EL VALLE DE FORNA
En la serie de artículos en los que nos vamos ocupando de la montaña Alicantina cercana a Pego, hoy le toca el turno al Valle de Forna.
El pueblo (pedanía de la Atsubia) apenas tiene una treintena de habitantes que crecen a la centena en el periodo vacacional.
Es un pueblo ariscado en la montaña que, con su configuración y casas encaladas y cúbicas, tiene recuerdos del urbanismo islámico de montaña (su origen se encuentra en un pequeño asentamiento islámico-morisco).
El valle, mucho menos agreste que el vecino de Gallinera, tiene un clima mucho más moderado que éste, especialmente por su apertura directa al Mediterráneo (costa de Oliva) que permite la entrada de humedad y del aire cálido del mar empujado por los vientos de levante.
Vista hacia Oliva
Vista hacia el Valle de Gallinera
Esto ha influido directamente en su vegetación y cultivos.
En su entorno, y frente a la desaparición del bosque primigenio, se desarrolla una amplia y tupida maquia.
En cuanto a los cultivos, en los últimos años se ha sustituido el tradicional secano (almendro, algarrobo, uva moscatel) por otro de regadío que utilizan las surgencias y aguas subterráneas provinientes de la sierra.
Se ha creado así un monocultivo del naranjo.
Dominando la población se encuentra el castillo de Forna, en su origen islámico y muy reformado en el siglo XV, creándose más una residencia nobiliaria que un verdadero hito defensivo