YVES TANGUY
EL SURREALISMO ORGÁNICO

Yves Tanguy. Izquierda: «Mamá, papá está herido» (1927). Nueva York. Derecha: «El jardín sombrío» (1928). Düsseldorf.

Poco después de haber adoptado esa decisión, Tanguy toma contacto, a través de algunos amigos, con los círculos surrealistas que comenzaban a destacar en el ambiente de las vanguardias de la época. Tres años más tarde podemos considerar que el nuevo pintor ha logrado cuajar, dentro de esa corriente artística, un estilo propio caracterizado por mostrarnos paisajes oníricos en los que el mar está muchas veces presente, evocando de esta manera los recuerdos de su infancia. Pero esos paisajes se pueblan de seres imposibles, de elementos orgánicos inclasificables, de biomorfos puramente abstractos con los que Tanguy da rienda suelta a todas sus fantasías.
Yves Tanguy: «Multiplicación de los arcos» (1954). Nueva York.
En todos esos cuadros, un silencio inquietante parece haberse adueñado de la escena, apoyando la idea de que, tal vez, no nos muestren en realidad los paisajes naturales que en primera instancia creemos ver, sino esos otros paisajes de la mente en los que, pese a que adivinamos formas y seres concretos, nos resulta casi imposible descifrar su significado. Un surrealismo orgánico que tiene mucho de abstracto, pese a la abundancia de elementos figurativos que el pintor pone ante nuestra mirada.
En 1946 Tanguy emigró a los Estados Unidos y se instaló allí de manera definitiva, hasta el punto de acabar adquiriendo la nacionalidad norteamericana. Y en aquel país murió en 1955, pintando esas naturalezas muertas de la mente, como había decidido de manera irracional un lejano día hacía ya 22 años. Fidelidad a la vocación.
En esta revista electrónica podéis leer un texto sobre «lo que es y está en la obra de Tanguy». Ved más obras del artista en la Galería de Olga y a través de los enlaces de la Artciclopedia.