Restauración de la capilla de Roca-Amador en la catedral de Sevilla
Una auténtica joya recuperada en su integridad para la ciudad. La Hermandad de la Soledad, con la colaboración de la Real Maestranza de Caballería que ha sufragado el 35% del coste, ha conseguido devolver todo el lustre a la capilla de Roca-Amador, titular de gloria de la corporación, situada junto al coro de la parroquia de San Lorenzo. En un ambiciosa apuesta por la recuperación del patrimonio, la Soledad ha empleado todo su esfuerzo para rescatar del olvido esta pintura mural, fechada en torno a los siglos XIV-XV, que pasa por ser una de las más antiguas de Sevilla, junto a la de la Antigua de la Catedral y la de la Virgen del Coral de San Ildefonso. Más de cien mil euros y 16 meses de intenso trabajo, traducidos en 10.390 horas, han servido, además de para restaurar todo el conjunto, para arrojar luz sobre la autoría de las pinturas y del zócalo de azulejos que recorre el perímetro. Los resultados de la intervención se podrán ver hasta el día 24 de este mes en una exposición junto a interesantes objetos y enseres de la hermandad.
Han sido varios los descubrimientos que ha podido constatar Ramón Cañizares, archivero de la corporación, gracias al trabajo que se ha realizado. Una de ellas es la atribución de la pinturas murales a Domingo Martínez y Gregorio de Espinal, insignes autores del XVIII que realizaron las pinturas de la Capilla Sacramental. Así lo acreditan unas pruebas documentales encontradas en el archivo de esta hermandad. También se ha podido conocer el nombre del ceramista autor de los azulejos: Alonso de Valladares. «En 1609 se construyó toda la capilla, según se recoge en el archivo de la parroquia. Aparece el nombre de este ceramista, perteneciente a una familia muy refutada, que cobra 200 reales por el inicio de este zócalo de azulejos que también se extendería por el muro oriental, ya que la capilla estaba cerrada», resumió Cañizares.
Los azulejos se encontraban completamente desordenados, tenían abombamientos, desprendimientos y roturas. Los estudios han conseguido identificar dos manos en su autoría. Además de la Alonso de Valladares, la de su hermano Hernando. Alfonso Orce ha realizado una nueva mesa cerámica para la capilla, en cuyo interior, que se puede observar a través de un cristal, se pueden ver restos de unas antiguas pinturas y azulejos que se han encontrado al retirar la anterior mesa. El maestro mayor del templo ha sido el encargado de atajar los problemas de humedades y filtraciones que tenía la capilla, algo que afecta a todo el templo.
Juan Parejo: Roca-Amador recupera su esplendor, Diario de Sevilla, 16 de noviembre de 2012 (Fotos Antonio Pizarro)