En medio de la submeseta sur (de hecho, desde ellas se pueden ver tanto Gredos en el Sistema Central como los Montes de Toledo), cruzadas por el Tajo remansado ahora en un pantano, la erosión ha creado este magnífico paisaje de cárcavas (aquí explicamos el término)
Montes de Toledo
La altura de las mismas ya es todo un indicador de la potencia de sedimentos que se superponen en la meseta y nos hablan de su larga historia.
Como ya vimos aquí, su origen (en las dimensiones actuales) se produce en la Era Primaria, con el movimiento herciniano, que crea una gran cordillera central (Macizo Hespérico), lentamente desmantelada durante el secundario, creando una meseta. Sobre ella actuará el movimiento alpino, rompiéndola en su parte central (Sistema Central y Montes de Toledo) en donde volvieron a emerger los materiales antiguos (granitos, gneis) y se crearon nuevos por metamorfismo de presión (pizarras y cuarcitas), creándose un típico relieve germánico
Estas dos cordilleras en su erosión, sirvieron para cubrir nuevamente de sedimentos (especialmente arcillas en esta zona) en los graben que crearon este espeso manto que vemos aquí desmantelado en parte.
Esta cobertura será modelada por pequeños cursos fluviales (normalmente esporádicos) creando el característico paisaje de campiña suavemente ondulada.
Todos estos sedimentos comenzaron a ser erosionados por el Tajo en un profundo meandro. Su escasa resistencia (al ser materiales sueltos) favoreció el proceso, creando un gran tajo vertical que luego las lluvias comenzarán a trabajar, creando los característicos surcos o cárcavas.