Viendo lo mismo que Tucídides vio

La importancia de los textos epigráficos como testimonios fehacientes de hechos históricos fue entendida por los propios antiguos. El gran historiador ateniense Tucídides, cronista y crítico de las guerras del Peloponeso, apela a ellos a menudo, e incluso cita literalmente algunos textos de los testimonios que utiliza para apuntalar su Historia.  En el libro VI (54, 7) habla al lector de la inscripción tallada sobre el altar que Pisístrato el joven, nieto del famoso tirano Pisístrato, consagró en el santuario de Apolo Pitio en conmemoración de su arcontado (520 o 521 a.n.e). 

Y he aquí que en una de las pequeñas salas del Museo Epigráfico de la calle Tositsa, sin esperarlo, lo vemos. Ese mismo altar que Tucídides vio junto al Olimpeion y que en 1877 fue encontrado a orillas del río Ilissós, exactamente junto al mismo templo que menciona el historiador. 

 

Imagen de creación propia. Museo Epigráfico de Atenas. Sobre el texto de la inscripción, puede leerse más aquí

texto conservado de la inscripción: 

Μνε͂μα τόδε hε͂ς ἀρχε͂ς Πεισίστ[ρατος hιππίο h]υιὸς

θε͂κεν Ἀπόλλονος Πυθ[ί]ο ἐν τεμένει.

transcripción:

Μνῆμα τόδε ἧς ἀρχῆς Πεισίστ[ρατος Ἱππίου] υἱὸς θῆκεν Ἀπόλλωνος Πυθ[ί]ου ἐν τεμένει.

traducción: 

Pisístrato, hijo de Hipios, dedicó este altar al santuario de Apolo Pitio como recuerdo de su ejercicio en el poder. 

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