REFLEXIONES METACOGNITIVAS

«El aprendizaje sin pensamiento es labor perdida»

Confucio

En muchas ocasiones habremos escuchado “la experiencia es un grado”, pues tengo que disentir de este saber popular, o por lo menos completarlo “la experiencia es un grado si se ha reflexionado”.

Si no nos paramos a analizar lo vivido, no podremos extraer aprendizajes y estaremos condenad@s a repetirlo. Valorar qué ha ocurrido, cómo ha ocurrido y por qué, nos concederá la posibilidad de aprender.

Las reflexiones nos proporcionan una comprensión profunda de lo sucedido y nos permite exprimir de la experiencia nuevos aprendizajes, porque no aprendemos de la experiencia, aprendemos de la reflexión de la experiencia que nos permite el anclaje de lo aprendido. Las personas somos la suma de lo que hemos vivido y reflexionado.

Pero, ¿sabemos reflexionar? ¿nos han enseñado a identificar los aprendizajes de una experiencia?

Para aprender a pensar y aprender a aprender es necesario desarrollar estrategias de aprendizaje cognitivas, y especialmente aquellas que permitan al estudiante desarrollar habilidades orientadas al autoaprendizaje y habilidades metacognitivas.

Si queremos que se genere un aprendizaje significativo es imprescindible:

    1. La experiencia esté relacionada con la estructura conceptual que ya se posee,
    2. Que exista la voluntad de aprendizaje.
    3. Entender cómo de útiles son los aprendizajes, es decir, que lleguemos a relacionar el aprendizaje con una posible solución de problemas de la vida real.

Para ello vamos a utilizar la METACOGNICIÓN.

La metacognición, término empleado por el psicólogo John Flavell en los años setenta del siglo pasado, y se podría definir como la capacidad para formular juicios sobre nuestros pensamientos que nos permite valorar si las decisiones que tomamos son las acertadas.

La metacognición nos habilita para planificar, controlar y evaluar la propia cognición, así como el conocimiento de sus procesos mentales y permite autodirigir nuestro aprendizaje y transferirlo a otros ámbitos de la vida. Es decir, se relaciona con el aprendizaje competencial, pues se configura como una herramienta clave para la resolución de problemas de la vida real.

Es posible diferenciar dos elementos metacognitivos:

    1. ¿Qué hemos aprendido? La respuesta constituirá nuestro conocimiento metacognitivo que tendrá una naturaleza declarativa.
    2. ¿Cómo lo hemos aprendido? La solución nos orientará hacia el control metacognitivo o aprendizaje autorregulado que presenta una naturaleza procedimental.

RESUMIENDO:

    1. Para generar aprendizajes duraderos debemos reflexionar sobre nuestra experiencia.
    2. Para aprender es imprescindible encontrar la conexión con aprendizajes previos y mostrar interés en el propio aprendizaje.
    3. Es imprescindible encontrar la utilidad del aprendizaje, es decir, llegar a identificar para qué sirve lo aprendido y su valor para la resolución de posibles problemas de la vida real.
    4. Tenemos que hacer uso de las REFLEXIONES METACOGNITIVAS que son herramientas que nos permitirán el aprendizaje significativo y competencial.

¿CÓMO VAMOS HACERLO?

Para desarrollar las REFLEXIONES METACOGNITIVAS vamos a utilizar unas preguntas que nos servirán de guía pero es interesante que las elabores como un relato. Para ello deberás identificar una introducción, un nudo y un desenlace o conclusión. En el relato deberás introducir todas las respuestas de las preguntas guía.

¿CUÁLES SON LAS PREGUNTAS GUÍA?: 

LA ESCALERA DE LA METACOGNICIÓN.

¿Qué he aprendido?

¿Cómo lo he aprendido?

¿Para qué sirve?

¿Cómo lo aplicaría en una situación de mi vida real?

 

¿Preparad@s para aprender?

Espero vuestras reflexiones 🙂

¿QUÉ SE APRENDE EN FORMACIÓN PROFESIONAL?

En Formación Profesional se desarrollan competencias personales, sociales y profesionales. 

En cada Título de Formación Profesional se distingue la competencia general, que reúne las funciones profesionales más significativas del perfil profesional y las competencias profesionales, personales y sociales que son el conjunto de conocimientos, destrezas y competencias para responder necesidades del sector productivos, aumenta la empleabilidad y favorece la cohesión social.

¿Y qué es una competencia? Según la OCDE, 1999, 2003 DeSeCo competencia es la combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes y emociones.

La competencia es una manera de trasladar la vida real al aula en palabras de Jonnaert, P. et a, Perspectivas, UNESCO, 2007. 

Por tanto, vamos a desarrollar las habilidades prácticas y los conocimientos necesarios para resolver las situaciones que, como profesionales de nuestro sector, podremos vivir cuando desarrollemos nuestro trabajo futuro.  

Para desarrollar competencias utilizaremos metodologías activas que permiten generar autonomía y facilitan aprendizajes significativos. Esto supone que serás el protagonista de tu propio aprendizaje. Es esencial que adquieras habilidades para aprender por tí mism@. La sociedad actual es cambiante y esto hace necesario que tengamos herramientas que nos permitan adaptarnos a esos cambios y a la incertidumbre. 

¿Y cómo sabemos si hemos desarrollado las competencias de nuestro Título? El grado de consecución de los objetivos en Formación Profesional se expresan en RESULTADOS DE APRENDIZAJE. Los resultados de aprendizaje se componen de criterios de evaluación.

Por tanto en cada módulo encontraremos un conjunto de resultados de aprendizaje que deberemos desarrollar. En concreto en Formación y Orientación Laboral son siete y en Empresa e Iniciativa Emprendedora son cuatro. Puedes consultar cuáles son los resultados de aprendizaje a desarrollar en cada módulo buscando en los anexos de la regulación legal autonómica de tu Título formativo.

Te recomiendo que lo hagas, conoce cuáles son los resultados de aprendizaje y los criterios de evaluación en los que se descompone, porque estos son nuestros OBJETIVOS DE APRENDIZAJE, y deberemos aportar evidencias de que los hemos superado. 

 

 

 

 

CARTAGENA: METODOLOGÍAS ACTIVAS PARA FP BÁSICA

La pasada semana estuve en Cartagena, Murcia, para impartir un taller de metodologías activas.

El taller estaba enfocado a la Formación Profesional Básica, aunque también pudieron participar compañeras y compañeros de Secundaria. Cuatro sesiones de cuatro horas cada una suponían un reto para repasar todas las metodologías activas. Analizando las características del alumnado que habitualmente suele acceder a la Formación Profesional Básica, decidimos centrarnos en estrategias metodológicas que nos conducen a la educación del ser, el fomento de la inteligencia emocional y desarrollan la competencia de aprender a aprender; si bien repasamos las definiciones y aspectos fundamentales de algunas otras.

Como siempre, me llevé el frigo, donde l@s asistentes pusieron las expectativas y los objetivos con los que llegaban. 

Con esta dinámica pretendemos reflexionar sobre cómo las expectativas pueden condicionar la motivación y los comportamientos de los individuos (Vroom). A mi me parece muy interesante llevarla a cabo a principios de curso, así nuestro alumnado, deberá plantearse qué espera y cómo eso puede condicionar su comportamiento y nosotr@s, como docentes, también podremos valorarlo. Esta dinámica se cierra con una actividad al finalizar el curso escolar, donde l@s estudiantes podrán analizar si sus expectativas han sido satisfechas.

Después de esta actividad introductoria pasamos a la reflexión sobre los distintos tipos de estrategias metodológicas. Analizamos las características de metodologías centradas en los contenidos y las centradas en la acción.

Para ello utilizamos la dinámica cooperativa de controversia académica. Se hicieron dos grupos y cada uno tuvo que reflexionar sobre argumentos a favor y en contra de un cambio metodológico.

Esta dinámica nos invita a posicionarnos en criterios que no defendemos  y así podemos entender mejor los argumentos contrarios a nuestras ideas. Posteriormente, procedimos al debate y sacamos conclusiones. 

Para proseguir con la reflexión pudimos leer los siguientes mensajes: 

Confucio

Nuestras reflexiones nos llevaron a la necesidad de un cambio de paradigma, es necesario pasar del paradigma del contenido al paradigma de la acción. El aprendizaje competencial lo requiere. Esta fue nuestra conclusión.

Y ante estas conclusiones nos planteamos ¿cuáles son esas metodologías calificadas como activas? ¿qué tienen en común?. Sin pretender ser una enumeración exhaustiva, hablamos de las siguientes:

 

Y ante todas éstas, ¿cuál es la más idónea? Reflexionamos sobre la necesidad de valorar el contexto y nuestro perfil docente.

Otra de las cuestiones que nos planteamos venía referida a si el cambio de paradigma era debido a modas pasajeras y si tenía fundamento que lo sustentara. Repasamos aspectos relacionados con la regulación legal, las necesidades sociales actuales, las neurociencias y las corrientes psicopedagógicas.

 

 

Una vez decidid@s, empezamos a repasar y vivenciar el aprendizaje cooperativo. Pero esto lo dejo para la próxima entrada…