Emperadores-Dioses: El origen del culto imperial en Roma
El pueblo romano necesitaba unificar de una manera efectiva su cada vez más creciente imperio, en el cual dominaba la heterogeneidad cultural. Como muy bien dice Hopkings, unos de los mayores especialistas en culto imperial, el poder político y la legitimidad no sólo se apoyan en impuestos y ejércitos, sino también en las concepciones y creencias de los hombres.
Augusto, el primer emperador romano, era consciente de ello, y por eso ejerció su autoridad para introducir una serie de cambios político-religiosos que acabarían constituyendo los pilares fundamentales de su sistema de gobierno y el de sus sucesores. Uno de los cambios más importantes fue la introducción del culto imperial. Ahora bien, sufrió un proceso de evolución. Se originó con el principio básico de que el emperador, al igual que un dios, representa en su persona el orden moral, y que al ser el mejor de los hombres se sitúa en un estadío intermedio entre los seres mortales e inmortales