Blas Infante: padre de la identidad andaluza.
Blas Infante Pérez nace en 1885 en Casares (Málaga), donde pasa sus primeros años hasta 1895, cuando ingresa como alumno interno en el colegio de los Escolapios de Archidona (Málaga). Vive su infancia en el contexto de una Andalucía campesina, que atraviesa un momento de crisis, fuerte analfabetismo, paro y emigración, que trascienden en su posterior acción política.
“Yo tengo clavada en mi conciencia, desde mi infancia, la visión sombría del jornalero. Yo le he visto pasear su hambre por las calles del pueblo, confundiendo su agonía con la agonía triste de las tardes invernales…”. Blas Infante, ‘Ideal Andaluz’ (1915)
Después de cinco años en los Escolapios regresa a Casares. Trabaja durante un tiempo como escribiente en el Juzgado Municipal, pero en 1904 se traslada a Granada a estudiar Derecho, licenciándose año y medio más tarde. Regresa entonces a su pueblo natal, donde prepara las oposiciones de notario que aprueba en 1909, lo que le abre la puerta de la notaría de Cantillana (Sevilla). Al establecer su residencia entre este pueblo y Sevilla, entra en contacto con el mundo político e intelectual del Ateneo sevillano, donde se impregna de la preocupación por las reformas políticas, la problemática social y las cuestiones andaluzas.
De esta etapa son sus primeros escritos. El más importante, ‘Ideal Andaluz’, que presenta en el Ateneo sevillano en 1914 y publicaría un año más tarde. En 1916 funda el primer Centro Andaluz en Sevilla con el propósito de crear un órgano de expresión de la realidad cultural y social de Andalucía. Comienza de este modo a dar forma a la lucha por la Autonomía. En este sentido, promueve además la celebración de la Asamblea de Ronda de 1918, donde se asume la Constitución Federal de Antequera de 1883 que pretendía la integración en un Estado conformado por varias entidades territoriales. En esta misma Asamblea se aprueban la bandera blanca y verde y el escudo de Hércules triunfador como símbolos de la Autonomía de Andalucía. En 1919 redacta el Manifiesto de Córdoba, en el que reivindica a Andalucía como nación. En ese mismo año se casa con Angustia García Parias, que será madre de sus cuatro hijos.
Con la llegada de la Dictadura de Primo de Rivera en 1923 se suprimen los Centros Andaluces y Blas Infante se traslada a Isla Cristina como notario. Vive allí una etapa de “exilio interior” dedicado al estudio y a la familia, mientras observa cómo se desvanecen los logros conseguidos hasta el momento en la lucha por la Autonomía, entre ellos la clausura de los Centros Andaluces.
Durante este periodo viaja por Marruecos en busca de la tumba de Al–Motamid (último rey de Sevilla) e investiga los orígenes del flamenco. Esta etapa se prolonga hasta 1931, cuando se proclama la Segunda República y Blas Infante regresa a Sevilla como notario de Coria del Río. Allí levanta Dar–al–farah (la Casa de la Alegría), donde pasará los últimos años de su vida. Desde esta residencia retoma su labor pro–Estatuto y vuelve al terreno de la política formando parte, sin éxito, de algunas candidaturas andalucistas y redactando un proyecto de Reforma Agraria que se paraliza en las Cortes.
En un clima convulso a nivel político y social se prepara el referéndum para aprobar el ansiado Estatuto de Autonomía de Andalucía, pero el estallido de la Guerra Civil en 1936 frena en seco todas las aspiraciones autonomistas, cobrándose en Blas Infante a una de sus primeras víctimas.
El 2 de agosto de ese mismo año es detenido y el día 11 es fusilado en la carretera de Sevilla a Carmona. Cuatro años después se dicta una condena a muerte en su contra “por haberse significado como propagandista para la constitución de un partido andalucista o regionalista andaluz”.
Si quieres saber más sobre la vida y obra de Blas Infante, puedes hacerlo en la web del Museo de la Autonomía Andaluza.