En el ámbito educativo, las funciones ejecutivas desempeñan un papel crucial en el desarrollo cognitivo y el éxito académico del alumnado. Estas habilidades mentales superiores, que incluyen la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y el control inhibitorio, nos permiten planificar, organizar, resolver problemas y regular nuestras acciones.
En esta entrada del blog, exploraremos la importancia de estas funciones ejecutivas básicas, su impacto en el aprendizaje y ofreceremos ejemplos de programas y actividades que pueden promover su desarrollo en el aula.
Flexibilidad cognitiva:
La flexibilidad cognitiva es la capacidad de adaptarse y cambiar eficientemente los procesos de pensamiento en respuesta a nuevas situaciones o demandas. Un programa efectivo para desarrollar esta función ejecutiva es el «Juego de Roles de Perspectiva». El alumnado asume diferentes roles y perspectivas en un escenario específico, lo que les ayuda a practicar la habilidad de ver las cosas desde diferentes puntos de vista y a ser más flexibles en su pensamiento.
Memoria de trabajo:
La memoria de trabajo es la capacidad de mantener y manipular información en la mente mientras se realizan tareas cognitivas. Un programa útil para fortalecer esta función ejecutiva es «La Cadena de Números«. El alumnado debe repetir y recordar una serie de números en orden, y luego repetirlos en orden inverso. Este ejercicio les ayuda a mejorar su capacidad para retener y manipular información en su memoria de trabajo.
Control inhibitorio:
El control inhibitorio implica la capacidad de controlar y regular las respuestas impulsivas, evitando distracciones y tomando decisiones reflexivas. Un programa efectivo para desarrollar esta función ejecutiva es el «Juego de Stop». El alumnado debe seguir una serie de instrucciones y detenerse cuando se les indica «¡Stop!». Esto les ayuda a practicar la autorregulación y el control de impulsos.

Algunas ideas para trabajar las funciones ejecutivas:
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- Juegos de mesa estratégicos: Los juegos de mesa estratégicos, como el ajedrez o el scrabble, son excelentes herramientas para desarrollar las funciones ejecutivas. Estos juegos requieren planificación, toma de decisiones, flexibilidad cognitiva y memoria de trabajo. Al jugar regularmente, el alumnado puede fortalecer estas habilidades y mejorar su capacidad para resolver problemas y tomar decisiones informadas.
- Tareas de resolución de problemas: Las tareas de resolución de problemas, como los acertijos o los rompecabezas, ofrecen oportunidades para que el alumnado practique la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y el control inhibitorio. Estas actividades desafiantes requieren que el alumnado piense de manera creativa, prueben diferentes enfoques y controlen sus impulsos para llegar a una solución.
- Técnicas de mindfulness: La práctica del mindfulness, a través de actividades como la meditación o la atención plena, puede ayudar al alumnado a desarrollar la capacidad de focalizar su atención, regular sus emociones y mejorar su memoria de trabajo. La atención plena les permite estar presentes en el momento actual y ser conscientes de sus pensamientos y emociones sin juzgarlos.
Un referente en neuroeducación: Jesús Guillén
Jesús Guillén es un reconocido neuroeducador y experto en el campo de la neurociencia aplicada a la educación. Ha realizado investigaciones y ofrecido propuestas prácticas para mejorar el aprendizaje y el desarrollo cognitivo del alumnado.
Una de las propuestas de Jesús Guillén es la implementación de estrategias de enseñanza que fomenten la autorregulación y el autocontrol en el alumnado. Estas estrategias se centran en promover la toma de conciencia de las propias emociones y el desarrollo de la autorregulación emocional como un componente clave de las funciones ejecutivas.
Guillén destaca la importancia de brindar a las y los estudiantes herramientas y estrategias para gestionar sus emociones de manera efectiva, lo que puede contribuir a mejorar su concentración, su capacidad de resolución de problemas y su rendimiento académico en general.
Otra propuesta de Jesús Guillén es la incorporación de actividades que fomenten la flexibilidad cognitiva y la creatividad en el aula. Estas actividades incluyen el uso de juegos de mesa estratégicos, como el ajedrez o juegos de pensamiento lateral, que requieren que los estudiantes piensen de manera flexible, generen nuevas ideas y se adapten a diferentes situaciones. Guillén destaca que este tipo de actividades pueden fortalecer la capacidad del alumnado para cambiar de enfoque, encontrar soluciones alternativas y superar los obstáculos en el proceso de aprendizaje.
Es importante tener en cuenta que las propuestas de Jesús Guillén se basan en la investigación científica sobre el cerebro y el aprendizaje, y se enfocan en la aplicación práctica de los conocimientos neurocientíficos en el entorno educativo. Estas propuestas pueden ser adaptadas y utilizadas por el profesorado para promover el desarrollo de las funciones ejecutivas en el aula, contribuyendo así a mejorar el rendimiento académico y el bienestar emocional del alumnado.
Resumiendo, el desarrollo de las funciones ejecutivas básicas, como la flexibilidad cognitiva, la memoria de trabajo y el control inhibitorio, es fundamental para el éxito académico y el crecimiento cognitivo del alumnado. Al implementar programas y actividades específicas en el aula que se centren en el fortalecimiento de estas habilidades, el profesorado puede proporcionar al alumnado las herramientas necesarias para mejorar su capacidad de planificación, organización, resolución de problemas y autorregulación.
Los ejemplos mencionados, como el juego de roles de perspectiva, la cadena de números, el juego de stop, los juegos de mesa estratégicos, las tareas de resolución de problemas y las técnicas de mindfulness, ofrecen al alumnado oportunidades prácticas para desarrollar y aplicar estas funciones ejecutivas en un contexto relevante y significativo.
Es importante recordar que el desarrollo de las funciones ejecutivas es un proceso gradual y continuo. Por lo tanto, es recomendable integrar estas actividades de manera regular en la planificación curricular y brindar a los estudiantes oportunidades para practicar y aplicar estas habilidades en diferentes situaciones.
Al fortalecer las funciones ejecutivas en el aula, el profesorado está equipando al alumnado con las habilidades cognitivas necesarias para enfrentar los desafíos académicos y personales de manera más efectiva. Además, estas habilidades también tienen un impacto positivo en la vida cotidiana del alumnado, ya que les brindan herramientas para el autodominio, la autorregulación emocional y la toma de decisiones informadas.
Referencias:
- Guillén, J. (2018). Neuroeducación en el aula: De la teoría a la práctica. Barcelona: Plataforma Editorial.
- Guillén, J. (2019). Neurociencia y Educación: Hacia un desarrollo integral del ser humano. Recuperado de https://www.jesusguillen.com/
- Guillén, J., & De la Torre, S. (2015). Neuromitos en educación: El aprendizaje desde la neurociencia. Barcelona: Plataforma Editorial.