GUERRA DE YUGURTA – Salustio

Ciudad venal y llamada a perecer al instante, si llega a encontrar un comprador.

La Guerra de Yugurta puede parecer un conflicto menor dentro de la expansión romana, pues no se trata de una lucha a vida o muerte por la Italia central contra celtas o samnitas, ni un enfrentamiento titánico entre superpotencias como las Guerras Púnicas, ni un combate contra el sistema político-militar helenístico de los herederos de Alejandro, ni una guerra en apariencia eterna como la conquista de Hispania,…; pero en cambio esa guerra nos presenta las contradicciones internas que marcarán una espiral de conflictos políticos y sociales hasta la caída de la República.

Escrita con la perspectiva del tiempo, tras la muerte de César, Salustio narra el conflicto pero también la crisis interna que sufría Roma.

Nos relata así en su inicio, desde una perspectiva moral, como la sociedad romana ha degenerado, con una nobleza patricia que ha caído en la corrupción y la soberbia, y trata de mantener el poder incluso por la fuerza, frente a la plebe que cae en brazos del extremismo populista. Por supuesto, todo esto desde el punto de vista de un Salustio que parece abrazar una posición moderada, vinculada al cesarismo y a un equilibrio y regeneración social, con una visión idealizada de las épocas pasadas (aspecto compartido por otros autores romanos); olvidando quizás sus coqueteos de juventud con ciertas facciones o sus manos largas durante el gobierno del Africa Nova. Otros análisis de los historiadores podrían hablar de polarización económica, ascenso de los equites, ruptura de los equilibrios tradicionales,…, que vivía la República Tardía.

En la obra, la guerra surge de las tensiones sucesorias en Numidia, con Yugurta tratando de hacerse con el poder frente a otros herederos. Siendo retratado como un sujeto intrigante, ambicioso y tramposo, pero que se enmarca totalmente dentro de los cánones del monarca helenístico.

Yugurta, según Salustio, para garantizar su impunidad sobornará a la élite senatorial. Una nobleza que es criticada por el autor, pero que quizás estaba impulsada en sus decisiones por elementos vinculados a los Escipión y a las antiguas clientelas africanas deseosas de mantener un reino unificado en la zona, y por una visión mucho más amplia de la situación donde la preocupación fuera el movimiento de tribus germanas que empezaba a despuntar en Noreia en vez de abrir un nuevo frente de guerra.

Pero sus errores políticos al matar a equites, actuar en la propia Roma contra sus enemigos políticos (aunque Ptolomeo Auletes hará lo mismo) y tener la osadía de vencer y hacer pasar por el yugo a legionarios romanos llevarán a una guerra hasta el final. Sobre todo porque los sectores populares, resurgidos tras la caída de los Gracos, la usarán como bandera ante la población.

Así tras varios generales patricios poco efectivos, será Metelo el que ejecute una guerra decidida, después de poner en orden a sus tropas (otro tópico de muchas obras romanas el de un nuevo general que reimpone la disciplina), teniendo que recurrir Yugurta a otros subterfugios como el soborno y la corrupción al ser incapaz de una victoria decisiva.

Pero nuevamente los cambios políticos en cuanto a las elecciones y a la propaganda llevan a Cayo Mario a tomar el control de las operaciones para disgusto de Metelo, con su nuevo ejército de origen humilde, aspecto sobre el cual han corrido ríos de tinta sobre la profesionalización del ejército, la consolidación práctica o innovación de la misma, la vinculación de este a su general y no a la República,…, operaciones que mostrarán la misma complicación que las anteriores y cuya resolución no deja de ser curiosa. Pues tras tildar de tramposo y corrupto a Yugurta sea mediante el soborno y el engaño como Sila ponga fin a todo.

Como se puede ver Salustio nos relata un conflicto donde realmente la lucha parece tener lugar más en Roma que en África, en una enfrentamiento político que marcará el devenir de los próximos años y sus protagonistas (en especial Mario y Sila) y que por ello es interesante.

El estilo de Salustio es bastante claro, bastante duro con Yugurta (aunque no al nivel que pone a Catilina) y con ciertos patricios aunque critica a los demagogos, pero que no deja de tener humor e ironía en algunos momentos. Aunque su conocimiento de África pese a haber sido gobernador allí es en ocasiones erróneo o absurdo.

Gayo Salustio Crispo, La guerra de Yugurta; introducción y traducción de Bartolomé Segura Ramos. Madrid, Gredos, 2011, 176 pp

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