Cierra el Chillida-Leku

Chillida-Leku es la consecución de un sueño durante años anhelado por el autor: Crear un espacio a la medida de su obra donde esta pudiera ser permanentemente expuesta. Este museo monográfico es fiel muestra de su evolución y trayectoria escultórica durante 50 años. Este museo es un espacio escultórico en sí mismo, una obra más del autor donde se plasma de modo perfecto su visión de la forma, el espacio y el tiempo acumulado. Las preguntas de Chillida se convierten en respuestas en el recorrido del visitante.
El recinto consta de tres áreas definidas. El jardín de 12 hectáreas dominado por hayas, robles y magnolios en el que se encuentran más de 40 esculturas. La zona de servicios, dotada de un auditorio donde poder ver imágenes del artista en su trabajo, una zona de descanso y una tienda. Y, por último, como pieza central del museo, el caserío Zabalaga que alberga las obras de menor formato realizadas en acero corten, alabastro, granito, terracota, yeso, madera o papel.
En 1983, Eduardo Chillida y su mujer Pilar Belzunce visitan por primera vez la finca de Zabalaga sorprendidos desde el primer momento por la magnitud del caserío de 1543 que da nombre a la finca. En 1984, los Chillida-Belzunce compran una parte de la finca que incluía el caserío en ruinas. Se trataba de un lugar ideal para albergar sus esculturas durante el proceso último de oxidación del material. Una vez terminado este proceso, las obras salían desde aquí para ser exhibidas y vendidas por el mundo. Chillida va restaurando el caserío con el arquitecto Joaquín Montero y, mientras tanto, Chillida-Leku se va convirtiendo en un conjunto escultórico, por lo que el escultor pierde el deseo de vender las obras y comienza a coleccionarlas en el lugar. Así se va fraguando la idea de hacer un museo, por lo que continúan adquiriendo terreno progresivamente hasta conformar sus 12 hectáreas actuales. Gracias a que la financiación de este proyecto salió exclusivamente del patrimonio familiar, Chillida pudo afrontar el trabajo libremente y mostrarlo tal como él lo creó. Todas las esculturas del jardín pueden ser tocadas; no así las que están en el interior del museo.