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Cuando el arte español era el mundo

Cuando el arte español era el mundo

Jonathan Brown nos recibe en su despacho del Instituto de Bellas Artes de Nueva York. Este despacho parece el de un bibliotecario en apuros, que ya no sabe dónde meterse él con sus muchos libros, a la vez que mira con respeto y sin confianza un ordenador que misteriosamente ha ido a parar a su mesa. Luego nos confesará que no lo usa.

—Pero qué me dice, si yo tengo e-mails mandados por usted…

—Ese es casi el límite de mis capacidades, créame. Cuando tengo que navegar por este mundo tan raro, pido ayuda a mis estudiantes.

Pero no sólo para eso. De algún modo Brown también se ha inspirado en ellos para pulir el concepto de la exposición «Pintura de los Reinos», de la que es comisario. Y lo es con mucha ambición. Pues «Pintura de los Reinos» no pretende ser una mera exhibición de arte de los virreinatos, lo cual ya tendría mérito, pues muchas de las 125 piezas que se exhiben son inéditas en España. Lo importante es cómo estas pinturas vertebran la primera mirada global al primer arte global de la Historia: el del imperio español del XVI y el XVII. Fue el primer arte global porque sus confines abarcaban desde Amberes hasta Cuzco pasando por Sevilla, Ciudad de México y Manila. Pero sobre todo lo fue por la energía con que en todas estas terminales imperiales el arte europeo se recargaba, reinterpretaba y transformaba, agitando una constante batidora cultural. Algo sólo igualado por el mundo instantáneamente globalizado de hoy.

Brown nos recuerda que académicamente se ha tendido a estudiar la historia del arte a través de escuelas nacionales muy rígidas, «cuando estas escuelas no existieron como tales hasta el siglo XIX, después de las guerras napoleónicas. Y las fronteras que conocemos hoy no se fijaron con seguridad hasta después de la Primera Guerra Mundial». Entonces, ¿tenemos todos en la cabeza un mapa artístico histórico distorsionado? Según Brown, mucho. De ahí su simpatía por la visión de los jóvenes estudiantes de arte, más capaces de trascender estas estrecheces y de pensar a lo grande y en términos de globalización artística, y de comprender entonces cómo funcionaba el arte español e hispánico en el siglo XVII. «A los jóvenes de hoy no les interesa pensar en términos de centro y de periferia, lo que les interesa estudiar es el intercambio, la mezcla, la transferencia de ideas, de objetos y de imágenes», concluye. Esa es también la prioridad de esta exposición, que busca establecer mapas más culturales que políticos.

Una intuye que en esta visión hay algo de alta diplomacia. Después de todo, no deja de haber cierta ironía en que para conmemorar el bicentenario de los movimientos de independencia de las repúblicas iberoamericanas se organice una exposición de arte imperial español. ¿No pecan de cierta incorrección política? En la génesis de esta exposición han colaborado las máximas instituciones españolas y mexicanas y las obras viajarán a Ciudad de México después de presentarse en Madrid. Brown define este esfuerzo como «un gran regalo para los españoles, que en general no son conscientes del inmenso potencial de creación cultural que tuvo España durante ese período». La muestra incide en dos aspectos clave: en cómo la cultura española se expande por las Américas, plantando allí la pica del arte europeo, y como una vez en el Nuevo Mundo revela una capacidad de adaptación extraordinaria, una enorme elasticidad recreadora.¿Cuál es la clave de esta elasticidad? Se ve en la exposición. Denos una pista a los que todavía no la hemos visto…(Yo vivo en Nueva York).

Brown se ríe y se lanza a una apasionada, casi glotona descripción, de cómo llegaban cada año a España los galeones de Manila cargados de objetos de lujo de China y de Japón, intercambiados por la plata española. Estos objetos luego viajaban a América, sobre todo a México, y allí tenían un impacto enorme e inmediato. Propagando por ejemplo formas artísticas como el biombo o los enconchados, que eran una adaptación de las composiciones japonesas. «Luego tenemos la aparición de iconografías americanas originales para acomodar el fervor mariano, por ejemplo la Virgen de Guadalupe. Es un constante sincretismo artístico», se extasía Brown. Si el arte español del XVI y el XVII es en muchas ocasiones un reflejo del poder, con el que mantiene mucha cercanía, en los virreinatos americanos la jerarquía clave no es tanto la del virrey, que con suerte duraba cuatro años, como en el estamento eclesiástico. La Iglesia católica es el centro de gravedad del poder y del arte.

Pero no lo es por igual en todas partes. «En Perú los cultos y culturas originales se las arreglan para sobrevivir, para solaparse con los que llegan de Europa, de un modo como no sucederá en Nueva España. Se establecen paralelos entre la religiosidad cristiana y los dioses incas. Entonces allí tienes todas estas interesantes fuerzas en tensión», concluye Brown. «Mi mensaje a los españoles que visiten esta exposición sería: que vayan con la mente abierta, esta es una extensión de vuestra cultura, una parte vital de la historia española, de cuando España fue, no sólo una superpotencia mundial, sino una gigantesca batidora cultural, un crisol de influencias, de Amberes a Potosí», se empieza a despedir Brown. Él cree que el modelo conceptual de esta exposición dejará huella, pues resulta igualmente sugestivo para analizar «situaciones imperiales», como la que llevó a Segovia, Nimes e Inglaterra los acueductos romanos que jamás se construyeron en Roma.

—Hemos elegido España porque…

—…porque usted siempre elige España, ya lo sé.

Es mi hogar intelectual, remata con sencillez. Y con toda una vida de orgullo.

Ana Grau, Nueva York: Cuando el arte español era el mundo, ABC, 16 de octubre de 2010

Botticelli drogó a Venus y Marte

Botticelli drogó a Venus y Marte

Venus y Marte (en italiano, Venere e Marte) es un cuadro destacado del pintor Italiano Sandro Botticelli. Se conserva en la National Gallery de Londres, Reino Unido, donde se exhibe con el título de Venus and Mars. Está realizado al temple y óleo sobre tabla de álamo. Mide 69 cm  de alto y 173 cm de ancho.

En el famoso cuadro de Botticelli «Venus y Marte», expuesto en la National Gallery de Londres, la diosa del amor, Venus, contempla a Marte, el dios de la guerra, quien duerme semi desnudo tumbado en la hierba mientras unos traviesos faunos juegan con sus armas y armadura. El óleo, al que los especialistas históricamente han interpretado como el símbolo del poder del amor, parece contener, según informa el periódico británico «The Telegraph», un mensaje subversivo. Según este medio, uno de los sátiros, que se encuentra en la parte inferior de la pintura, estaría sosteniendo un espécimen de «Datura stramonium». Mejor conocida como la «hierba del diablo», la planta tóxica ha adquirido fama por ser utilizada por chamanes mexicanos, como apunta el libro de Carlos Castaneda «Las enseñanzas de Don Juan».La planta sostenida por el fauno no fue considerada relevante hasta que el director de programación del «Sotherby´s Institute of Art», David Bellingham, la descubriera y se las mostrara a unos horticultores, quienes la identificaron. La National Gallery indica, por el contrario, en su reseña sobre el cuadro: «La escena representa un enlace adúltero, porque Venus era la esposa de Vulcano, el dios del fuego, pero contiene un mensaje moral: la energía conquistadora y de civilización del amor». Como señaló David Bellingham a «The Times»: «La fruta es ofrecida al espectador, por lo cual tiene que ser significativa. Botticelli utiliza las plantas de forma simbólica». El especialista, quien se encontraba realizando un estudio sobre Venus en el arte cuando atisbó el detalle, sostuvo que la figura de Marte parece encontrarse bajo los efectos de la «datura», que genera desinhibición, calor y, en ocasiones, desvanecimientos.

Fernanda Muslera, Madrid: Botticelli drogó a Venus y Marte, ABC, 29 de mayo de 2010

El arte de Sorolla, El Greco y Gutiérrez Solana, en aumento

El arte de Sorolla, El Greco y Gutiérrez Solana, en aumento

«Niños buscando marisco», de Joaquín Sorolla /ABCLa Fundación Banco Santander ha puesto en marcha un proyecto pionero en el campo del coleccionismo privado que permite desde hoy mismo contemplar obras de Sorolla, El Greco y Gutiérrez Solana en un viaje virtual guiado mediante un zoom microscópico que ofrece además explicaciones precisas de restauradores del Museo del Prado y del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) de cada una de las piezas.
Borja Baselga, director de la Fundación Banco Santander, resaltó el carácter absolutamente novedoso de esta iniciativa dirigida a «expertos, historiadores y público en general, sobre todo, joven, muy acostumbrado a las nuevas tecnologías», señaló.

Las obras seleccionadas son ‘Cristo crucificado con Toledo al fondo’, de El Greco; ‘Niños buscando mariscos’ de Joaquín Sorolla, y ‘El lechuga y su cuadrilla’ de José Gutiérrez Solana. «Se trata de cuadros muy diferentes desde el punto de vista técnico y también respecto al momento en que fueron realizados», explicó Baselga quien resaltó el hecho de que gracias a esta técnica se ofrecen detalles de las obras «que el ojo humano no puede ver». «El lechuga y su cuadrilla», de José Gutiérrez Solana /ABC

Este proyecto continúa la línea del anterior, Colección Monedas Multimedia (que recibió inicialmente 14.000 visitas en un mes y que ahora cuenta con unas 900). Borja Baselga hizo hincapié en que lo que diferencia esta iniciativa de otras, como Google Earth/Prado, es que, mientras éstas requieren descargar una aplicación, la de la Fundación Banco Santander se puede ver directamente en su página web.

El director de la institución resaltó también que en el proceso de trabajo de este proyecto, que ha llevado dos meses, se han realizado 500 fotos de cada obra con una técnica de gigapixel que consiste en la creación de imágenes en súper alta resolución (de 500 a 1.500 veces superior a la resolución de una fotografía digital). Después un software ha unido todas esas fotografías evitando así la discontinuidad entre unas y otras. «Cristo crucificado, con Toledo al fondo», de El Greco /ABC

A su vez, este proyecto programado por ARTEMPUS se convierte en un viaje por el cuadro a través de diversos links que dirigen la mirada del visitante mediante textos de especialistas y restauradores pertenecientes al Museo del Prado y al MNCARS a lo largo de la obra como si estuviera en una visita guiada desde su propia casa o cualquier otro lugar del mundo. Han elaborado esos textos explicativos Rafael Alonso Alonso y Lucía Martínez Valverde, del Museo del Prado y María José Salazar y Juan Antonio Sánchez del MNCARS.

Otro de los avances que ofrece la iniciativa es que a través de un copia y pega de dirección URL o su envío, cualquier usuario puede navegar sin ningún tipo de problema por el programa al completo. El proyecto cuenta con la locución de los textos en 3 idiomas: español, portugués de Brasil e inglés. La Fundación no descarta aplicar esta nueva técnica a otras grandes obras de su Colección, abierta a todos los públicos y de forma gratuita en la Sala de Arte de la Ciudad Grupo.

Vídeo: Descubre cómo se llevó a cabo el proyecto de la Fundación Banco de Santander

Toledo se fija una meta: 2014, IV centenario del Greco

Toledo se fija una meta: 2014, IV centenario del Greco

Un precedente: el III Centenario

El Greco murió en abril de 1614 y con su fallecimiento su arte iría progresivamente cayendo en el olvido. Todo cambió en 1908 cuando Bartolomé Cossío, profesor de la Institución Libre de Enseñanza, realizó un estudio completo de sus obras. Es en ese momento cuando El Greco vuelve a convertirse en el centro de las miradas; artistas y eruditos reflexionan sobre su pintura o sobre lo vanguardista de su técnica. Comenzó entonces a fraguarse un mito.

Hay también que resaltar la figura del marqués de Vega Inclán, marchante y mecenas, que desarrolló un importante papel ayudando a Cossío en la localización de las pinturas del cretense y quien, contagiado por el entusiasmo del profesor, se embarcaría en la compra de una casa situada en la judería toledana para convertirla en la casa-museo que posteriormente donaría al Estado.

La celebración del III Centenario de 1914 fue otro momento clave para la ciudad cuya finalidad fue doble. Por un lado, se definió una nueva interpretación del Greco como genuino representante del arte español de la Edad de Oro, lo que le permitió ser reconocido por los círculos académicos y los grandes museos de arte. Por otro, se modernizó Toledo iniciando un diálogo entre el pasado y el futuro.

Así, 1914 no solo erigió al Greco en uno de los grandes genios de la pintura universal sino que sirvió para transformar la fisonomía de Toledo y convertirla en ciudad moderna. La inauguración del Museo del Greco, la construcción de la espectacular estación de ferrocarril que da servicio a los viajeros de la alta velocidad hoy en día, la apertura de los primeros grandes hoteles o la realización de las primeras rondas de circunvalación, que permitieron mejorar la movilidad de los visitantes, son algunos ejemplos del legado de ese tercer centenario.

Un siglo después, y en víspera de 2014, El Greco está considerado como uno de los referentes decisivos de las vanguardias para figuras de la talla de Degas, Cézanne, Picasso, Chagall, Kandinsky o también Pollock y Saura.

En 2014 se cumplirá el IV centenario de la muerte de Doménikos Theotokópoulos (Candía, Creta, República de Venecia, 1541-Toledo, 7 de abril de 1614), El Greco. Para conmemorar esta efeméride, el Gobierno de Castilla-La Mancha, el Ministerio de Cultura, el Arzobispado de Toledo, su Ayuntamiento y su Diputación, anunciaron ayer en la sacristía de la catedral toledana el nacimiento de la Fundación El Greco 2014, cuyo fin será, más allá del recuerdo de la muerte del genial pintor, poner en marcha un verdadero proyecto cívico que, de hecho, haga de Toledo ese año la verdadera capital cultural europea, como lo fue en el tiempo del Greco.

El lugar elegido para la presentación en sociedad de la nueva institución no es casual. La sacristía de la catedral primada fue, por decirlo de alguna forma, el corazón del universo del Greco, de hecho cuenta con 16 de sus obras (cuatro de ellas en restauración), y el altar está presidido por El Expolio, un cuadro que fue, con el retablo de Santo Domingo el Antiguo, el primer encargo que tuvo cuando en 1577, con 36 años de edad, llegó a la ciudad imperial.

Dar un nuevo valor

Pero la recién constituida Fundación, presidida por Gregorio Marañón, tiene unos objetivos aún más ambiciosos: dar un nuevo valor a los bienes culturales que atesora una ciudad universal y proponer una generación de nuevos modelos de uso y disfrute del patrimonio histórico.

Marañón –que no percibirá remuneración alguna por su trabajo– desveló ayer los «fichajes» de Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real y que también dirigirá el área artística de la Fundación; del historiador del arte Fernando Marías, que será el comisario de la exposición sobre el pintor que se preparará para la ocasión; del arqueólogo Jesús Carrobles (que se hará cargo de un ambicioso proyecto cívico para Toledo) o del diseñador Alberto Corazón, que elaborará su identidad corporativa.

El IV Centenario también permitirá reafirmar la dimensión contemporánea del Greco y constituirá, tal y como ocurrió con el III Centenario, una gran ocasión para proyectar una nueva imagen de Toledo a nivel tanto nacional como internacional.

Trascender una efeméride

Para Gregorio Marañón, «los resultados de cuanto hagamos tienen la vocación de perdurar, y por tanto, no nos dejaremos deslumbrar por lo efímero por muy brillante que pudiera parecer. El IV Centenario tiene que trascender la fecha del 2014 e incrementar así el valor patrimonial de Toledo, de Castilla-La Mancha y, consecuentemente, de España».

Además, el proyecto de la Fundación tiene que ser, en palabras del presidente, «abierto a colaborar con otros países, abierto a integrar las aportaciones que lo enriquezcan y a recoger las críticas que permitan mejorarlo; abierto, por tanto, a la sociedad civil, a todos los ciudadanos e instituciones, y muy particularmente a los toledanos que quieran participar en él, sin que esto implique incurrir en un espíritu localista incompatible con la significación universal de nuestra ciudad».

La gran inversión

Gregorio Marañón informó que en las próximas semanas se anunciará el plan director de la nueva institución y que su financiación se llevará a cabo en dos fases, una primera de estudio y concepción del proyecto, y una segunda, que se desarrollará en 2013 y 2014, en la que se realizará la gran inversión con la idea de que «toda Toledo sea continente del Año El Greco».

“Para lograrlo –concluyó el presidente– nos ponemos a trabajar desde ahora mismo, pues nuestra principal dificultad es el reloj del tiempo. Quedan sólo 1.328 días hasta el 1 de enero de 2014”.

Toledo se fija una meta: 2014, IV centenario del Greco, hoyesarte.com, 15 de mayo de 2010

Expertos italianos encuentran un nuevo cuadro de Rafael en los archivos de un museo

Expertos italianos encuentran un nuevo cuadro de Rafael en los archivos de un museo

Retrato que los expertos de arte italiano atribuyen al pintor Rafael. EFEA veces pasa: la copia era el original. Y lo que todos pensaban que era el original, era en realidad la copia. Los análisis realizados en los laboratorios de Florencia Art-Test han certificado «el milagro». Un delicado «retrato de mujer», que fue considerado durante décadas una copia apañada en el siglo XVII a partir de la célebre Virgen de la perla, atribuida a Rafael y expuesta en el Museo del Prado, era realmente un fragmento original pintado por el genio de Urbino poco antes de morir.

La obrita yació abandonada con su marco suntuoso en un almacén de la Galería Estense de Módena durante largos años; ahora, gracias a la intuición del superintendente interino de la ciudad, Mario Scalini, que apreció varios elementos «troppo rafaelescos como para que fuera una mera copia», la tecnología ha confirmado el hallazgo: la mano del ‘divino’ Rafael pintó esa cara dulce, rosada y vagamente sensual que parece de porcelana. El rostro, pintado sobre una tabla de 35 x 30 centímetros, es según Scalini un fragmento de una versión inicial de la Madonna della Perla, y Rafael lo pintó entre 1518 y el año de su muerte, 1520. El erudito ha explicado que el primer indicio que le hizo pensar que ese primerísimo plano era algo más que un duplicado fue el «finísimo» trazo del dibujo. «Aunque lo que me puso sobre el camino cierto fue el marco, un soberbia pieza de museo del siglo XVI que nunca se habría utilizado si la pintura hubiese sido de poca calidad».

La restauradora Lisa Venerosi, coordinadora de los análisis científicos, descubrió que la pintura fue retocada varias veces entre el XVII y el XIX, lo que indica que fue «muy valorada» en el pasado. Las pruebas efectuadas en Art-Test (técnica óptica no invasiva con rayos ultravioleta, infrarrojos y radiografías de alta definición) han permitido obtener «un diagnóstico amplio y certero», explica Luciano Marras, uno de los dos socios de este laboratorio privado florentino. Los análisis han revelado que las restauraciones «endulzaron el óvalo de la mujer para hacerla más afín a los gustos de las sucesivas épocas, y han permitido «hallar el dibujo original de Rafael, que encuadró la cabeza de la virgen dentro de un triángulo», explica Marras. «Las pruebas han costado pocos miles de euros y un solo día de trabajo», añade. «No hemos tocado la pintura pero ha sido una gran satisfacción certificar la autoría». Su estudio, abierto desde 2006, ‘resucitó’ también hace unos meses un San Jerónimo de Caravaggio, en poder de un coleccionista maltés, en el que muy pocos expertos creían.

Scalini ha bautizado el cuadro del Sanzio como la Perla de Módena tras cotejar que en el inventario de la Quadreria Estense del Palacio Ducal (la galería de arte de la familia Este), elaborado en 1663, figuraba un «retrato de mujer» atribuido a Rafael que nunca se encontró y debería ser éste. La investigación ha concluido también que, a la muerte de Rafael, su discípulo Giulio Romano retocó la pintura. «De hecho», concluye Scalini, «la tabla es un fragmento que sobrevivió de la primera versión de la Perla del Prado, que muchos expertos atribuyen hoy a Romano y no a Rafael». Scalini ha dicho hoy a Il Corriere Della Sera que el día 27 presentará la obra en Módena y que después el superintendente viajará a Madrid para pedir a El Prado en préstamo La virgen de la perla con el fin de exponer las dos obras juntas.

Considerado el mejor pintor de la historia, Rafael fue descrito por Vassari como modesto, bueno, excelente y gracioso «no solo en el arte sino también en las costumbres». Su epitafio en pareado, debido a Pietro Bembo, fue esculpido en latín sobre la tumba del Sanzio en el Panteón de Roma, y dice, más o menos, esto: «Aquí yace aquel famoso Rafael, del cual la naturaleza temió ser conquistada mientras él vivió, y cuando murió creyó morir con él».

Miguel Mora, Roma: Expertos italianos encuentran un nuevo cuadro de Rafael en los archivos de un museo, EL PAÍS, 7 de mayo de 2010

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