POR EL VALLE DE LOZOYA. MADRID
Un corto trayecto en coche por esta zona de la Sierra de Madrid nos enseñará muchas cosas sobre geografía (como JV ya nos enseñó en una magnífica excursión)
El propio valle es todo un ejemplo de construcción geológica. Elevada en el movimiento herciniano (Era Primaria) y arrasada posteriormente, sus materiales duros (granitos y gneis) se fracturan de forma abrupta en el Terciario (orogenia Alpina).
Se crea entonces un claro relieve germánico, con los horts a ambos lados y la carretera recorriendo el graben.
Si nos fijamos en la vegetación podemos ver claramente dos factores.
Por una parte, su orientación oeste-este permite la entrada de los frentes que barren la Península, generando una mayor pluviosidad (y temperaturas más bajas) que el resto de la Comunidad de Madrid.
Se crean así varios pisos de vegetación.
En la parte baja, junto al río Lozoya, encontraremos los típicos de los bosques galerías de ribera (álamos, fresnos, sauces, avellanos…) junto a reliquias de otros climas pasados, como los abedules
Según ascendamos en altura, y como ya vimos en un puerto cercano, el de la Morcuera, la vegetación se establece en pisos: robles (muy degradados por la acción antrópica del pastoreo, que los han convertido en bosquete sometidos a fuertes podas para favorecer el ramoneo), coníferas sobre ellas y pastos y roca desnuda en las partes más elevadas y abruptas.
Robles jóvenes que lentamente se van regenerando tras las podas
Bosque de ribera abajo. En la zona media pinares. Sobre ellos praderas de alta montaña y roquedos
La zona, tradicionalmente agraria (especialmente ganadera), ha sufrido desde los sesenta un impulso derivado del turismo. Primero las casas de segunda residencia y más tarde las Casa Rurales y el turismo de fin de semana ha generado nuevas oportunidades de negocio vinculadas al paisaje y la alta montaña.
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