El zapato de la Cenicienta

  • El zapato de la Cenicienta era del 42 y al dar las doce, justo antes de que la carroza se convirtiera en calabozo, su dueña atravesaba la frontera camino de París. El cuento no es exactamente como me lo habían contado; no hay príncipes, ni carrozas vueltas calabaza, ni zapatitos de cristal… pero escucharlo de boca de su protagonista es ponerle voz a la Historia, sentirla latir en cada palabra. Nuestra Cenicienta es una muyer de rompe y rasga, una militante comunista luchadora donde las haya, es Anita Sirgo, Anita la de Lada. Su vida no se resume en las casi tres horas de charla que ayer pude compartir con ella, pero sí en una frase pronunciada al despedirse: volvería hacerlo, lo sigo haciendo.

  • Anita la de Lada, fue luchadora desde la cuna. Hay ocasiones en que la vida no te da elección: hija de fugao y de presa política, sobrina de un fusilado, enlace desde la adolescencia… afirma que no tuvo niñez ni juventud, que la suya es una vida de lucha contra la injusticia y por la libertad. Una vida que relata sin pausa, entre risas y anécdotas, con recuerdos durísimos suavizados por sus ganas de seguir luchando, por nuestra promesa de que nunca se olvide lo que pasó. Es la suya una historia de película, hicieronme un corto, pero daba pa tres hores.

  • A golpe de tacón resume el papel de las mujeres en la Huelga del 62. Conocer a una de sus protagonistas, escucharla contar todas esas cosas leídas en los libros, es amasar la Historia con las manos, empaparse de vida, aprender, recordar porqué soy profe, porqué de Historia. Es también un placer, pero sobre todo un honor. Gracias Anita.

 

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