GLOBAL STONE PROJECT
UNA APUESTA POR LA PAZ

¿Podría unirse alguna vez toda la humanidad en torno a valores como la esperanza, el amor o la paz? A la vista de las informaciones que nos llegan cada día parecería que ese deseo no es, hoy por hoy, más que una utopía. Sin embargo hay quien apuesta, desde la realización artística, por esa idea de una humanidad unida, como hace el artista alemán Wolfgang Kraker von Schwarzenfeld, con quien tropecé hace algunas semanas, paseando por Tiergarten, el gran parque de Berlín. Un hombre enjuto, de edad avanzada, con cabellos y barba blancos y que habla además un español bastante correcto.
Con esta manera de actuar, Kraker considera que está dando (al menos desde la perspectiva de lo moralmente deseable) cinco decisivos pasos para lograr la paz mundial, simbolizados en las mismas piedras de los cinco continentes: el Despertar (Europa), la Esperanza (África), el Perdón (Asia), el Amor (América) y la propia Paz (Australia). Según el artista el 21 de junio de cada año la luz del Sol se reflejará en la superficie de cada una de las cinco piedras que permanecieron en sus continentes de origen, creando así una serie de haces lumínicos que, aun de forma invisible, les hará conectarse con las otras cinco piedras hermanas situadas en Berlín, dispuestas en un círculo. Queda a cargo del espectador, completar la idea de que todo ello viene a simbolizar el deseo de paz mundial y de unidad de la humanidad.
La tarde en que lo encontré, Wolfgang Kraker trabajaba afanosamente en el pulimentado de una de las gigantescas piedras, rodeado de gente que observaba con gesto curioso su tarea. Pasados unos minutos el público se retiró y tuve así la ocasión de conversar con el artista. Me llamaron la atención tanto la tranquilidad y calma que emanaban del personaje como lo convencido que estaba de la utilidad de su proyecto. Una idea a medio camino entre el puro arte conceptual y el land art, que había ocupado por completo la dedicación de este hombre durante los últimos doce años. Unos metros más allá una hermosa joven, con los pechos desnudos, se dedicaba a posar en una sesión fotográfica que parecía obra de profesionales. Pero Kraker ni siquiera reparaba en el detalle. A eso le llamo yo vivir para una idea.