La reapertura de las catacumbas de Priscila, en Roma, ha vuelto a encender el debate sobre el sacerdocio femenino en el cristianismo primitivo.
Grupos de mujeres dicen que los frescos en las paredes de las catacumbas de Priscila son evidencia de que las mujeres ocuparon el papel de sacerdotes en los tiempos antiguos.
Una importante operación de limpieza, que tardó cinco años, ha revelado las imágenes con mayor claridad.
Sin embargo, el Vaticano ha tachado tales interpretaciones como «pura fábula», «una leyenda».