Se buscan piezas para completar el puzle de una joya gótica
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Fuente: Estudio de Alberto Velasco y Francesc Ruiz, y elaboración propia. / RODRIGO SILVA / EL PAÍS |
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Fuente: Estudio de Alberto Velasco y Francesc Ruiz, y elaboración propia. / RODRIGO SILVA / EL PAÍS |
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Fuente: Estudio de Alberto Velasco y Francesc Ruiz, y elaboración propia. / RODRIGO SILVA / EL PAÍS |
La exposición abre con el busto relicario de San Baudime, quien viajó como misionero cristiano de Roma a Francia a comienzos del siglo XII. El santo tiene la mirada fija y pérdida con la intención de impresionar al peregrino y tiene las manos levantadas para bendecirle.
Es uno de los llamados ‘relicarios parlantes’, bustos realistas que representan a santos, comenzaron a ser populares a partir del siglo XVII pero es en el siglo XVI cuando los relicarios gozan de un auténtico esplendor. En la actualidad, se producen en abundancia como medio de dignificación de las reliquias. Cabezas, bustos, brazos, dedos, incluso pies… Dentro de la modalidad, el formato que encierra mayor atractivo es el de la escultura completa. Figurillas de santos, santas, de la Virgen María se confeccionan con gran oficio en los centros más relevantes.
La estatua de ‘Saint Baudime’ fue creada para proteger una reliquia sagrada. En la Edad Media, los cristianos tenían la firme convicción de que las reliquias de un santo disponían del poder para interceder ante Dios, hombres o mujeres que habían vivido vidas virtuosas o sufrido martirios por no renegar de su fe. Las reliquias eran, por lo general, fragmentos del cuerpo humano u objetos materiales santificados por su contacto con los santos y las más valiosas eran por supuesto las que se creían relacionadas con el mismo Cristo o la Virgen María.
‘Treasures of heaven’ retrocede hasta el siglo IV, cuando el emperador Constantino legalizó el culto al cristianismo. Además, explora las peregrinaciones a las iglesias que fueron construidas con el fin de albergar las reliquias de los santos. Termina con la reforma del protestantismo del siglo XV promovido por Martín Lutero, un sacerdote sin concesiones y teólogo alemán, que afirmó que «la veneración a los santos a través de las reliquias habían llegado a un punto en el que alejaban a la sociedad de las manifestaciones divinas, convirtiéndose las reliquias en un valor intangible para apreciar la divinidad». Desde Carlomagno o Luis IX de Francia hasta Carlos IV de Bohemia, tenían importantes colecciones de reliquias y construyeron en algunos casos impresionantes capillas para su custodia.
La exposición dispone de varios espacios, como ‘El pasado clásico’, donde se repasa la creación de los primeros féretros romanos y por consiguiente, la extensión de las prácticas funerarias. ‘La devoción privada y el poder’ ofrece una serie de objetos y joyas, como ‘El relicario Santa Espina’. Es la corona que llevó Cristo cuando fue crucificado, y que más tarde, Luis IX adquirió por 135.000 libras en el año 1239.
El retablo de San Miguel y San Pedro fue realizado en el taller de Jaume Cirera y Bernat Despuig, dos pintores que compartieron taller a mediados del siglo XV en Barcelona. Originalmente se encontraba en el altar mayor de la iglesia de Sant Miquel de la Seu de Urgell. Ya en 1907 las dos tablas centrales y otras dos laterales fueron adquiridas por el MNAC, que en 1956, dentro de la adquisición de la colección Muntadas, recuperó otra tabla del conjunto. El resto de las tablas del cuerpo principal se encontraban desde mediados del siglo pasado en manos de un coleccionista belga. Faltaría para completar el retablo la predela, que se conserva en el museo de Bellas Artes de San Carlos de México, aunque esta parte de la pieza fue realizada por otro pintor.
Hace casi diez años comenzaron las negociaciones para adquirir estas tablas, si bien las conversaciones se interrupieron hasta que, hace unos meses, la casa de subastasChristie’s informó al gobierno español de la intención del coleccionista de venderlas a un precio más ajustado que lo que pedían en un principio. Finalmente, el Ministerio de Cultura adquirió las piezas por 650.000 euros y las ha depositado en el MNAC.
Esta mañana, durante la presentación del retablo, que ha obligado a remodelar de nuevo dos de las salas de arte gótico del museo, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, ha presentado también otra adquisición realizada en esta ocasión por el propio museo aunque con el dinero cedido para tal fin por el Ministerio de Cultura. Se trata de un retablo de tamaño más reducido aunque de mayor calidad artística. El retablo de San Miguel, de Joan Mates, uno de los maestros del gótico internacional, fue realizado en el primer cuarto del siglo XV. Esta obra, que estaba en manos de un coleccionista catalán, se adquirió por 650.000 euros y se tiene constancia de que a principos del siglo XX estaba ubicado en la ermita de Santa María de Penafel, en el municipio barcelonés de Santa Margarida i els Monjos.
El jefe de área de las colecciones del Gótico, Rafael Cornudella, ha destacado la gran «calidad técnica y estética» de este retablo y la ha considerado una de las obras más significativas de Joan Matas.
Angeles González-Sinde se ha felicitado tanto por la adquisición de los dos retablos como por que en uno se haya permitido «el reagrupamiento familiar», utilizando el mismo término del que se ha servido poco antes el presidente del patronato del MNAC, Narcís Serra. La ministra ha alabado el el funcionamiento del museo y ha argumentado que si el Estado no hubiera decidido hacer esta inversión, más de 1,2 millones de euros, estas piezas habrían salido a subasta y hubiera sido muy complicado, especialmente en el caso del retablo de San Miguel y San Pedro, traerlas de nuevo a España.