Los romanos popularizaron el consumo de aceite de oliva
La presencia romana en la Península Ibérica dejó una costumbre tan sana como el consumo de aceite de oliva, que hasta ese momento solo estaba reducido a pocas zonas, al contrario de lo que se pensaba hasta ahora.
La popularización del cultivo del olivo y de su transformación estrella, como es el aceite de oliva, se produjo a partir del siglo I antes de nuestra era, justo tras los asentamietos romanos en la Península Ibérica, según sostiene el investigador de la Universidad de Almería, José Antonio Martín Ruiz, en un artículo publicado en la revista Florentia Iliberritana, que edita la Universidad de Granada.
“Suele admitirse que la llegada de los fenicios en el I milenio a. C. supuso la introducción en el sur de la península ibérica del cultivo del olivo, lo que habría significado la incorporación del aceite a los circuitos comerciales. Sin embargo, los restos orgánicos conservados sugieren que se trataba de acebuches, sin que se conozcan tipos anfóricos destinados exclusivamente a su transporte o recipientes para la iluminación, lo que, junto a la inexistencia de instalaciones dedicadas a su producción hasta la segunda mitad de dicho milenio, sugiere que se trataba de un alimento escasamente difundido hasta la llegada de los romanos”.