Kores
Las «kores» (κόρη en singular, κόραι en plural, con el significado de «muchachas, hijas») se hallan entre las ofrendas más hermosas encontradas en las excavaciones arqueológicas que fueron realizadas en el entorno de la Acrópolis durante el siglo XIX. Son estatuas de mármol que probablemente representaran a jóvenes hijas de ciudadanos ricos atenienses o a divinidades o sacerdotisas dedicadas a la diosa Atenea. Son bastantes las que guardan un leve pero perceptible rastro de color en el cabello, los ojos, la ropa y los adornos, ya que todas ellas estuvieron revestidas originalmente con fuertes rojos, azules, ocres y dorados.
Ninguna de estas estatuas de época arcaica (siglo VI- principios siglo V a.n.e) era igual a otra. Cada una era distinta, por los pliegues de las túnicas o por las características particulares del rostro o de la ofrenda que sostienen en su mano, y sin embargo todas tienen en común la estilizada figura, el sólido gesto de mirar al frente, y una sutil sonrisa.
Las kores se exponían sobre pilares y columnas alrededor del templo de la diosa Atenea, como si fueran «las niñas de sus ojos». Después del saqueo persa a la Acrópolis en el 480 a.n.e. , los atenienses decidieron enterrar los ejemplares y los restos que quedaron de ellas y no se volvieron a hacer estatuas de hombres y mujeres jóvenes como los kuros y las kores. Fue la extinción de la delicada sonrisa arcaica. La mayor exposición de estas estatuas se encuentra en la primera planta del Museo de la Acrópolis, en la sala conocida como «el bosque de las estatuas» (en la imagen, vista desde arriba).
En este vídeo puede verse en movimiento una de las que mejor se han conservado.
Imagen de la sala dedicada a escultura de época arcaica en el Museo de la Acrópolis