FRANCO. CAUDILLO POR LA GRACIA DE DIOS – Francisco Sevillano
“Y por eso, en la siega trágica de nuestros mejores hombres, Dios, desde el primer momento, fue con su mano de providencia salvando a este UNO, a ese hombre que toda España clama hoy con este nombre único, en el que se resumen todos: FRANCO”. (Ernesto Giménez Caballero, 1938)
Es común a todos los dictadores y tiranos de todas las épocas de la Historia Universal creerse tocados por la mano de Dios o de cualquier otra divinidad superior y de esta manera justificar cualquier acto decisivo frente a la población. Son personas que se sienten ungidos por una instancia excelsa, por el destino, y que han sido señalados justamente en el momento en que la sociedad se encuentra en plena crisis, tanto en su aspecto político como social o religioso. Ellos han estado allí para recoger el poder y se han convertido en seres poderosos para defender los designios de su pueblo, sacrificándose en aras de la inmortalidad.
A estos cantos de sirena, tan dulces como paranoicos, no hizo oídos sordos el antiguo dirigente del país entre 1939 y 1975, Francisco Franco Bahamonde. En sus comienzos como militar empezó a sentir que la Patria le llamaba como salvador y ante esta petición de ayuda no dudó en acudir cual paladio al auxilio de los derechos y libertades de sus compatriotas. Se sentía como garante de las necesidades de su pueblo, y por ello no dudó en sacrificarse en la dura guerra que sacudió España entre 1936 y 1939. Después de terminado tal cruel acto armado él mismo, siguió creyéndose su propia leyenda y sus disparatadas historias de salvador e inmortal centinela frente al comunismo. La bola fue creciendo y cada día que pasaba se iba haciendo más grande llegando asumir su propio mundo inventado.
Esta es la historia que nos cuenta Francisco Sevillano en su libro Franco, Caudillo por la Gracia de Dios (Alianza Editorial, 2010). El autor es doctor en Historia y profesor titular de la Historia Contemporánea en la Universidad de Alicante. Entre sus libros, a parte del que en estos momentos estoy reseñando, destaca Rojos. La representación del enemigo en la Guerra Civil (Alianza Editorial, 2007).Como se podrá observar, Sevillano ya ha tratado el tema de la simbología y representación iconográfica de los elementos de la guerra civil y, por tanto, el análisis del mundo mítico que gira alrededor de Francisco Franco no es extraño en él. Este libro no es una biografía al uso, no es el relato de la vida de una persona desde que nace hasta muere pasando por los momentos claves de su vida, sino la biografía imaginaria del denominado Generalísimo de todos los ejércitos: Franco. Incide sobre todo en la necesidad que tuvo el bando “nacional” de encontrar un líder que aunara y reuniera en su ser todos los elementos religiosos y doctrinales de la España católica. Un enviado por Dios para liberar a la nación de la chusma comunista internacional que rompía las raíces patrias. Es la historia de un mundo de fantasía e imaginación que cayó sobre la testa de su líder.
Sobre Franco se construyó toda una mitología y toda una religión que tuvo que ser acatada por los españoles, llegando no solo haber panegiristas de la figura del Caudillo sino auténticos hagiógrafos y genealogistas que le remontaban a los más divinos ancestros. Todo tenía una justificación para el ser que había sido elegido Caudillo por la gracia de Dios. Por ejemplo, la Guerra Civil que sembró de sangre los campos españoles había sido toda una cruzada para salvar a los buenos católicos de las destructivas ideas que los ateos inculcaban sobre los buenos ciudadanos del país. España necesitaba un salvador que les condujera a través de una guerra redentora como antiguamente habían sido las cruzadas para salvar Tierra Santa. Todas estas ideas fueron calando poco a poco en Franco que se rodeó de un simbolismo impresionante al estilo faraónico, un ejemplo de ello lo vemos en el impresionante mausoleo del Valle de los Caídos.
Terminada la guerra se invistió a Franco con todos los poderes inimaginables, llegando a fusionar en su propio ser a España y el mismo. Él era España y más allá de sus pensamientos y decisiones se abría la nada. Su auctoritas era indiscutible, sin poder discutir o matizar sus ideas o palabras. Para muchos españoles se había convertido en una especie de dios inmortal, llegando a creerse que nunca moriría. Algunos incluso el día de su muerte en 1975 no llegaron a imaginarse que su adorado Caudillo había fenecido, negando toda realidad. La Iglesia incluso estuvo a punto de hacerle santo llegando a ser de las pocas personas que andaban bajo palio en las procesiones, ¡lugar destinado esencialmente al Espíritu Santo en las procesiones! Franco había revitalizado el país y devuelto al redil a toda la grey católica y por ello era justo adorarle hasta límites surrealistas.
Un libro muy interesante el que nos ofrece Francisco Sevillano: muy ameno, lleno de anécdotas, curiosas e increíbles, que no se hace pesado y que le hace comprender al lector la magnitud de la megalomanía que tenia el dictador español. Una obra que a la vez aporta un buen número de datos rigurosamente documentados que agradará por un lado a los amantes de la Historia Contemporánea Española y por otro a los lectores que tengan curiosidad por saber como fue la figura imaginaria de Francisco Franco Bahamonde.