Origen y tradición. Museo Internacional de Arte Belenista

La tradición de los Belenes se remonta al siglo XIII, cuando San Francisco de Asís, inspirado por su profundo respeto por la natividad de Cristo, creó el primer belén viviente en Greccio, Italia, utilizando figuras reales, buscando transmitir el mensaje espiritual del nacimiento de Jesús. A medida que esta tradición se propagó por Europa, las representaciones evolucionaron de escenas vivientes a la utilización de figuras esculpidas en madera o barro, dando origen a los belenes que conocemos hoy en día.

Durante el Renacimiento, los belenes experimentaron un renacer artístico. Grandes maestros como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci contribuyeron a la elevación estética de estas representaciones. Las esculturas adquirieron un nivel de detalle extraordinario, reflejando la maestría artística de la época.

En el siglo XVIII, los belenes alcanzaron nuevas alturas de esplendor en España y América Latina, donde se convirtieron en expresiones vibrantes de la cultura local. La imaginería religiosa se fusionó con elementos autóctonos, resultando en belenes que reflejaban la identidad única de cada región.

La tradición del Belén Napolitano

Los belenes tienen sus orígenes en la Italia medieval.  Sin embargo, fue en Nápoles durante el siglo XVIII donde los belenes alcanzaron una expresión artística excepcional que dejó una huella importante en la historia de esta tradición artesanal.

Los belenes napolitanos se destacaron por su detallada elaboración artesanal. Los artesanos, conocidos como “presepari”, se especializaban en la creación de figuras de terracota finamente detalladas y pintadas a mano. Estos belenes no eran simplemente conjuntos estáticos, sino escenas dinámicas y teatrales con figuras que representaban no solo la Sagrada Familia, sino una plétora de personajes, desde mercaderes hasta músicos y vendedores ambulantes.

Lo que hizo a los belenes napolitanos excepcionales fue su capacidad para capturar la vida cotidiana de la época. Los artesanos no solo se limitaron a reproducir personajes bíblicos, sino que también incluyeron figuras que reflejaban la realidad y las costumbres de Nápoles. Esta fusión de lo sacro y lo profano hizo que los belenes napolitanos fueran una expresión única de la cultura y la sociedad de la época.

La tradición artística de los belenes napolitanos ha perdurado a lo largo de los siglos. Aunque la producción a gran escala disminuyó con el tiempo, los artesanos contemporáneos siguen siendo fieles a las técnicas y estilos que hicieron famosos a los belenes napolitanos. Además, la influencia de Nápoles se ha extendido por todo el mundo, inspirando a artesanos y entusiastas a adoptar y adaptar esta forma de arte en diversas culturas.

Clasificación

Para más de este arte tradicional tan asociado a las fechas navideña que hay detrás de este laborioso arte tradicional, verdaderas joyas de la escultura y la escenografía en miniatura, debemos conocer cómo se clasifican:

  • Según la presentación del montaje, los belenes pueden ser:
    • Abiertos o panorámicos, que son los visibles al menos por tres de sus caras o lados, situados más bajos que el punto de vista del espectador, sin estar rematados por celaje alguno, ni techo ni armazón que lo cierre, sino, en todo caso, por un telón liso de fondo.
    • Cerrados los dotados de un cerramiento exterior (cajón, estructura metálica o de madera, cortinajes, etc.), que encierran el belén dejando como única vista un frente, a través de una embocadura, donde vemos todo como un paisaje cerrado provisto de perspectiva, como en un teatro, y cuyo realismo supera con mucho a los belenes abiertos. Se acostumbran a denominar dioramas artísticos. Una variedad muy importante del belén cerrado, que no es diorama, es el de escaparate o caja, más estrecho que un diorama, tiene varias caras o lados de vidrio que permite ver su interior y a veces puede estar concebido como un retablo que se cierra; su contenido es reducido y ligero para ser manejable y portátil y normalmente solamente representa la Navidad, su característica más singular es que una vez montados no se deshacen más, se exponen durante la Navidad y pasadas las fiestas se guardan.

  • La segunda clasificación es según la técnica de confección del belén:
    • Populares son los que se realizan utilizando técnicas sencillas de montaje, con materiales tradicionales (corcho, musgo, serrín, papel plateado, etc.) construcciones prefabricadas adquiridas comercialmente (portal y casitas de corcho y madera, ahora muchas veces plástico o resina; papeles decorados pintados como fondo, etc.), presentados normalmente “abiertos” y sin técnicas de perspectiva o muy básicas (como colocar en el fondo del paisaje pequeñas construcciones, figuras de mucho menor tamaño, etc.). La sencillez en el montaje no obliga a que las figuras sean también “populares”, ya que muchas veces se utilizan figuras de gran calidad artística, dependiendo del gusto del constructor. En general son los típicos belenes domésticos.
    • Artísticos son los que el belenista realiza utilizando técnicas específicas y sofisticadas, propias del arte, la construcción y el maquetismo, intentando que el paisaje y el entorno del belén sea lo más realista posible o proporcione una serie de sensaciones similares a las de la contemplación de una obra artística. El belenista acostumbra a construir los edificios, modelar el paisaje, poner la iluminación adecuada, utilizando materiales muy diversos como el yeso, la madera, el poliestireno expandido, las pinturas, etc., y utilizar técnicas de albañil, carpintero, pintor, electricista, etc. El belén artístico, además, ha de respetar las reglas de la escala y la perspectiva. Casi todos los dioramas son de tipo artístico, mientras que los belenes abiertos son artísticos y populares de manera indiferente.

  • Según la manera y estilo de las figuras y el paisaje representado existen tres categorías:
    • Los bíblicos (también llamados “hebreos” o “palestinos”), que recrean el paisaje, los personajes, los enseres y las costumbres que había en Palestina en el momento del Nacimiento del Salvador.
    • Los locales o regionales, que utilizan paisajes no bíblicos (normalmente de la zona donde vive el belenista) y son normalmente anacrónicos, puesto que las figuras representan personajes de tipología local, regional y o costumbrista, de épocas diferentes a la del nacimiento de Cristo; por ejemplo, en Nápoles se utilizan figuras vestidas a la moda del siglo XVIII, en Francia son figuras de finales del XIX o en Sudamérica visten las ropas tradicionales de cada provincia o de la gente humilde.
    • Los modernos, serían construidos de forma no figurativa, sino siguiendo las convenciones del arte contemporáneo y llegando hasta la abstracción, utilizando materiales y técnicas no convencionales y de diversa procedencia, como el metal, conchas, tejidos, botellas, luces, origami, “instalaciones·, etc.

  • Los belenes pueden ser de cualquier tamaño, desde belenes en miniatura que se pueden colocar (como ejemplo extremo) en el ojo de una aguja o de forma más habitual en cajas de música, en botellas o tinajas, etc., pasando por belenes de sobremesa, los más frecuentes en el ámbito doméstico, de tamaño reducido, que se colocan encima de algún mueble, bajo el árbol de Navidad o en el hueco de la chimenea, por ejemplo, hasta los nacimientos grandes, que ya necesitan una ubicación específica al ocupar una parte considerable de una habitación. Pero desde el punto de vista del tamaño, los más relevantes son los belenes Monumentales, los que generalmente construidos en el exterior, aprovechando incluso rincones naturales de un terreno, ocupan una superficie grande y suelen ser obra de varios artistas.

  • Por los personajes empleados se clasifican dos tipos de nacimiento:
    • Los vivientes, en que personas reales desarrollan las diferentes escenas del belén, incluso con la participación o no de animales vivos y vegetación natural. Aunque el primer belén, el de Greccio, fue de este tipo, ha de ser considerado más una representación de tipo teatral o religiosa (como los autos sacramentales) que un belén.
    • Los tradicionales, en que utilizan figuras realizadas en diferentes materiales para todas sus escenas. A su vez se subdividen en:
Fijos: Sus figuras no realizan movimientos, aunque en algunos belenes, en especial los populares, pueden ser desplazadas dentro del escenario, mientras que en los artísticos, y en especial en los dioramas, las figuras ocupan lugares preestablecidos y fijos de los que no pueden ser movidos (normalmente están fijados a la escena con algún medio)
Animados: Dispositivos mecánicos o eléctricos permiten que las figuras realicen movimientos repetitivos.

Existen otros tipos de belenes fuera de la clasificación anteriormente expuesta, como los polacos, que consisten en una gran construcción de cartón y madera, reproduciendo los templos al estilo eslavo, colocando el nacimiento fijo en un balcón de la fachada y los personajes secundarios (a veces móviles) por el resto del edificio.​ También es digna de mencionar aquí la tradición checa de los belenes recortables de cartón.

A nivel arquitectónico, una de las mejores plasmaciones artísticas del belén podemos encontrarla en la Fachada del Nacimiento del Templo de la Sagrada Familia de Barcelona, obra de Antoni Gaudí.

Museo de belenes de Mollina

En la provincia de Málaga contamos con un museo donde se expone una importante colección conformada por más de 100 belenes con más de 2.000 figuras de un notable interés artístico en más de 5.000 metros cuadrados de exposición.

La Fundación Díaz Caballero, liderada por Antonio Díaz, Ana Caballero, y sus hijos Antonio Jesús y Ana María, ha creado un espacio dedicado al belenismo con el propósito de exponer y preservar la tradición y el arte asociados. Impulsados por su apasionado interés en el mundo del belenismo y un encuentro significativo con el destacado belenista Antonio Bernal hace más de 10 años, decidieron emprender este proyecto. La Fundación y el Museo de Belenes buscan dar la máxima difusión a este arte, destacando la labor de los belenistas y fomentando la apreciación de esta tradición artística.

En el museo podemos ver belenes en lugares diversos, fuera del contexto tradicional, como una casa victoriana, un pueblo italiano, un templo en ruinas o en una calle destruida por la guerra. Y obras con estampas que representan y recrean monumentos y lugares populares como la Alcazaba de Almería, la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios de Antequera, la Puerta de Jaén y Arco de Villalar de Baeza, el Albaicín y la Alhambra de Granada o el Circo Romano de Tarraco.

Más información y reservas de visitas: https://www.museodebelenes.com/

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