El año de los cien

  • Despotricaba servidora ante el ingente número de informes que tenía que hacer y que le impedían (al contrario que a otros) ver el histórico momento en que Felipe VI se ceñía la corona de España. Una compañera dijo entonces aquello de ¿pero tú cuantos alumnos tienes? ¡Muitos! Y muitos, resultaron ser 19+5+24+16+27+9, o lo que es lo mismo, un centenar.

  • 100 alumnos, 810 exámenes o pruebas escritas o como demonio se llamen ahora corregidas, de las cuales 87 de recuperación; 689 clases, 36 guardias;  34 horas trabajando en la biblioteca del Marqués; 274 cafés, de esos 87 a salto de mata en la cafetería del instituto, acompañados de pincho de jamón, tortilla o lomo con lechuga y mayonesa; 26 quinielas cubiertas, 12 plenos al quince acertados (lástima que los entendidos no estuviesen a la altura y fallasen los otros 14 resultados, semana sí semana también); 32 barritas energéticas, 43 chocolatinas; 168 gruñidos mañaneros a modo de saludo (como es el segundo año en el centro el personal ya conoce mis neuras, así que nada de que seria es esta chica); innumerables horas buscando material y ampliando el blog; infinitos pasos de escalera subidos, otros tantos bajados ¡unos glúteos que da gloria verlos, oiga! Cálculos aproximados, pero apuesto que bastante precisos. Las sociales, ya se sabe, no son ciencias exactas. En resumen, lo que vienen siendo veinte horas lectivas, a pie de cañón y con alumnos (cien, ya lo he dicho), tres guardias por semana (casi todas hechas, salvo alguna de los viernes). No me quejo, yo también me sumé a ese año anormal en el que los profes faltamos más de lo habitual. Servidora tres días completos, uno después del recreo y otro antes del recreo. Más otros tres en acto de servicio (excursiones). Dos tardes por trimestre para las redes, otras tantas para las evaluaciones, tres claustros (falta el final). Innumerables: siéntese bien; cállense; ¿peró yo a quien maté?; esto no es un chigre; ¿el marqués necesita algo más? (y no era el de Casariego); página X del libro nuevo, Z del libro viejo; en esta pocilga yo no doy clase; no, X del nuevo y Z del viejo; ¿qué hacéis en la barandilla?, este libro es malísimo ¿os he dicho ya que el libro no me gusta? mira que es malo este libro… El aniversario del Tutti, la visita de Ted Warner, el techo a nuestros pies, las excursiones a Atapuerca y Oviedo, los maravillosos Bully Magnets (alias Los Panchitos), la abdicación del rey, una liga (Cholismo puro), dos huelgas de alumnos, una huelga de profes, huelga decir que Wert ni caso. Y como siempre, me quedo con lo mejor: ustedes. Una panda de mangantes con los que me he cabreado, me he reído, he disfrutado, he aprendido y he sido feliz. Por cierto, no me he vuelto madrileña, es que ojalá volvamos a coincidir sea en clase, sea en los pasillos. Se acabó el curso y a la profe sólo le queda decir a la inestimable muchachada que me ha sufrido este año: Señores, un placer.

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