3º PMAR LENGUA Y LITERATURA. Seguimos con el CID. Semana del 27 al 30 de abril

Buenas chicos!, ¿Qué tal? ¿Cómo están yendo estos días? A ver si algún día de estos os animáis y empezamos a mandar cosillas no?La tarea de esta semana va ser la siguiente:

1)Primero vais a ver el siguiente video  en YouTube sobre el Cid:

Contesta a las siguientes preguntas:

¿Por qué es conocido el Cid como el Campeador?

¿Cuándo nace el Cid?

¿Sabía leer y escribir?

¿A qué rey sirve primero?

¿Por qué empeoran las relaciones del Cid y Alfonso?

¿Por qué lo destierran?

¿Cómo es conocido por los musulmanes?

¿Por qué se convierte el Cid en una personaje tan importante?

 

2)Mide métricamente el siguiente fragmento del primer cantar y haz un resumen:

  1. Cantar del destierro

 

Lo invitarían con agrado, pero ninguno lo osaba

el rey don Alfonso tenía muy gran saña;

antes de la noche entró en Burgos su carta,

en gran recaudo y debidamente sellada:

que a mío Cid Ruy Díaz, que no le diese nadie posada,

y aquel que se la diese supiese, por su palabra,

que perdería sus bienes, más los ojos de la cara,

y aun además los cuerpos y las almas.

Gran pesar tenían las gentes cristianas:

se esconden de mío Cid, no osan decirle nada.

El Campeador se encaminó a su posada;

cuando llegó a la puerta la encontró bien cerrada,

por miedo del rey Alfonso así la prepararan:

que si no la quebrantase a la fuerza, no se la abriesen por nada.

Los de mío Cid con altas voces llaman,

los de dentro no les querían replicar palabra.

Aguijó mío Cid, a la puerta se acercaba,

sacó el pie del estribo, un fuerte golpe le daba;

no se abre la puerta, que estaba bien cerrada.

Una niña de nueve años ante su vista estaba:

“Ya Campeador, en buena hora te ceñiste la espada.

El rey lo ha vedado, de él entró anoche su carta,

en gran recaudo y debidamente sellada:

que no os osaríamos abrir ni acoger por nada,

si no perderíamos nuestros bienes y las casas,

y además los ojos de las caras.

Cid, con nuestro mal, no vais a ganar nada;

mas el Creador os valga con todas sus virtudes santas”.

Esto la niña dijo y se volvió a su casa.

Ya lo ve el Cid que del rey no tenía gracia.

Apartóse de la puerta, por Burgos aguijaba,

llegó a Santa María, entonces descabalga.

Se hincó de rodillas, de corazón rogaba.

La oración hecha, entonces descabalga.

Mio Cid Ruy Díaz, el que en buen hora ciñó espada,

acampó en la glera, cuando no lo acoge nadie en casa;

a su alrededor, una buena compaña.

Así acampó el Cid, como si estuviera en la montaña.

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