El otro día una persona sencilla estaba contrariada porque ante un asunto alguien había reaccionado con piedad y otra, por el contrario, con dureza. Yo, intentaba explicarle que el carácter de cada uno nos hace responder a los asuntos de modo diverso, y que las dos personas obran bien y legítimamente. Nada, no había manera, no lo entendía. Volví a empezar con otro razonamiento que ponía de relieve la diversidad de los temperamentos. Nada de nada, ya digo que era una persona sencilla. Por fin le dije: «¿qué hace la vaca?» -Respondió: «muge, la vaca muge». «¿Y el perro, qué hace el perro?» -«El perro, ladra», volvió a acertar. Entonces le dije: «pues eso, ¿lo ves? -¡Ah! -exclamó!
Hay que aceptar que los demás tienen sus puntos de vista, sus opiniones sobre las cortinas, sobre los tenistas y sobre los árbitros, y eso es legítimo. Como decía un viejo amigo mio: «¡Hay que ver…, das libertad y la gente hace lo que quiere!»
¿Qué piensas respecto a las ideas que expone el texto?.
Redacta las tres cuestiones formuladas en un archivo WORD (Office) y enviadlo a la siguiente dirección franciscortessanchez@gmail.com
Reciban un cordial saludo