
El ajedrez favorece la agilidad mental, el esfuerzo intelectual y la capacidad de concentración, con lo que nos ayuda en el desarrollo de la personalidad. Además, es socializador e integrador. Si te pasas un recreo por el aula T10 podrás comprobarlo.
Siete motivos para jugar al ajedrez*
- Estimula la creatividad: para intentar ganar una partida hay que colocar las piezas de una manera, teniendo en cuenta todo un contexto. El jugador crea en su mente la posición, y la ha de llevar al tablero. Dependiendo de los movimientos del contrario, deberá adaptar su idea a las circunstancias, forzando a reconsiderar una y otra vez la idea inicial para llevarla a la realidad.
- Favorece la capacidad de decisión y el espíritu crítico: Desde el primer momento de la partida el jugador se ve obligado a decidir. Cada decisión tiene efectos inmediatos en la partida y consecuencias que asumir.
- Desarrolla la ética: para jugar una partida es necesario observar las normas y respetarlas, y su mera infracción ya de por sí produce rechazo en los jugadores
- Estimula la capacidad matemática: en cada partida debemos calcular las variantes que se producen tras un hipotético movimiento; las piezas tienen un determinado valor; nos enfrentamos a conceptos matemáticos, puesto que los movimientos de las piezas obedecen a patrones geométricos; los planes consisten en el cálculo de una sucesión de movimientos…
- Estimula la memoria y la capacidad de atención: el ajedrecista ha de recordar posiciones ya aprendidas y aplicar el modelo ya conocido en un tiempo pasado al momento actual. Hay que esforzarse por estar atento durante todo el juego, ya que cualquier descuido le puede suponer la pérdida la partida.
*Tomado de https://www.lacasadelajedrez.com/colegios/por-que-ajedrez/