LOS GUERREROS DE DIOS – Andrzej Sapkowski
Y a esto, diréis, ¿qué pasaba con los guerreros de Dios? ¿Qué pasaba con Praga?
Praga…
Praga apestaba a sangre.
Nos encontramos en el año del Señor 1427. Dos años han pasado desde lo que Andrzej Sapkowski nos contase en Narrenturm sobre Reinmar de Bielau, llamado Reynevan, joven médico, mago y alquimista, y sus compañeros: el a veces jovial, a veces cínico, y siempre lleno de recursos Scharley, y el gigantón otrora tenido por retrasado y ahora filósofo y pensador Sansón Mieles, del que no sabemos si es un loco muy lúcido, un ángel, un demonio o un periespíritu, ya que ni magos ni sabios se ponen de acuerdo al respecto. En estos dos años Reynevan ha abrazado los ideales husitas de revolución, igualdad social y anticlericalismo con fuerza y es un agente activo para la causa. Mientras tanto la Inquisición sigue buscándolo por hereje y espía… pero también por los rumores de robo de quinientos guldenes de oro a un recaudador de impuestos. Sin olvidar los nobles que quieren su cabeza por haber seducido a sus hijas o mujeres.
Con el telón de fondo de una guerra entre husitas y cristianos a punto de estallar, nuestro protagonista tendrá toda una serie de correrías y aventuras, siempre al filo de la navaja, muchas veces debido a su carácter impulsivo y a sus obsesiones personales y sus antiguos amoríos, otras a su misión como decidido agente de los husitas. Y es que, como ya he dicho, en el joven noble han calado las prédicas de Juan Huss y los suyos y está henchido de ideales de igualdad, de reformismo religioso y de justicia social, cosas que los nobles de Silesia, Lausacia y Bohemia trataran de detener por la fuerza de las armas.
Finalmente, polacos, checos, alemanes, bohemios, eslavos, húngaros… toda Europa Central se verá abocada a un conflicto inevitable de una gran crudeza, donde el protagonista verá su idealismo muchas veces machacado por los golpes de las mazas y los mayales al ver las atrocidades que se cometen en nombre de la verdadera fe en un bando y en el otro, y como el populacho se suma a cualquier causa mientras tengan algo que ganar, cerveza que beber y comida que llevarse a la boca, aunque tengan las cabezas vacías de ideales y poca voluntad de llenarlas. Será esta una guerra brutal y despiadada que el autor nos la hará ver con todo su descarnado realismo, y así el propio protagonista se verá contagiado y usará esa violencia para vengarse de los responsables del asesinato de su hermano y de la muerte de su amada.
Este libro posee todas las virtudes que señalé en la reseña del primer libro: excelente narración, un manejo de la pluma más que notable, ambientación sobresaliente, humor negro, ácida crítica social, curiosa mezcla de magia, fantasía y novela histórica -durante algunos capítulos incluso un enano de los pantanos acompaña a los personajes en sus viajes y esconde su fealdad y baja estatura con el cuento de que es un extranjero y las gentes simples lo creen a pies juntillas con la mera excusa de reírse de él y de los de “su tierra”, aunque el agudo ingenio del enano les termine devolviendo las chanzas- donde habrá esqueletos danzando en los cementerios -al más puro estilo de las pinturas delirantes de El Bosco o de Brueghel el Viejo en cuyo arte muy juiciosamente se han inspirado para las portadas al menos de los dos primeros volúmenes de esta trilogía. Además este libro posee la ventaja de comenzar ya con los personajes presentados y conocidos y pronto entra en materia: las continuas aventuras de los protagonistas, para terminar con la devastadora y sangrienta guerra que ya hemos comentado.
Los principales problemas que tiene la novela son la cantidad de nombres eslavos que nos encontramos -ciudades, personajes, regiones…- y lo difícil se hacen de retener, asunto que se ve agravado por el excesivo tiempo que ha pasado entre la lectura de una novela y otra (más de dos años) y el gran carrusel de personajes secundarios que pueblan sus vivas páginas, convirtiéndolo a veces en un maremagnum de nombres que se hacen algo difícil de situar. Además, al igual que en la primera novela se siguen insertando -de nuevo me recordó en esto a “El nombre de la rosa”- latinismos, fragmentos de obras de la época, rezos y canciones, teniendo uno que ir a las notas finales para leer su traducción.
Y que evidentemente no es una novela histórica al uso.
Pese a todo, la considero una más que digna continuación, e incluso me ha gustado más que la primera parte, sin llegar a entusiasmarme casi nunca pero si a agradarme en toda su totalidad. Al igual que cuando leí “Narrenturm” quedé aguardando la segunda parte quedo ahora a la espera de la tercera y última, llamada “Lux Perpetua.”
Mientras tanto, no sean muy duros con el libro, ya que como el propio autor nos cuenta en boca de un personaje en una cómica y estupenda introducción:
“Y nada está bien burlarse de los libros; al cabo, para que existan, alguien ha tenido que echar antes el bofe.”
Título: Los Guerreros de Dios
Autor: Andrzej Sapkowski
Editorial: Alamut (2012)
Páginas:512
Technorati Tags: Andrzej Sapkowski, Europa central, folklore, mitos, edad media, narrativa, novela