DUCCIO
EL ORIGEN DE LA ESCUELA SIENESA DE PINTURA

Superior. Duccio di Buoninsegna. Izquierda: «Madonna Rucellai (1285) Florencia. Derecha: «Madonna di Crevola» (1284) Siena.
Tras pasar un periodo de formación del que apenas tenemos noticias (se ha afirmado que Cimabue fue el maestro de nuestro artista), hacia 1280 encontramos a Duccio establecido en Siena y, pocos años después, en 1285, realiza una de las obras que le darían más fama, la Madonna Rucellai, en la que son bien visibles los modelos bizantinos (los nimbos, la presencia del fondo dorado…), aunque introduce algunas aportaciones personales de interés, tales como un cierto sentido lírico, expresado a través del manejo de colores suaves y una novedosa idea del movimiento, como podemos apreciar en las líneas sinuosas del manto de la Virgen. En años posteriores Duccio seguiría pintando con frecuencia este modelo de la Virgen y el Niño acompañados de ángeles y santos, dada su aceptación entre la clientela sienesa.
Derecha: «Coronación de la Virgen» (detalle de la vidriera del ábside de la catedral de Siena). Hacia 1288.
Por otra parte, desde 1288 encontramos a Duccio embarcado, junto a otros artistas, en la realización de la gran vidriera circular (seis metros de diámetro) de la catedral de Siena, en la que se muestran tres escenas relacionadas con la Virgen: la Muerte, la Asunción y la Coronación. Aunque es evidente que la realización última de la obra correspondió a artistas del vidrio (desconocidos, por otra parte), no parece que existan dudas sobre que el diseño y dibujo previo de todo el conjunto correspondió al pintor sienés.
Inferior. Duccio di Buoninsegna: «Maestà» (1308/11). Siena.
Más adelante, en 1308, Duccio había recibido ya el encargo de la que sería su obra maestra, la Maestà que tres años más tarde fue colocada como retablo del altar mayor de la catedral de la ciudad. Se trata de una tabla de gran tamaño (4,2 por 2,1 metros), pintada al temple, en cuya parte delantera encontramos de nuevo a la Virgen con el Niño, acompañados por ángeles, apóstoles y santos sobre un fondo dorado. En la parte trasera se muestran veintiséis escenas de la Pasión de Cristo. Y es aquí, precisamente, donde Duccio introduce las novedades más significativas con respecto a las tradiciones bizantina y gótica, como son el interés por el detalle y la búsqueda de una mayor naturalismo en la representación.

Superior. Duccio di Buoninsegna. Izquierda: «Pilatos lavándose las manos» (detalle de la Maestà) 1308-1311. Derecha: «Resurrección de Lázaro» (1310/11).
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Sobre Duccio disponéis de una página italiana, «Siena per Duccio» (también en inglés) con informaciones muy completas. Igualmente podéis consultar la Wikipedia italiana, bien planteada. Por último, en español, destaca esta información de Artespaña.