Etiquetado: 01.3. Arte Prehistórico. Pintura

Hallan valiosas pinturas del Paleolítico en una cueva de Cantabria

Hallan valiosas pinturas del Paleolítico en una cueva de Cantabria

Fotografía facilitada por el Gobierno de Cantabria de  figuras, posiblemente del Paleolítico, halladas en una cueva del Desfiladero de La Hermida, en Peñarrubia. EFE
Fotografía facilitada por el Gobierno de Cantabria de  figuras, posiblemente del
Paleolítico, halladas en una cueva del Desfiladero de La Hermida, en Peñarrubia. EFE

Distintas figuras geométricas, manchas, discos y signos ocres o rojizos, posiblemente del período Paleolítico, han sido hallados en una cueva del Desfiladero de La Hermida, en la localidad cántabra de Peñarrubia. La cueva Aurea Nota, donde se han encontrado estas pinturas, se sitúa en el Desfiladero de La Hermida, sobre el coto de pesca denominado El Infierno, a unos 50 metros sobre el río Deva. Esta cavidad se ha protegido de forma inmediata mediante la instalación de un cierre metálico, según ha informado el Gobierno cántabro. Se baraja la idea de que estas pinturas datan del período Paleolítico, probablemente de la cultura premagdaleniense.

El Gobierno manifiesta que el interés patrimonial y científico del conjunto es muy elevado y recalca que la cueva Aurea Nota es el primer sitio con arte rupestre paleolítico documentado en el sector cántabro del valle del río Deva. Se trata, además, de uno de los situados más al interior de la región, «lo que supone una notable aportación al patrimonio cultural de Cantabria».  Considera que esta cueva donde se ha hallado arte rupestre paleolítico se incorpora «a un importante corpus constituido por seis decenas de sitios», diez de ellos declaradosPatrimonio Mundial de la Unesco.
El espacio subterráneo es bastante angosto, de topografía descendente, y está configurado por pasillos estrechos y salas de reducidas dimensiones. En los suelos se observan restos de fauna de cronología contemporánea, en ocasiones parcialmente cubiertos por concreción estalagmítica. Las paredes son lisas y blancas por precipitación de una fina capa de calcita y constituyen un excelente soporte para la decoración parietal.

Las figuras de las que se tenía conocimiento por las fotografías proporcionadas por los espeleólogos que han avisado de las pinturas, ubicadas en la salita más profunda, son sendas composiciones geométricas a base de hileras de puntos realizados mediante aplicación de colorante con la yema de los dedos. Se trata de un signo en disposición vertical y forma general ondulante, que arranca en su parte superior por una hilera de puntos que luego se bifurca dando una morfología general fusiforme, y una sencilla línea vertical de cuatro puntos superpuestos. Se observa en la misma sala otra hilera horizontal en arco, otro punto aislado y varias manchas de color, todo ello en tono rojo.  En el pasillo que asciende hacia la salida, en la pared izquierda en dirección a la entrada, se aprecia un disco de color rojo, realizado aparentemente mediante la técnica de soplado. Un poco más hacia arriba, en una concavidad que da frente a la entrada, se vislumbra una composición compleja, elaborada también a base de hileras de puntos de tono rojo, que parece combinar formas geométricas de disposición horizontal y vertical. Por último, en un angosto pasillo que comunica con el vestíbulo y que constituye el acceso más directo desde allí hacia al interior de la cueva, se aprecian varios puntos y manchas de color rojo, difícilmente discernibles pero que anuncian la presencia de otro panel de considerable complejidad.

El Gobierno de Cantabria señala que hay una gran diferencia en el estado de conservación de los paneles decorados más próximos a la boca de la cueva, prácticamente perdidos, y los que se sitúan en la salita inferior, excelentemente preservados. La cueva Aurea Nota tiene cierto paralelismo con otras como Cudón, Chufín interior, Los Marranos, Porquerizo y otros sitios con arte paleolítico constituidos por motivos geométricos puntuados.
EFE, Santander: Hallan valiosas pinturas del Paleolítico en una cueva de Cantabria, Público, 15 de marzo de 2015

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¿Pintaron los neandertales Altamira?

¿Pintaron los neandertales Altamira?

media.eurekalert.org scipak gallery images 2012-06 MNCI. SCIENCE
Las
pinturas rupestres de Altamira, así como las de otras cuevas del norte
de España, podrían haber sido realizadas por neandertales y no por
nuestros antepasados directos. Una nueva
datación, llevada a cabo con la técnica uranio-torio en 50 pinturas de
once cuevas españolas
, ha revelado, en efecto, que esa forma de
arte primitivo es por lo menos 10.000 años más antigua de lo que se
creía y procede, por lo tanto, de una época en la que los
primeros Homo sapiens aún no habían llegado
, o estaban llegando,
a Europa. El estudio ha merecido esta semana la portada de la revista
Science.
Los
investigadores, españoles, portugueses y británicos, dirigidos por
Alistair Pike, del Departamento de Arqueología y Antropología de la
Universidad de Bristol, analizaron 50 pinturas en once cuevas del norte
de España, entre ellas las de Altamira, El Castillo y Tito Bustillo,
declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
La
datación de pinturas en cuevas es una tarea extremadamente difícil y
para la cual los
métodos tradicionales, como el del radiocarbono, no resultan adecuados
.
Según explica el propio Pike, «tenemos, o teníamos, un problema real a
la hora de elaborar cronologías fiables para el arte rupestre. Y una de
las razones para ello es que los arqueólogos utilizan el método de
datación del radiocarbono, que no es adecuado para fechar pinturas que
están elaboradas solo a base de pigmentos minerales (sin compuestos
orgánicos)».

Medición
con uranio

 

Además,
segun Pike, hay un segundo problema cuando se datan por radiocarbono
las pinturas rupestres: y es que «se toman muestras tan pequeñas que
los efectos debidos a una contaminación externa se magnifican de forma
tremenda. Por eso algunas dataciones por radiocarbono difieren de otras
también hechas por radiocarbono en la misma pintura; o incluso fechas
que se procesan de formas diferentes arrojan diferentes dataciones por
radiocarbono. Por eso, hemos intentado evitar esos problemas usando un
método completamente diferente y que está basado en ladescomposición
radiactiva del uranio
».
Pike
y su equipo pueden haber encontrado, de hecho, la forma de terminar con
tanta controversia en la datación de las pinturas halladas en cuevas de
toda Europa. Según Joao Zihao, profesor del ICREA (Instituto Catálan de
Investigación y Estudios Avanzados) en la Universidad de Barcelona y
coautor del trabajo publicado en la revista «Science», «uno de los
mayores problemas es que sabemos muy poco sobre la cronología del arte
rupestre europeo. No sabemos si llegó (a Europa) junto a los primeros
humanos modernos (Homo sapiens, nuestra especie). No sabemos si ya
estaba allí antes de que ellos llegaran».
Por
eso, y dado que los métodos tradicionales de datación (como el
radiocarbono), no funcionan en los pigmentos de las pinturas, en los
que no hay elementos orgánicos, el equipo dirigido por Pike decidió
datar las pequeñas incrustaciones calcáreas que se han ido formando con
el tiempo sobre las propias pinturas. «Estas incrustaciones -explica
Pike- se han formado por el mismo proceso que da lugar a las
estalactitas y estalagmitas de las cuevas. E incorporan pequeñas
concentraciones de uranio radiactivo que se van descomponiendo en torio
a un ritmo constante.Midiendo
la cantidad de torio presente, podemos saber con precisión la edad de
las incrustaciones
. Y dado que éstas se forman sobre las
pinturas y que, en ocasiones, las propias pinturas están realizadas
sobre esta clase de incrustaciones (grandes estalagmitas), podemos
obtener una edad mínima y una máxima para las pinturas».
Siluetas
de manos en El Castillo
Así,
por ejemplo, los investigadores han determinado que las siluetas de
manos que hay impresas en los muros de la cueva de El Castillo tienen,
por lo menos, 40.800 años
, lo que las convierte en las pinturas
rupestres más antiguas de toda Europa, entre 5.000 y 10.000 años más antiguas que las que
hay en Francia
.
Más
ejemplos: algunos de los símbolos de la famosa cámara policromada de
Altamira tienen por lo menos 35.600 años de antiguedad. Es decir,
10.000 años más de lo que se pensaba. Altamira, además, fue
periódicamente ocupada (y pintada) en un número indeterminado de
ocasiones a lo largo de un periodo que abarca por lo menos 20.000 años.
Al
aumentar la antigüedad de las pinturas rupestres aumentan también,
inevitablemente, las dudas sobre la autoría de esas obras de arte
primitivas. ¿Quién
pintó las cuevas?
 Los
nuevos datos implican que la tradición de pintar cuevas con pigmentos
de colores empezó en Europa hace más de 40.000 años. Pero resulta que
esa edad coincide plenamente con la llegada al Viejo Continente de los
primeros humanos de nuestra propia especie. Por eso, Pike y sus colegas
no pueden descartar la posibilidad de que los autores no fueran
nuestros antepasados, sino la «otra» especie humana que por entonces
vivía en Europa. Los neandertales, en efecto, ya estaban allí cuando
los primeros «humanos modernos» llegaron.
En
palabras del propio Pike, «las evidencias de la presencia de humanos
modernos en el norte de España se remonta a hace 41.500 años. Antes de
ese momento solo había neandertales». Lo cual, según los
investigadores, abre tres posibilidades diferentes a la hora de
explicar el origen de las pinturas rupestres. O
bien los humanos modernos trajeron consigo la pintura
 como parte de su cultura; o
bien la desarrollaron de forma muy rápida
, nada más llegar,
quizá como respuesta a la competencia con los neandertales; o
bien las pinturas ya estaban allí 
y
los artistas no fueron ellos, sino los neandertales.
La
cuestión no es menor, ya que la capacidad de los humanos primitivos
para crear arte se considera como un hito de la máxima importancia para
la evolución de la cognición y la conducta simbólica, algo que está
íntimamente relacionado con el desarrollo del lenguaje y nuestra
capacidad de formar y vivir en sociedades complejas. Por no hablar,
claro, de que hasta hace poco se pensaba que los
neandertales carecían de esa conducta simbólica 
y que por eso
sucumbieron sin remedio ante la llegada de los primeros Homo sapiens,
nuestros antepasados, que gracias a su mayor capacidad intelectual
terminaron por dominar por completo el continente europeo.
«Tenemos
evidencias de arte simbólico prehistórico -explica Pike- en forma de
cuentas perforadas, cáscaras de huevos grabados y pigmentos en África
entre hace 70.000 y 100.000 años. Pero parece que las primeras cuevas
decoradas están en Europa. Un argumento para apoyar este desarrollo es
que la competencia por los recursos con los neandertales causó un
incremento en la capacidad de innovación cultural de los primeros
grupos de humanos modernos, algo que necesitaban para sobrevivir. La
otra posibilidad es que el arte rupestre empezara antes de la llegada
de los humanos modernos, y que sus autores fueran los neandertales. Lo
que sería un hallazgo
fantástico y supondría, además, que las famosas siluetas de manos en
las paredes de las cuevas eran, en realidad, una firma neandertal
,
y no nuestra. Sin embargo, necesitamos llevar a cabo más dataciones
para estar totslmdente seguros de ello».
Los
investigadores, aunque aún no pueden demostrarlo sin posibilidad de
error, se inclinan pues a pensar que la posibilidad más realista es
precisamente la más espectacular: que los autores del arte rupestre no
pertenecían a nuestra especie. De hecho, y a pesar de las evidencias
africanas de un «arte simbólico» de 100.000 años de antiguedad, nunca
se ha encontrado en el continente negro una cueva decorada. Las
primeras, las más antiguas, son las del norte de España, y ahora
sabemos que tenían, por lo menos, 40.000 años.
¿Por
qué no en África?
¿Quién
pintó esas cuevas? ¿Por qué no se ha encontrado arte rupestre en
África? ¿Por qué, si «nosotros» ya teníamos arte simbólico hace 100.000
años, dejamos pasar 60.000 años antes de empezar a pintar cuevas? Las
respuestas definitivas tardarán aún en llegar
. Nuevas
investigaciones podrían incluso encontrar muestras aún más antiguas y
procedentes, por lo tanto, de una época en la que no había rastro de
Homo sapiens en todo el continente europeo.
Los
que sí estaban allí, durante más de 250.000 años hasta que llegaron los
primeros hombres modernos, eran los neandertales…
José Manuel Nieves, Madrid: ¿Pintaron los neandertales Altamira?, ABC, 14 de mayo de 2012
Altamira, una guerra microscópica

Altamira, una guerra microscópica

Pulsar para ampliar la imagenLa cueva de Altamira seguirá cerrada, en principio, dos años más. El informe de 2009 del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que alertaba del peligro de las visitas para las milenarias pinturas de la gruta, ha sido decisivo para mantener su clausura.

Sin embargo, la impaciencia de los políticos cántabros, con su presidente Miguel Ángel Revilla al frente, llevó esta semana al Patronato de Altamira a apartar al CSIC de las investigaciones y buscar el dictamen de un grupo internacional de expertos, que se constituirá antes del próximo mes de abril y que deberá establecer un régimen controlado de visitas que al mismo tiempo garantice la conservación de los bisontes.

Sergio Sánchez-Moral es el director de la última investigación del CSIC. Entró por primera vez en Altamira en 1993 y desde entonces ha estudiado las condiciones ambientales de la cavidad al milímetro. «Cuando nos piden visitas experimentales para ver cómo afectan a la cueva, es absurdo, porque eso se sabe más que de sobra, está estudiado hasta la saciedad. Hay hasta una tesis doctoral sobre el tema», explica el geólogo en su despacho del Museo de Ciencias Naturales de Madrid.

Su trabajo en la cueva durante la última década le ha llevado a constatar dos evidencias: la situación en la sala de polícromos ha mejorado mucho, pero sigue siendo muy delicada. Las colonias de bacterias que provocaron las manchas verdes que levantaron la voz de alarma en 2002 se han reducido, lo que no significa que las bacterias hayan desaparecido. Es más, son necesarias «para mantener a raya a los hongos. El problema es que si matas a todas las bacterias se te puede hacer fuerte el hongo. Y hay hongos que proliferan y se te meten en el pigmento, y luego no lo puedes quitar, porque está metido en la pintura», analiza el científico.

El equipo llegó a esta conclusión después de que en 2007 introdujeran roca estéril, sin bacterias, en la cueva. «Al instalarlas ahí, los hongos se hacen con la roca en un momento. Nos dimos cuenta de que el problema era mucho peor de lo que parecía. Teníamos que hacer campañas de microbiología para ver lo que flotaba en el aire y fotografiar los techos para observar cómo proliferan las colonias de bacterias. Nos preguntamos si en los sustratos que no hay colonias habría bacterias. Empezamos a medir y… ¡estaban llenos!», exclama.

El principal problema es que mientras las bacterias empiezan a colonizar un ambiente no son perceptibles al ojo humano, por lo que su crecimiento es difícil de controlar. «Entran en una fase de estabilidad. Aumentan poco a poco y durante un tiempo se fortalecen, se van haciendo con el ambiente. Pero en un momento determinado hay una fase de proliferación y el crecimiento experimenta una fuerte subida de golpe. Y ahí ya ves las manchas en la cueva», sostiene Sánchez-Moral.

Detener el avance o matar

Los trabajos del CSIC han dado sus frutos y han logrado detener la proliferación de las colonias. «Ha disminuido la actividad metabólica de las bacterias, lo que es muy bueno. Y otra cosa que pasa es que están aumentando las proteínas, porque las bacterias se ahogan y buscan alimento. Yo ahora mismo no sé matar a esas bacterias, pero creemos saber cómo hacer para que no proliferen», subraya el geólogo.

A esto hay que añadir la fragilidad de la cueva, que se encuentra en estado senil. Ya cuando entró el investigador Hugo Obermaier a principios de siglo XX para hacer excavaciones arqueológicas se le cayeron varios bloques al lado, de ahí que se tuvieran que hacer obras de sujección. Además, la entrada de la cueva, conocida como la sala de la cocina, «está destrozada microambientalmente, con colonias de todos los tipos. Nuestro primer objetivo fue que esas bacterias no pasasen a la sala de polícromos. De ahí la instalación de un segundo cierre, justo después de la sala de la cocina, que ha reducido mucho la transmisión», expone Sánchez-Moral.

La sala de polícromos cuenta, no obstante, con dos condiciones naturales a su favor, que son el motivo por el cual las pinturas siguen allí después de miles de años. «Es un milagro, por eso hay sólo tres o cuatro en el mundo. La suerte que tiene la sala de polícromos es que por su configuración hay una parte donde no entra en circulación el aire, y es donde están los bisontes. Además, tiene encima una capa de piedra muy impermeable que desvía el agua hacia los lados. Ese es el motivo de que no haya estalactitas y por eso el señor que pintaba lo hacía allí», cuenta Sánchez-Moral.

La cueva, un ser vivo

Vista desde los ojos de un científico, una cueva deja de ser una cueva y se convierte en un ser vivo que sufre, responde, se recupera e incluso respira. El equipo del CSIC viajaba, como mínimo, una vez cada dos meses a la cueva para recoger los datos almacenados en los equipos de monitorización. También llevaron a cabo jornadas de medición de 24 horas, ininterrumpidamente. «Eran pruebas para ver cómo respira la cueva. Se pincha en el prado de encima una serie de tubos y se meten otros tubos en diferentes puntos de la cueva, desde fuera. Bombeamos aire de la cueva y vemos cómo se comporta el aire. Esto te permite saber en qué momentos no puedes abrirla».

Sergio Sánchez-Moral alerta sobre el peligro que las visitas tienen para las pinturas en este momento, pero en ningún caso es pesimista sobre la posibilidad de abrir la cueva en el futuro. Y pone un ejemplo: «En el año 90 se tomó una muestra de la pata de un bisonte para datar las pinturas. Se cogió pigmento del bisonte, que no vas a volver a poner. Pues bien, en 1990 se cogieron 20 miligramos, mientras que en 1980 la cantidad necesaria era de 1.000 miligramos. En 2010 sólo harían falta entre uno y dos miligramos. Y con paciencia, igual ni siquiera hay que tomar una muestra. ¿Va a poder entrar gente? Yo creo que sí, porque la ciencia avanza y a día de hoy las cosas están yendo mejor».

En 2011, el estudio quedará en manos de expertos internacionales. «En Europa hay poca gente que se dedique a esto de la forma en la que nosotros lo hacemos, pero claro, si quieren abrirla tendrán que llamar a otros», concluye Sánchez-Moral. La reapertura, por tanto, se retrasa al menos dos años. Una minucia al lado de los 15.000 años que llevan allí los bisontes.

Jesús Miguel Marcos, Madrid: Altamira, una guerra microscópica, Público, 19 de diciembre de 2010

Altamira seguirá cerrada por ahora

Altamira seguirá cerrada por ahora

El Patronato desaconseja «proponer un régimen de visita pública» pese a la mejoría de la cueva – Un grupo internacional estudiará la reapertura

Pinturas en la cueva de Altamira, realizadas durante el Paleolítico Superior.-A unos bisontes que permanecieron en silencio alrededor de 15.000 años, no les importará seguir a oscuras uno más o lo que tarden los expertos internacionales en pronunciarse sobre sus visitas. Por peores vicisitudes han pasado. Cuando Marcelino Sáenz de Sautuola descubrió en 1879 aquella manada salvaje pintada en rojos, negros y ocres sobre el techo de una cueva en Santillana del Mar, la comunidad internacional le ninguneó. Eran tan perfectas que parecía increíble que hubiesen salido de la mano de unos ocupantes del Paleolítico Superior (40.000-10.000 a. C.) que no recibían lecciones de pintura en sus ratos libres.

Tuvieron que aparecer pinturas similares en una gruta francesa para que se aceptara la antigüedad de los murales de Altamira. Desde entonces la admiración arrastró a miles de visitantes hasta la cueva de Santillana del Mar, que se abrió por vez primera en 1917. Recibió visitas durante 70 años: !hasta 170.000 al año en los setenta! Y desde entonces su historia es un tira y afloja entre el afán de conservarla a ultranza y el deseo de exhibirla, que ha llevado a una sucesión de aperturas restringidas y cierres. Desde 2002 está vetado el acceso del público. Una réplica trata de saciar curiosidades. Hace unos meses, sin embargo, se vislumbró un cambio de tendencia.

En junio, el Patronato de Altamira se pronunció a favor de «establecer las condiciones de máxima accesibilidad que simultáneamente garanticen la sostenibilidad de la cueva». Los informes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) eran conservadores, esto es, contrarios a la apertura a pesar de constatar que la cueva ha evolucionado de forma positiva en los últimos años. En el otro extremo, el Gobierno cántabro, con su presidente, Miguel Ángel Revilla, a la cabeza. El tirón turístico de la Altamira real deja en pañales la atracción de una réplica.

Ayer, tras la reunión del Patronato, que finalmente se decantó por el criterio conservador y optó por dejar las cosas como están, Revilla se quejó. Lamentó que los científicos del CSIC no se hayan «mojado» y reiteró que el objetivo «político» es que la cueva se reabra «cuanto antes», informa Europa Press.

También la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, se mostró favorable a la reapertura, pero la última palabra será la de un grupo internacional de expertos, que incluirá representantes de la Unesco. Su trabajo complementará el realizado por el CSIC y podría durar entre 18 y 24 meses. Su composición se conocerá en la próxima reunión del Patronato, que de momento desaconseja «modificar las condiciones de accesibilidad» a la cueva y «proponer un régimen de visita pública». Así pues, los bisontes seguirán en silencio.

T. Constenla, Madrid: Altamira seguirá cerrada por ahora, EL PAÍS, 17 de diciembre de 2010
Arte rupestre de hace 4.000 años en La Pedriza

Arte rupestre de hace 4.000 años en La Pedriza

Pinturas rupestres en La Pedriza- SANTI BURGOSLos primeros seres humanos que habitaron la región madrileña en La Pedriza, colosal formación geológica que blinda con piedra la falda de la sierra donde nace el río Manzanares, dejaron su impronta imperecedera en la pared de una angosta cueva. Sus sorprendentes dibujos han sobrevivido casi 4.000 años. Se encuentran al abrigo de una gran roca, apenas a media hora de distancia de Madrid, en un paraje sotomontano perteneciente a una finca particular. Es inaccesible al gran público y se halla en el área de Manzanares el Real.

Esta joya prehistórica, una de las primeras manifestaciones del arte rupestre en la región madrileña, fue allí descubierta en 1989. Ayer la mostraba a la prensa José Luis Martínez Almeida, director general de Patrimonio de la Comunidad. La arqueóloga Carmen Priego estudió y documentó con detalle este hallazgo de misteriosas y esquemáticas trazas.

Pintadas con óxidos metálicos de tonalidad ocre y presumiblemente bañadas en sangre de animales o humana, representan un conjunto de individuos cuyos miembros se congregan en torno a un centro. Hay más de una decena con tres extremidades, presumiblemente varones, y tres hembras, con dos apéndices cada una. Dada su orientación hacia el centro de la escena, cabe imaginar que los representados asistían a un sacrificio, un parto o una muerte.

Quien dibujó tal conjunto era un ser inteligente, capaz de conceptualizar y expresar una idea mediante un esquema dibujado e interpretable. Sin saberlo, nos estaba transmitiendo información desde los confines de la Edad del Bronce y principios de la Edad del Hierro, entre 1.800 y 1.200 años antes de Cristo, casi 4.000 años desde entonces hasta hoy. Su mensaje ha quedado grabado de forma indeleble en una suerte de mural de granito, hoy sujeto por cinco trípodes metálicos, enclavado a seis metros de profundidad en un habitáculo de apenas dos metros cuadrados de superficie y a la altura de los ojos de un observador de talla media.

Todo indica que el abrigado lugar, en el interior de la cueva llamada de Los Aljibes, era un lugar ritual, tal vez un primitivo templo, ya que no parece que fuera una estancia destinada a vivienda. Mas ello no le resta importancia. En sus inmediaciones se encuentra una cortada, de apertura muy posterior, que fue cantera de pórfido, especie de mármol oscuro empleado para tallas. Es, con el hallazgo de El Reguerillo, cerca de la localidad septentrional de Patones, uno de los primeros vestigios del arte en Madrid. Más precisamente, del arte rupestre, el que los primitivos pobladores de la región estamparon en 19 cuevas, grutas y abrigos descubiertos a partir de 1989 en un arco que abarca desde Patones a Buitrago del Lozoya, Guadalix de la Sierra y el valle del Alberche.

Pero no es el primer caso en que un valioso hallazgo de estas características es destruido por vándalos. Por ello, el organismo que fiscaliza la riqueza patrimonial de la región madrileña, a través de su responsable, quiere hacer saber que este hallazgo -toda La Pedriza es Bien de Interés Cultural- se encuentra en óptimas condiciones de una conservación que, paradójicamente, aconseja mantenerlo fuera de los circuitos visitables de la Comunidad de Madrid.

«Estudiamos cómo hacer accesibles a la ciudadanía estas manifestaciones artísticas», explica José Luis Martínez Almeida. No descarta la instalación de una réplica en un lugar próximo y visitable, que reproduzca los interesantísimos esquemas humanos que por primera vez, de forma abstracta pero también precisa, dan cuenta de una congregación humana singular en épocas prehistóricas.

El abrigo se encuentra vallado con una verja metálica. Hasta su intimidad se desciende por una rampa igualmente metalizada, que sólo permite adentrarse a un máximo de tres personas. Tan accidentado acceso refuerza y justifica las medidas de seguridad. Pero ninguna restricción mengua la emoción que genera saber que seres inteligentes, capaces de formular ideas con esquemas de trazas comprensibles, habitaron estos canchales, cuya osadía geológica atrae cada fin de semana a miles de visitantes seducidos por su belleza.

Pinturas rupestres, descubiertas a partir del hallazgo de Los Aljibes, pueblan los rincones más antiguos e incitantes del territorio regional. La Comunidad de Madrid, cuya competencia en materia de protección de patrimonio histórico, artístico, cultural y natural cumple ahora 25 años, ha querido conmemorar esta onomástica con la visita a este enigmático enclave.

Rafael Fraguas, Madrid: Arte rupestre de hace 4.000 años en La Pedriza, EL PAÍS, 3 de agosto de 2010
La prehistoria literal del cine

La prehistoria literal del cine

En la imagen, trazados de figuras humanas en un poblado neolítico. Valerio Merino

Distintas pinturas rupestres de la Edad del Bronce, halladas en varios lugares de Europa, serían más que meras ilustraciones, según concluye un equipo internacional de antropólogos, y puede considerarse un principio de la animación cinematográfica. Expertos de las facultades de arqueología y antropología social de Sankt Pölten, Cambridge y Weimar afirman en un comunicado que las colecciones de imágenes, datadas entre el 4.000 y el año 1.000 a.C., «no son a nuestro parecer simples imágenes» como las conocidas hasta hoy, «sino elementos de una representación audiovisual».

Los motivos suelen ser precisamente dinámicos, como explican los coordinares: preferentemente escenas de caza o danza, y raramente muestran en cambio a la mujer y, nunca, el más estático de los estados que es la muerte. Los trabajados de búsqueda y evaluación se están llevando en la región lombarda de Valcamonica (Italia), donde ha sido descubierta una inmensa concentración de pintura rupestre, con más de 100.000 muestras. Los investigadores han acometido ahora el proyecto de intentar computeriar y montar las imágenes, en pos de producir una auténtica animación. Las pinturas y dibujos hallados «no constituyen aún imágenes animadas, pero las imágenes sí se suceden como si buscasen una animación», según explica en el comunicado Frederick Baker, del Museo de Arqueología y Antropología de la Universidad de Cambridge.

Descubiertos en lugares distintos del continente, y característicamente bastante retirados y de difícil acceso para el común, las representaciones rupestres parecían contar, no sólo con el ojo del espectador, «sino que incluso el oído es aquí interpelado». Los arqueólogos han descubierto que este tipo de grabados aparecen «en lugares con unas dimensiones acústicas singulares». La concepcion pues de la representación no consideraría a la imagen «como una ilustración fija», sino como «imágenes capacesde crear una historia en la mente del receptor; esto es, como sucede en el cine», añade el profesor Baker.

El proyecto en marcha con la Universidad Bauhaus de Weimar, la pequeña capital en el centro oriental de Alemania, pretende ahora un montaje digital del arte rupestre, mediante ordenadores, a fin de recomponer y recrear en continuo una secuencia de las imágenes fotografiadas, que produzca una auténtica película rupestre.

Ramiro Villapadierna, Berlín: La prehistoria literal del cine, ABC, 30 de junio de 2010
Altamira se reabrirá al público con restricciones después de ocho años

Altamira se reabrirá al público con restricciones después de ocho años

Altamira permanece cerrada desde 2002. El Patronato de Altamira ha acordado el 8 de junio de 2010 por unanimidad que la cueva prehistórica, que permanece cerrada al público desde septiembre de 2002, pueda ser visitada de nuevo «con todos los requisitos y garantías para mantener este bien excepcional».

140 años de la ‘Capilla Sixtina’ de la pintura rupestre

1868: El aparcero Modesto Cubillas descubre la existencia de una cueva en las cercanías de Santillana del Mar y se lo comunica al naturalista Marcelino Sanz de Sautuola.
1879: Sanz de Sautuola realiza un primer sondeo en la cueva y recupera objetos de sílex, azagayas, agujas, conchas y restos de fauna. En una de sus visitas a la cueva, su hija se queda mirando a un techo y exclama: «¡Papá, bueyes!». Por primera vez, se descubre un testimonio de arte rupestre paleolítico.
1880: Sanz de Sautuola publica el primer trabajo en el que habla de Altamira: «Breves apuntes sobre algunos objetos prehistóricos de la Provincia de Santander». En él afirma que las pinturas de la cueva pertenecen «sin ningún genero de dudas» al período Paleolíico. Sin embargo, los científicos de la época le dan la espalda e, incluso, le acusan de farsante.
1888: El 2 de junio fallece Marcelino Sanz de Sautuola.
1902: Tras el descubrimiento en Francia de otras muestras artísticas del Paleolítico, uno de los investigadores más famosos de la época, el francés Emile Cartailhac, publica el artículo «La grotte d’Altamira, Espagne. Mea culpa d’un sceptique», en el que reconoce públicamente su error al despreciar el hallazgo de Sanz de Sautuola.
1904-1905: Excavaciones de Hermilio Alcalde del Río.
1917: Altamira se abre a las visitas.
1924-1925: Excavaciones de Hugo Obermaier.
1924: Altamira es declarada Monumento Nacional y se convierte en uno de los lugares más visitados de España.
1969: Tras haber acondicionado la cueva para las visitas, se levanta un muro entre la sala de los bisontes y el vestíbulo, que cambia las condiciones en el interior de la gruta.
1970: Se alerta del paulatino deterioro de las pinturas rupestres como consecuencia de la transformación de su microclima.
1977: El 1 de octubre, Altamira se cierra por primera vez al público, después de décadas de visitas continuadas. Hasta esa fecha, habían entrado en Altamira hasta 4.000 personas diarias.
1979: El Ministerio de Cultura asume la gestión de Altamira. – 1980-1981: Excavaciones de Joaquín González Echegaray y Leslie Gordon Freeman, las últimas que se realizan en la cueva.
1982: Altamira se reabre al público, con un cupo limitado de visitantes: de 10 a 40 diarios, según la época del año.
1985: Altamira es declarada Patrimonio de la Humanidad.
2001: El 17 de julio, los Reyes de España inauguran el nuevo Museo de Altamira y la Réplica de la sala de los bisontes. –
2002: En septiembre se suspenden las visitas a Altamira, tras detectarse en su interior microorganismos que estaban deteriorando sus pinturas. El CSIC inicia un estudio sobre su conservación.
2010: 8 de junio, se constituye el nuevo Patronato de Altamira, que decide reabrir la cueva al público, con restricciones.

Así lo han anunciado la ministra de Cultura, Ángeles Gonzálz-Sinde, y el presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, tras la reunión del nuevo patronato del Museo de Altamira, que ha aprobado también la constitución de un grupo de trabajo que decida cuántos visitantes puede acoger Altamira. Ese grupo de trabajo, que se reunirá por primera vez el 11 de junio, estará constituido por representantes de todas las instituciones y expertos que componen el Patronato de Altamira y tendrá como objetivo fijar un régimen de visitas para final de año.
Desde 2002 todo aquel que quería contemplar su famoso techo de los bisontes tenía que conformarse con admirar la réplica inaugurada en 2001. Esa réplica reproduce al milímetro, grieta a grieta y trazo a trazo, las pinturas con las que un grupo de cazadores decoró hace 14.000 años la sala principal de la cueva, pero eran muchos los que echaban de menos vivir la emoción de una visita al original. Tanto González Sinde como Revilla han resaltado la «unanimidad» y el «máximo interés» del Patronato de Altamira por que la cueva y sus famosos bisontes sean accesibles al público, pero manteniendo los límites de conservación exigidos para unas pinturas de más de 14.000 años de antigüedad.

El grupo de trabajo, que se encargará de fijar esos parámetros de conservación, estará integrado por los miembros de la Comisión Permanente del Patronato, presidida por directora general de Bellas Artes, María Ángeles Albert, y varios vocales, en representación de todas las instituciones y expertos. Con la colaboración del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que ha estudiado el estado de conservación de las pinturas durante los últimos ocho años y que se opone a la reapertura de la cueva, establecerá unos límites de visitas que serán revisados periódicamente para garantizar «siempre esa conservación integral de la cueva y su contenido», ha explicado la ministra de Cultura.

«La voluntad del Patronato es que, con todos los controles que sean necesarios, haya una accesibilidad, aunque sea mínima, a la cueva», ha subrayado el presidente de Cantabria. Según ha apuntado González-Sinde, el Patronato ha pedido que el grupo que se creará esta misma semana trabaje con «la mayor celeridad posible» y cuando concluya su informe será necesario instalar unos monitores que medirán las condiciones ambientales necesarias «para que la cueva se preserve y no sea objeto de degradación».

Serán, por tanto, los expertos quienes fijen «los plazos y el calendario ideal», pero la voluntad unánime del Patronato, ha insistido, es que el patrimonio de Altamira, además de ser conservado y estudiado por los científicos, sea accesible. La ministra ha confesado que no conoce la cueva original, aunque ha visitado en varias ocasiones la réplica que fue inaugurada en 2001 y que desde entonces ha recibido a 2,5 millones de visitantes. «La visitaré cuando pueda hacerlo el resto de los ciudadanos», ha añadido González-Sinde, quien cree que el Museo Nacional de Altamira es «un ejemplo de gestión». El presidente de Cantabria espera que el primer visitante de la cueva sea el presidente de EEUU, Barak Obama, al que va invitar personalmente. «Ya tengo redactada la carta. Y en inglés», ha dicho. En la reunión de hoy se ha constituido formalmente el nuevo Patronato de Altamira, en el que se refuerza la presencia de institciones y expertos en Arqueología, Historia del Arte y Museología.

EFE Santillana del Mar (Cantabria): Altamira se reabrirá al público con restricciones después de ocho años, 8 de junio de 2010

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