OLIVER TWIST – Charles Dickens
El siglo XIX es por excelencia el siglo de la novela, destacando esencialmente la novelística rusa con Tolstói, Dostoievski, Turguéniev, Gógol y Pushkin, así como, la francesa con Balzac, Hugo, Stendhal y Flaubert entre otros, la inglesa con Dickens, Collins, Thackeray… Eso sin olvidarnos de la novelística española donde descuellan Pérez Galdós y Clarín. Pero vamos a quedarnos hoy con Oliver Twist, todo un clásico de la literatura inglesa y universal.
Antes de que prosigáis con la lectura de esta reseña he de advertiros que Charles Dickens es una de mis debilidades literarias, así que, si no con objetividad, que es de todo punto imposible, sí que voy a intentar reseñar con imparcialidad esta que es, cronológicamente hablando, su primera obra tras Los papeles póstumos del Club Pickwick. Fue publicada como novela por entregas de aparición mensual entre febrero de 1.837 y abril de 1.839.
Ya en el primer capítulo vamos a enterarnos de que el protagonista de la novela va a ser un niño, niño que queda huérfano a los pocos minutos de nacer, y que por tanto va a ser criado en la casa de caridad para años más tarde acabar pasando al hospicio, y de aquí, por el delito de ocurrírsele pedir más comida, será expulsado marchando a trabajar como aprendiz en una funeraria. Tras huir de la misma camino a Londres es cuando las desgracias de Oliver —como si no hubiera tenido ya pocas—, van a ir sucediéndose unas a otras al caer en manos de una banda de ladrones. Si bien en el devenir del niño no todo van a ser desdichas.
Las lágrimas y las sonrisas se combinan en las páginas del libro del mismo modo que lo hacen en la vida aunque quizá de un modo más exagerado puesto que el autor quiere conmover al lector y llamar su atención sobre el mal funcionamiento de algunas instituciones y sobre diferentes males sociales. El humor no falta en la novela, un humor fino, irónico, cervantino. Cervantino es también el modo en que se inician los capítulos ya que en sus enunciados, al igual que en el Quijote, se nos muestran los sucesos más relevantes que van a ocurrir en los mismos. Asimismo, es cervantino el comienzo del libro puesto que del mismo modo que en la historia del hidalgo manchego, no se nos informa en que localidad tiene lugar el nacimiento de nuestro protagonista.
El lenguaje es florido y poético aunque sin evitar la descripción de las sórdidas vidas de los criminales ni de las guaridas donde habitan. La novela nos es relatada por un narrador omnisciente, demasiado omnisciente, y quizá para alguien no acostumbrado resulte cansino ese llevar tan de la mano al lector con ese diálogo que el autor y el lector parecen mantener en expresiones como: «No se preocupe el querido lector…» o «no se olvide el lector de que tal personaje…». Pero lo cierto es que, si se está acostumbrado a esta forma de escribir apenas se advierte. El que el libro se fuera publicando por entregas permitía a su autor estar al cabo de la calle de la opinión de los lectores haciéndole posible así realizar los cambios que creyera pertinentes, dado que escribía los capítulos con muy poca antelación a su publicación. En ocasiones complacía a los lectores pero en otras demoraba la intriga haciendo esperar al lector hasta dos o tres meses.
El sentimentalismo que el autor imprime a lo largo de las páginas de la novela, sentimentalismo armonizado siempre con una sonrisa, es una de las peculiaridades del universo dickensiano, quizá hoy nos resulte algo trasnochado y ridículo ese tipo de sentimentalismo, pero está claro que en la Inglaterra decimonónica obtuvo el efecto deseado. En esta novela está presente el humanitarismo cristiano que encontramos en buena parte de su obra, asimismo, hallamos una crítica a quienes se denominaban a sí mismos cristianos cabales, teniendo de cristianos sólo el nombre. Sin duda, Oliver Twist y sobre todo David Copperfield son las dos obras más autobiográficas del autor, en ellas refleja su infancia no muy afortunada.
Con respecto a los personajes del libro Dickens oscila entre personajes llenos de bondad como la señorita Maylie, Oliver -y el que es para mí el más interesante de todos, la joven Nancy, con su incondicional amor-, y otros que son caricaturas o criaturas casi grotescas como el judío Fagin o el señor Bumble, el pomposo celador parroquial. Esto mismo sucede en la mayoría de su obra. Ahora bien, con respecto al personaje protagonista nos encontramos con la imagen sublimada de un niño inverosímilmente bueno y cuyos valores no son alterados por ninguna de las difíciles circunstancias que vive, aunque está claro que esa idealización sirve al fin de Dickens de conmover con su crítica. También Londres se convierte en el libro que nos ocupa en uno de los personajes de la novela; ese Londres de barrios míseros e inmundas callejuelas por donde el progreso parece haberse olvidado de pasar.
En esta novela, que es la primera en lengua inglesa que tiene a un niño como protagonista, Dickens realiza una crítica tanto a la administración de justicia y a la legislación inglesa, como a las instituciones encargadas del auxilio a los huérfanos, pobres y mendigos por el inhumano trato que dispensaban. Así pues, es una de las primeras novelas sociales de la historia de la literatura dado que, pone el dedo en la llaga sobre algunas lacras sociales de la época tales como el trabajo infantil y la utilización de niños para cometer delitos (a pesar de los años transcurridos desde la publicación del libro, por desgracia que cercanos nos resultan todavía hoy estos problemas). En una época en que Inglaterra constituía el mayor poder político y económico a escala mundial, Dickens llama la atención sobre las clases más desfavorecidas del país.
En definitiva, Charles Dickens fue o intentó ser un reformador con sus escritos. Un reformador cándido e ingenuo si se quiere, pero al fin y al cabo lo cierto es que, a raíz de la publicación de esta novela se corrigieron algunos defectos de las instituciones en ella retratadas, y lo mismo sucedió con la publicación de otras de sus obras pues su ficción sirvió para que paulatinamente fuera cambiando la opinión pública sobre las diferentes problemáticas sociales. Dickens es uno de los escritores más conocidos y leídos del Reino Unido y ha influido sobre diferentes autores, aunque claro está que, en su obra no todo son virtudes puesto que sus defectos son también visibles, sin embargo, en mi opinión al poner en la balanza unas y otros pesan más las primeras.
Ayuda a mantener Hislibris comprando OLIVER TWIST de Charles Dickens en La Casa del Libro.