La lengua materna de Occidente
Adaptación de este artículo del profesor de la Universidad de Montreal Jacques Bouchard:
La lengua griega se escribe y se habla en el mismo territorio desde hace al menos treinta y cinco siglos (3.500 años). Gracias al ingenio de los griegos tenemos el privilegio de disfrutar, nosotros, sus descendientes modernos, de una de las civilizaciones más desarrolladas de Occidente. Nuestra deuda con la cultura griega sigue siendo infinita tanto en las artes como en las ciencias, ámbitos en los que el avance ha sido posible gracias a una larga tradición escrita. Muchos países en el mundo cuentan con monumentos y paisajes dignos de contemplar, pero ninguna otra nación ofrece tamaño tesoro de textos escritos acerca de todos los ámbitos del conocimiento y de la creación artística.
La lengua griega ha absorbido y ha hecho perdurar todo lo que de útil tenía que ofrecer el mundo mediterráneo: el griego atesoró palabras extranjeras como «θάλασσα» (/zálasa/, mar), «Αθηνά» (/acená/, Atenea), «Κόρινθος» (/kórinzos/, Corinto), «λαβύρινθος» (/lavírinzos/, laberinto), «οίνος» (/oinos/, vino), «έλαιον» (/élaion/ aceite), «κυπάρισσος» (/kipárisos/, ciprés), así como nombres de sistemas políticos conocidos por todos: «βασιλεύς» (/vasiléus/, rey), «τύραννος» (/tíranos/, tirano), «κυβερνήτης» (/kivernítis/, gobernante) και «άναξ» (/ánax/, monarca).
Pero la aportación más sustancial de la lengua griega sobrepasa los límites del léxico: se trata de la estructura del pensamiento. Los pensadores griegos pusieron orden en los conceptos, condujeron al ser humano desde el pensamiento mítico al pensamiento racional. El primer significado de la palabra «λόγος» (/logos/) es «pensamiento», después significó también la capacidad y la función del pensar, hasta llegar a significar la idea misma que se representa en el cerebro y la expresión de ella en forma de discurso, oral primero, escrito después. A partir del logos fue creada la reflexión, la lógica. De la misma manera, las estructuras gramaticales de nuestras lenguas proceden de la griega, que al igual que otras lenguas indoeuropeas posee una estructura nominativo-acusativa.
Con la lógica como herramienta principal, la posibilidad de crear nuevos conceptos abstractos mediante la composición léxica es una de las mayores riquezas de esta lengua antigua -y moderna-, que ha dotado a las nuestras, a través de la de sus primeros admiradores, los romanos, de innumerables conceptos y palabras, científicas y cotidianas, grandes como sus significados: «fantasía», «símbolo», «cine», «teatro», «pedagogía», «cosmología», «escuela», «pausa», «armonía», «poema», «análisis», «idea», «filosofía», «política», «hora», «esfera», «ciclo», «eros», «diálogo», «física», «arquitectura», «química», «etimología», «democracia», «psique», entre millares más.
Aprender griego nos capacita para interpretar el mundo en el que vivimos, y para profundizar en él, desde su útero.
Otra traducción fiable y valiosa de la filóloga y philhellene Rosario Carrillo Donaire. Hay que agradecerle al profesor J. Bouchard lleno de respeto hacia una lengua de las más antiguas pero sobre todo humanas, y también hay que agradecerle a Rosario por su pasión interminable tanto hacia el idioma griego como también a la tradución de artículos que eso expresan.
Un aplauso.