ENRIQUE IV DE CASTILLA – Luis Suárez
El S. XV fue una etapa de transformaciones, la Edad Media llegaba a su fin mientras una nueva época empezaba a perfilarse en el horizonte. Azotada por esos vientos de cambio, Europa atraviesa una reformulación de sus modelos anteriores en medio de conflictos sociales, políticos, económicos… a los que deben enfrentarse los diversos países.
En uno de ellos, Castilla, la casa real, los Trastámaras, que ha llegado al poder tras eliminar a Pedro I, han tenido que ceder importantes cuotas de poder a una nobleza en continuo crecimiento, y se ha visto ante la aparición de válidos que dominan la voluntad del monarca.
El futuro Enrique IV nace en ese mundo, es la Castilla de Álvaro de Luna, de las famosas Verduras de la Era que eran los Infantes de Aragón; donde muchos poderosos convertidos en banderizos buscan más su medra personal que el bien del reino, aunque intenten darle un viso de legalidad y de defensa del bien común y el católicismo.
Así el libro presenta a las acciones de las diferentes familias de la nobleza: Pimentel, Osorio, Mendoza, Quiñones…, o de las ciudades (envueltas en el conflicto converso movido más por envidias y ambiciones que por la religión) en diversas partes del reino, con un enorme detalle. Unos conflictos y confusión de relaciones, a veces difíciles de seguir, que hacen bueno el dicho de que la realidad supera la ficción.
Enrique se ve ante ese panorama, intentando asegurar su cuota de poder ya desde el reinado de su padre, en unas complicadas relaciones de política interior y exterior que afectan a todos los reinos de la Península y que llegan hasta Francia, Nápoles, Flandes…, y que marcarán el futuro de Europa.
Pero Enrique tiene enemigos, que quieren aprovecharse de él y luego marginarlo. Precisamente el autor muestra la enorme campaña de propaganda usada por cronistas contemporáneos y posteriores que hacen un acoso y derribo del monarca para sus fines, usando los problemas físicos y psicológicos del rey. Y es que, para su desgracia, las dudas sobre impotencia y su carácter ciclotímico y en parte misántropo suponen una grave tara en su papel de monarca; siendo sus continuos cambios de ánimo un problema incluso para sus más leales.
Leyendo el libro uno ve, con enorme profundidad (en ciertos momentos parece muy denso pero no por ello menos apasionante), cada momento en que su decisión o su falta de decisión van mermando el poder real en Castilla, incluso cuando lo burlan, maltratan y lo engañan, a pesar de ser consciente de ello.
Se trata de un rey poco idóneo para estar en el trono en ese momento, sobre todo por tener enfrente a uno de los políticos más hábiles de la historia de España: Juan Pacheco, un hábil manipulador cuya vida es paralela y conexa con la de Enrique, y que como reconocen sus contemporáneos engaña, trama, miente…, actuando en dos o tres campos distintos a la vez, en los que se apoya, pero siendo leal solo a sí mismo y a la acumulación de más y más poder sin límite colocándose como cabeza de la nobleza a la que el propio Enrique le asciende, y que incluso acaricia conseguir la corona de Castilla para su familia. Haciendo que ciertos personajes novelescos y televisivos parezcan simples aprendices a su lado.
Así vemos un reinado convulso e interesante, en una Castilla donde ya se prefiguran diversos elementos del reinado de los Reyes Católicos; los cuales ya reyes fuertes darán esos golpes en la mesa para meter en cintura a esos banderizos que uno espera que Enrique de durante todo el libro.
En resumen, un libro no sencillo pero que da un amplio detalle de ese reinado. Aunque se echa de menos en la edición un mapa de Castilla, para seguir tanto cambio de ubicación, y algún árbol familiar para conocer a tantos personajes que intervienen.
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