo estrella cuando acaba primaria, o incluso cuando celebra, si es el caso, su primera comunión.

La pregunta es: ¿está capacitada una persona a tan corta edad para hacer un uso responsable del dispositivo?. En la mayoría de casos no, pero lleva ya cierto tiempo utilizándolos y piensa con toda certeza que si. Es muy común ver como niños y niñas que pronuncian muy pocas palabras aún, se entretienen con las tablets que sus padres le han comprado y mientras ven vídeos de Youtube permanecen tranquilos y apaciguados. Más tarde pasarán a usar el móvil de sus progenitores, al cual muchas veces le dan más uso que los mismos, y le sacan más rendimiento: «no se usarlo, ya le digo al niño/a que me lo explique». Bajo este contexto, raro es el caso en el que esa joven persona de menos de doce años no se considera completamente capacitada y en pleno derecho de tener un dispositivo móvil. Y es aquí donde vamos a comenzar.

Padres y madres no pueden obviar sus responsabilidades a la hora de conducir correctamente a sus hijos e hijas en el uso de los dispositivos móviles. Prepararse en este campo es una obligación. Y para dotar de cierta comodidad a esos primeros pasos la aplicación Google Family Link puede resultar muy útil. Vamos a ello:

Podemos encontrar la aplicación en el Play Store. Nada más descargarla, la primera pantalla nos da una descripción precisa:

Se deben seguir tres pasos:
Es bastante fácil de seguir cada paso, una vez se ha configurado se puede realizar un seguimiento muy directo del uso del móvil. Padres y madres pueden realizar un seguimiento de las aplicaciones que usan sus hijos e hijas, el tiempo de uso del móvil, así como limitar el tiempo de conexión. También se pueden recibir informes sobre el uso que se hace del móvil. Desde la aplicación se puede establecer una hora para dormir en la que no será posible conectarse a la red, o dejar el móvil bloqueado.

No se trata de una aplicación que deje todo el trabajo hecho, pues instruir a jóvenes en un uso correcto del móvil no se puede limitar simplemente a una app y despreocuparse, pero si es verdad que puede constituir un firme primer paso.

Apps para docentes: Wordcloud

Se trata de la aplicación mediante la cual profesores y profesoras pueden crear nubes de palabras, muy útil para aprender vocabulario o para dar al alumnado conceptos sobre los que se quiera trabajar. También útil para dar pistas en escape rooms.

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