Nos hemos adaptado bastante bien

Los preparativos para el viaje fueron un poco una locura. Hasta el último momento no se pudo contactar con el tutor de las prácticas por lo que el vuelo lo tuvimos que pillar apenas una semana antes de volar. La búsqueda de alojamiento también fue una locura, nos pasamos semanas intentando buscar piso en Bochum, la ciudad donde hacemos las prácticas y, o las personas que anunciaban alojamiento no respondían, o directamente te rechazaban. Tuvimos la suerte de que justo un par de días antes del vuelo encontramos alojamiento en la ciudad vecina, la cual comunica con Bochum a través del transporte público.

Lo poco que llevamos aquí nos hemos adaptado bastante bien al estilo de vida y no tenemos problemas para comunicarnos con las personas a pesar de no saber alemán. Con el inglés la mayoría de personas te entienden, exceptuando las personas mayores.

Respecto al transporte aquí, todos los lugares de Alemania están muy bien comunicados con el transporte público, por lo que es muy sencillo ir de una ciudad a otra y hacer turismo. Aunque los precios del transporte son bastante más elevados que en España, pero es algo de esperar de un país en el que se gana más dinero.

Por otra parte, mucha de la comida que hay en supermercados se encuentra a un precio similar al de España. Lo que más me sorprendió quizás fue que la fruta está muchísimo más barata que allí. Eso sí, respecto a similitudes de marcas, no vas a encontrar ningún producto de supermercado español.

El paisaje es increíble, las ciudades son muy verdes, con muchos parques y zonas amplías que hacen de Alemania un país asombroso. Hay gran cantidad de iglesias y lugares católicos y muchos museos sobre todo tipo de cosas. La mayor diferencia respecto a España es que apenas hay pisos, la mayoría de familias se alojan en casas, o al menos en los lugares en los que hemos estado está plagado de casas con su jardín propio, garaje, etc.