ANÍBAL, LA NOVELA DE CARTAGO – Gisbert Haefs

anibalUn octogenario heleno, comerciante y banquero, viajero incontinente, dicta sus memorias a la joven esclava Corina, desde el exilio de Alejandría. Pero en el prólogo, el viejo Antígono cuenta su huida de Cartago y la última conversación con Aníbal, un Aníbal también exiliado, como él. Magnífico fresco histórico sobre Cartago, Karjedón o Kart-Hadtha, según se use el latín,  griego o  púnico. A pesar de que la figura que centra toda la historia va a ser Aníbal, la narración es mucho más que una novelación de la vida del genial estratega cartaginés. Por lo pronto, es una novela, y Haefs introduce a un personaje ficticio como narrador, un personaje que va a vivir la historia de Cartago aunque no sea propiamente cartaginés. Hijo del comerciante heleno Arístides y aunque nacido en Cartago, siempre llevará el estigma de su herencia helena. Primero viajero y comerciante, después banquero y fundador del Banco de Arena, que llevará los negocios de la familia Barca, entre otros muchos, Antígono estará ligado a la familia Bárcida desde su juventud. Amigo del Rayo Amílcar, ve nacer y crecer a sus tres retoños, Aníbal, Asdrúbal y Magón, y a sus dos hijas, Sapaníbal y Salambue. Respetado por su posición y su poder económico y al mismo tiempo, odiado por los enemigos de los Barca, Antígono es un personaje literario que nos atrae por su individualidad y por su carácter, ya que de su mano recorreremos la historia, ficción y realidad. 

Es desde su punto de vista que nos va a narrar la historia de Cartago, la historia de la expansión cartaginesa en la península ibérica, las guerras contra los pueblos que la habitan, las guerras contra Roma, la eterna pugna entre el partido Bárcida y el poderoso Hannon, líder de la Gerusía púnica.

Antígono/Haefs anuncia al principio de su prólogo lo que se propone hacer: «describir lo exterior de modo que contenga el interior, pero sin sacarlo a la luz (…) Lo que vi, no cómo lo vi; cosas objetivas, no interpretaciones. Fragmentos de apuntes tomados durante sesenta años, complementados o abrevias; algunas cartas, (…) un Antígono frío que sea joven, adulto o viejo, pero siempre en tercera persona: él; ojos y pluma, no cerebro expositor, intérprete, deformador (…) si los dioses, que no existen, son benévolos conmigo, lo que no se corresponde con su supuesta esencia, concluiré mi tarea».

Con esta obra, Haefs/Antígono se lanza, pues, a narrar el gran drama púnico. Y a pesar de que al usar a un amigo de la familia como narrador adopta el punto de vista de los Bárcidas, es capaz de mostrar de modo bastante impersonal las tensiones de esos años, de la Oikumene, que era el mundo Mediterráneo, derivado de la cultura helenística y sus mezclas con la oriental, así como con los púnicos y los romanos, todo aquel mundo que limitaba con los bárbaros, los que no hablaban la koiné, o lengua común.

La novela desarrolla todo un despliegue histórico, llegando incluso a pasajes verdaderamente barrocos en sus descripciones, que nos hacen sumergirnos en el mundo púnico, o en el ibérico, o incluso en el mundo britano… a la vez que define muy bien a los personajes centrales. Sin entrar en profundidades psicológicas, nos hace comprender las emociones y las tensiones que han de vivir los personajes  principales de la historia, tanto los ficticios como los históricos: el propio  Antígono y su socio Bostar, así como sus distintas amantes e hijos; los hermanos Barca, y los enlaces matrimoniales de las hermanas, con Asdrúbal el bello y con Naravas; el terrible y sanguinario Hannon, cuya constante oposición a los Bárcidas, apoyado por la Gerusía púnica, frenó muchas posibles victorias sobre los romanos y amargó los triunfos que a pesar de todo Amílcar, Asdrúbal y Aníbal fueron capaces de llevar adelante.

La narración alterna las aventuras de Antígono: viajes, amores, negocios y amistades, con pasajes en los que se describe la situación política y militar, o el lector participa en grandes batallas, cruza los Alpes con Aníbal y se encharca en los pantanos junto a sus tropas, escuchando el barritar de los elefantes o los gritos de las tropas antes de la batalla.

Todo ello presenta un panorama histórico general en el que a la vez que entramos en algunos hechos concretos, sobrevolamos otros muy por encima, saltando periodos de tiempo y resumiendo lo ocurrido en el intermedio con el recurso a cartas que Antígono envía o recibe, a su socio Bostar, o a su hermano Atalo, o a su amante de turno, a Aníbal o a Amílcar. En ellas pone al corriente al lector del estado de cosas cuando el lapso de tiempo ha sido grande.

Si todos los miembros de la familia Bárcida salen bien parados desde el punto de vista del banquero heleno, es Aníbal el que aparece como el elemento más destacado, el héroe casi homérico. Aníbal mantiene una fuerte amistad con Antígono, una especial ligazón, a pesar de la diferencia de edad, que hace que Antígono mire y proteja a Aníbal casi como un padre. También hay que destacar que Haefs/Antígono presenta a Escipión el Africano como un digno rival del estratega púnico, y como un hombre de honor, además de un militar competente.

Sin embargo, la mayor admiración va para el héroe, Aníbal, en su lengua, Khenu Baal, Gracia de Baal. Templado, racional, valiente, igualitario con sus tropas, con las que tenía un gran carisma, justo en sus decisiones y luchando siempre a contrapelo del gobierno de la metrópoli, abandonado a su suerte en el sur de Italia, pero siempre victorioso hasta la derrota final, Aníbal es la encarnación del héroe clásico, un nuevo Aquiles o Alejandro. Y no es el primer héroe militar al que  los políticos marginan, temerosos de su poder. La confrontación entre las dos facciones políticas púnicas es constante. En Roma también la había, pero en este caso, Haefs ha tomado posición. La historia de las guerras púnicas ha sido escrita por los romanos, dice, y lo que desea es mostrar que ha pasado desde la otra orilla del Mediterráneo.

Comienza y acaba con prólogo y epílogo la última remembranza, el último encuentro entre ambos amigos previo a la muerte del héroe y presagiando la muerte del narrador, que iniciará un simbólico viaje por el Nilo, hacia el más allá. También están cargadas de simbolismo las espadas que Antígono encarga a un herrero britano y que repartirá como un regalo entre sus hijos y los hijos de Amílcar. En el repaso final a toda su vida, el banquero heleno recordará armas y portadores, ya desaparecidos,  al llegarle la última misiva de Aníbal, junto a los restos de su espada britana.

La edición dispone de una cronología y un glosario de términos muy completo. Desafortunadamente, nada de mapas.

 

Technorati Tags: , ,

 

ampliar

Compra el libro
Ayuda a mantener Hislibris comprando “Aníbal” en La Casa del Libro.

Descripción general de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.