¿Qué pasa con el aceite de oliva?

El término grasa es muy genérico, se incluyen en él diferentes clases de lípidos, siendo los triglicéridos los más comunes, estos los habréis visto entre los diferentes apartados de un análisis bioquímico de sangre. Su consumo en exceso puede ser poco saludable, pero es bueno incluirlas en nuestra dieta en las cantidades adecuadas, entre otras razones para proporcionar ácidos grasos necesarios y favorecer la absorción de las vitaminas liposolubles (A, D, E y K). A los que se presentan en forma líquida se les llama aceites. Todas poseen una cantidad de calorías similar, como se puede ver en la tabla de la derecha.

En las últimas semanas se ha hablado mucho, tras las malas notas recibidas por el aceite de oliva y el jamón ibérico, del semáforo nutricional Nutri-Score, un nuevo etiquetado que pretende luchar contra la obesidad, un asunto problemático ya en países desarrollados y del que ya hemos tratado en este blog. Parece necesario la existencia de un etiquetado, como defiende una de sus creadoras en este artículo, aunque por otro lado recibe críticas pues también tiene sus detractores desde el campo científico.

El tema ya ha dado mucho juego en las tramas digitales, ya han aparecido comparaciones confusas e incluso algún bulo. Las páginas con verdades y mitos sobre el aceite de oliva sobreabundan, sus ventajas son claras y muchas de ellas están comprobadas científicamente, aunque no todas las que siempre se relatan. En este artículo tienes una información muy completa al respecto.

En cuanto al jamón que a veces le acompaña en nuestras tostadas: hoy no toca. Hoy solo llevará aceite, lo dejamos para otro día…

 

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