Las letrinas públicas romanas

Las letrinas públicas romanas cumplían un importante servicio a la población, puesto que gran parte de las viviendas, las más humildes, no disponían de retretes.

Eran unos bancos corridos de piedra adosados a la pared, con un agujero ovalado en el centro y delante del mismo, situados a una distancia fija y sin ningún tipo de separación entre ellos, que se situaban a lo largo de una sala cuadrada. Estos, eran recorridos por unos canales con cierta pendiente, por donde discurría el agua y drenaba la suciedad.
En el centro de la sala, se situaban unos canales y una especie de pila, donde se encontraban unos palos con unas esponjas marinas en la punta, que se usaban a modo de papel higiénico para limpiarse tras hacer sus necesidades.
Por el uso de estas letrinas, se pagaba una pequeña cantidad, que servía para pagar los servicios de los trabajadores que se encargaban de su cuidado y para su mantenimiento.
En Roma, se cree que existían más de un centenar de letrinas hacia el siglo IV.
Bueno, como veis los romanos no tenían ni mucho pudor ni hacían muchos ascos.

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