Etiquetado: 14. Arte del siglo XX. Fotografía

Se publica en español el libro de las fotografías perdidas de la «maleta mexicana» de Robert Capa

Se publica en español el libro de las fotografías perdidas de la «maleta mexicana» de Robert Capa

Robert Capa [Hombre llevando un niño herido en brazos. Batalla de Teruel, España], diciembre 1937. © International Center of Photography / Magnum Photos Collection International Center of Photography.En una de las imágenes un joven Hemingway fuma despreocupado junto a dos soldados republicanos; en otra la muchedumbre desesperada se agolpa en 1937 a la entrada de la morgue de Valencia, tras un bombardeo; en otra más un soldado corre en Teruel con un niño herido en brazos.

Son las fotografías del impacto del terror reflejadas desde el objetivo de tres reporteros gráficos, que creían que “con sus instantáneas podían cambiar el mundo”. Es el testimonio, muchas veces inédito, otras muchas sorprendente, del trabajo de los ya míticos fotoperiodistas Robert Capa, Gerda Taro, y David Seymour “Chim” que forma parte del contenido de la conocida como “maleta mexicana”. Más de 126 rollos de película con 4.500 negativos, fechados entre 1936 y 1939, desaparecidos durante más de siete décadas. Al margen de fechas, un verdadero tesoro que permite documentar visualmente algunos de los episodios fundamentales de la Guerra Civil española.

Una historia fascinante

La historia de la “maleta” sigue apasionando y atrayendo a partes iguales. Este martes se presenta en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, el libro en español La maleta mexicana (La Fábrica Editorial. Fundación Pablo Iglesias) que muestra integramente los rollos de película rescatados, acompañados de 18 ensayos de especialistas en el conflicto bélico, entre los que se encuentran Paul Preston o David Balsells. La publicación también contiene reproducciones de las revistas en las que los fotógrafos mostraron sus imágenes; desvelan su repercusión internacional y la cobertura que se realizó de la contienda.

Gerda Taro. [Muchedumbre en la puerta de la morgue después del bombardeo aéreo, Valencia], mayo 1937. © International Center of Photography Collection International Center of PhotographySimultáneamente el Museo Nacional d´Art de Catalunya en coproducción con el Internacional Center of Photography de Nueva York (ICP) expone por primera vez en España las fotografías (hasta el 15 de enero). La muestra viajará también a Bilbao y Madrid.

Una fascinación que también se extiende al celuloide. Este noviembre se ha estrenado la película documental La maleta mexicana, el segundo largometraje de la directora Trisha Ziff, sobre el hallazgo de los negativos en 1997 y la trascendencia de la labor de los profesionales que sentaron las bases de la fotografía de guerra moderna También refleja sus vínculos artísticos y personales. Taro y Capa mantuvieron una relación sentimental, de la alianza entre éste y Seymour nacería la famosa agencia Magnum.

Los negativos encontrados permiten poner cara a los cientos de españoles que sufrieron la Guerra Civil. Aparecen retratos desconocidos de Lorca, Alberti o “La Pasionaria”, o instantáneas tan célebres como la realizada por Seymour en la que una mujer amamanta a un bebé durante una reunión de la reforma agraria en Extremadura. Asimismo, destacan- y adquieren un marcado valor sentimental- las fotografías de la batalla de Brunete donde Taro encontró la muerte arrollada por un tanque. La colección se cierra con fotos tomadas por Robert Capa en los campos de internamiento de exiliados republicanos en el sur de Francia (1939).

El 19 de diciembre de 2007 Cornell Capa, hermano de Robert, ponía fin a la larga búsqueda de las tres cajas que contenían los 126 rollos de película perdidos durante más de 70 años. La “maleta mexicana” se abría de nuevo para desvelar al mundo algunos de sus secretos mejor guardados.

International Center of Photography / Magnum Photos Collection International Center of Photography.

Chim (David Seymour) [Dolores Ibárruri (La Pasionaria), Madrid], finales abril comienzos julio 1936. © Estate of David Seymour / Magnum Photos International Center of Photography

Fred Stein [Gerda Taro y Robert Capa en la terraza del Café du Dôme en Montparnasse, París], principios 1936. © Estate of Fred Stein International Center of Photography

Robert Capa [Ernest Hemingway (tercero por la izquierda), el periodista del New York Times Herbert Matthews (segundo por la izquierda) y dos soldados republicanos, Teruel, Spain], finales de diciembre 1937. © International Center of Photography / Magnum Photos Collection International Center of Photography

El álbum secreto de Frida Kahlo

El álbum secreto de Frida Kahlo

Frida Kahlo recién operada de la columna, en 1946, fotografiada por su sobrino Antonio, en Coyoacán (México).-Como la mayor de las riquezas secretas en una isla del tesoro, las joyas estaban allí, encerradas, sin que nadie supiese lo que ocultaba el archivo. Pocas veces el mundo del arte se ha visto conmocionado con un descubrimiento así. Cuando Frida Kahlo falleció en 1954, con 47 años, Diego Rivera donó la Casa Azul de Coyoacán al pueblo de México para que se convirtiese en el museo de Kahlo. Sin embargo, los archivos fotográficos de la artista eran también los de él (en vida, ella los había fusionado en uno) y Rivera los guardó. Poco antes de morir, pidió a su albacea, Lola Olmedo, que sus papeles no vieran la luz hasta 15 años después de su muerte. Durante 50 años aquellos armarios y cómodas repletas de fotografías permanecieron sellados. Hasta que en 2006 la luz iluminó sus secretos.

Y aparecieron 6.000 fotografías. Vibrantes, familiares, artísticas, dedicadas, personales, inspiradoras, turísticas, trucadas, recortadas y algunas, solo algunas, hechas por la misma Kahlo. En esa cornucopia fotográfica, Pablo Ortiz Monasterio, fotógrafo e historiador, ha escogido las 400 más relevantes, muchas de ellas inéditas, que ahora aparecen en el libro Frida Kahlo, sus fotos (RM).

Desde México, Monasterio describe así el descubrimiento: «Colección fotográfica de una artista fundamental del siglo XX con obras de grandes maestros de la lente, como Man Ray, Brassai, Álvarez Bravo… reflejo de una época y entrañable registro de una familia ampliada de gente talentosa». Porque entre esas 400 fotos solo cuatro, firmadas entre 1929 y 1930, pueden haber sido realizadas por Frida, pero en todas ellas, en su selección, está la mano de la artista mexicana del siglo XX.

Para arrancar el paseo fotográfico, una pista crucial. Guillermo Kahlo, descendiente de judíos húngaros, padre de Frida, era fotógrafo. Y un amante del autorretrato. El libro, estructurado en siete capítulos temáticos, dedica uno a sus orígenes y otro a la obra del padre, a los centenares de fotografías que Frida guardó de su progenitor. Como apunta Monasterio, «Guillermo Kalho cultivó el autorretrato por décadas. Cuando Frida, por razones médicas, debe permanecer en cama y comienza a pintar, lo que le sale natural es el autorretrato. No lo hurta, lo hereda. El tema es polémico, pues cuando los estudiosos comenzaron a revisar la obra de ella era habitual decir que Diego le sugería qué pintar y cómo. Ahora, el grupo de autorretratos del padre propone otra perspectiva».

El capítulo titulado Cuerpo roto, que enlaza directamente con la parte más conocida de la obra pictórica de Frida Kahlo, se abre con una radiografía de su torso realizada tres meses antes de su muerte, con esa columna destrozada tan familiar para sus seguidores. «Me fascinan esas fotos», confiesa Ortiz Monasterio. «Son muy elocuentes para entender quién era Frida, cómo enfrentaba el dolor y la sensualidad. ¡La foto de Frida con mirada coqueta mostrando la cintura, me parece lo máximo!». En un retrato horizontal, la artista aparece boca abajo en una cama. Su mirada, insinuante, divertida, se escapa desde los pliegues de la almohada. Es 1946 y, como muchísimos otros testimonios de los tratamientos médicos, está firmada por Nicolás Muray. En otros retratos vemos cómo tiran de su cabeza para estirar la columna, observamos los aparatos médicos más cercanos a instrumentos de tortura que a tecnología creada para el alivio del paciente. Cuando se cierra el libro, uno piensa más en Frida mujer que en la artista. Incluso los más saturados con la doliente imaginería de la mexicana encontrarán un antídoto en este puñado de imágenes entrañables.

El marido de Kahlo, Diego Rivera, guardó los archivos fotográficos que él y su mujer habían creado a lo largo de su vida. Antes de morir, confió a su amiga y albacea Lola Olmedo todo el material y le pidió qu eno se publicara hasta 15 años después de su fallecimiento. Olmedo esperó 50 años, hasta 2006. El libro de editorial RM recoge 400, muchas de ellas inéditas.- A imagen del padre. Kahlo estuvo influida por las fotografías de su padre. A Guillermo Kahlo le gustaba especialmente el autorretrato, y este libro muestra unas cuantos ejemplos.

En pleno trabajo. Diego Rivera con sus modelos, Nieves Orozco e Inesita

Un pedazo de historia. H. J. GUTIÉRREZ | Retrato de Emiliano Zapata, dedicada por el propio general al coronel Félix Rojas. Noviembre de 1916. El general Porfirio Díaz, presidente de México de 1877 a 1911.

Gregorio Belinchón, Madrid: El álbum secreto de Frida Kahlo, EL PAÍS, 8 de agosto de 2010

“El surrealismo defiende el placer de la diversidad”

“El surrealismo defiende el placer de la diversidad”

Hasta el 12 de septiembre, la sede de la Fundación Mapfre en Madrid acoge la exposición La subversión de las imágenes –Surrealismo, fotografía y cine–, una producción del Centro Pompidou de París con la colaboración de la Fundación y Fotomuseum Winterthur.

Quentin Bajac y Clément Cheroux, respectivamente, conservador jefe y conservador del Departamento de Fotografía del Centro Pompidou, en su calidad de comisarios de una exposición que aglutina más de cuatrocientas piezas de autores muy diversos, hacen hincapié en esta entrevista en la filosofía de grupo que defendió el movimiento surrealista, su carácter revolucionario y transgresor y el objetivo de reinventar la forma de mirar –una mirada siempre acechante y en tensión– y de concebir la realidad y el arte.

Remarcan ustedes que la diversidad es uno de los elementos fundamentales del surrealismo. ¿Cabría hablar de sinónimos?

Clément Cheroux.- Bueno, decir sinónimos es probablemente exagerar, pero no exageramos en absoluto si afirmamos que surrealismo y diversidad viajan, y desde el primer momento, muy juntos. No podemos hablar de una sola cara del surrealismo, ni de que éste se haya desarrollado y expresado en una sola vertiente, porque ahí tenemos la literatura surrealista, la pintura, la fotografía, el cine, la escultura…

Quentin Bajac.- El surrealismo engloba múltiples formas de expresión y lo hace no desde un concepto unitario sino diverso y enfocando los temas que aborda también desde la diversidad. Hay múltiples ejemplos en la escritura, en la poesía y en la pintura que manifiestan esta multiplicidad de miradas, que es uno de los elementos más interesantes de este movimiento. La exposición La subversión de las imágenes muestra claramente esta diversidad, el placer de la diversidad, por lo que no deberíamos hablar de sinónimos, pero sí de elementos muy próximos.

¿La fotografía y el cine estarían entre las formas de expresión principales del surrealismo?

Bajac.- Es difícil establecer un ranking, pues nadie duda de que la literatura y la pintura ocupan un lugar importante dentro del surrealismo, pero la fotografía y el cine son esenciales porque en ambas formas de expresión uno de los elementos clave es la mirada. Los surrealistas, haciendo suya la frase del poeta Arthur Rimbaud “es preciso cambiar la vida”, comprendieron que cambiar la vida pasaba en buena medida por cambiar la mirada. Como se ha explicado en la presentación de la exposición, los surrealistas asumieron que era imprescindible reinventar la forma de ver, el punto desde el que se observa y los conceptos o parámetros que determinan la mirada.

Es evidente que la fotografía y el cine entroncan firmemente con el deseo de los surrealistas que, como se sabe, no querían hacer arte, sino plantear una forma diferente de ver la realidad. Se sentían en el campo de la realidad, no en el del arte. Cine y fotografía les permiten, a través de la imagen, desarrollar esa subversión, buscar, experimentar, hacer magia, mirar de otra forma. A través de estos dos medios y con la cámara en la mano forzaban los límites conocidos para experimentar y lograr imágenes nuevas.

«Los surrealistas asumieron que era imprescindible reinventar la forma de ver, el punto desde el que se observa y los conceptos o parámetros que determinan la mirada»

¿El surrealismo es, han apuntado ustedes, un movimiento que surge desde posiciones políticas de izquierdas?

Cheroux.- Efectivamente, es un movimiento con una fuerte carga política y con un importante componente revolucionario. Hay que situarse en la época en la que surge, en el escenario de la I Guerra Mundial. El mundo precisa cambios y esos cambios se proponen desde posturas revolucionarias de izquierda. Si hablamos de Breton, si hablamos de Aragon, estamos haciéndolo de personajes muy comprometidos. Algunos de los principales impulsores de este movimiento estuvieron muy implicados en el Partido Comunista Francés. Como ya hemos apuntado, el surrealismo pretende cambiar el mundo y eso exige cambiar la sociedad. Esa revolución pasa por cambiar la mirada. Una mirada, alerta y en tensión, que siempre está acechando la realidad.

En el binomio surrealismo/fotografía. ¿Quién aporta más, el surrealismo a la imagen o la imagen al surrealismo?

Bajac.- Hay una contribución mutua, recíproca. No sabría decir si la imagen se beneficia más del surrealismo o si el principal beneficiario es éste último. En cualquier caso, creo que el arte y la sociedad, y todos los que amamos el arte y vivimos en sociedad nos aprovechamos de esa contribución mutua.

¿Puede afirmarse que el surrealismo es un movimiento pasional?

Cheroux.- Esta es una cuestión muy importante porque ha llegado a suscitar polémica. El surrealismo surge de lo profundo de la intuición. Como si exprimiéramos el ámbito de lo pasional ya sea cuando nos referimos a la literatura, ahí están los grandes poetas y los grandes escritores surrealistas, ya sea cuando nos centramos en el terreno de la imagen y de la fotografía. La creación es pasión y todos estos autores y artistas son profundamente creativos.

Bajac.- La exposición La subversión de las imágenes es un continuo exponente de la capacidad de ser creativos. De crear y hacerlo desde la entrega, desde la pasión. Podemos ver pasión por la innovación, pasión por la transgresión, pasión por el cuerpo y por el desmembramiento del cuerpo y de las imágenes. Ahora bien, en el surrealismo hay un concepto tan o más importante que la pasión que es el de la obsesión. Creo que es más justo aplicar este término al conjunto del movimiento que hacerlo únicamente referido a lo pasional. La fotografía es un lenguaje que tiene mucho que ver con el concepto obsesivo pues tiene la capacidad de repetir y de buscar enfoques distintos sobre el mismo tema hasta llegar a lo que pudiéramos calificar como obsesión.

«En el surrealismo hay un concepto tan o más importante que la pasión que es el de la obsesión. La fotografía es un lenguaje que tiene mucho que ver con el concepto obsesivo pues tiene la capacidad de repetir y de buscar enfoques distintos sobre el mismo tema hasta llegar a lo que pudiéramos calificar como obsesión»

¿Como se ha estructurado la exposición La subversión de las imágenes

Bajac.- Hemos trabajado en esta muestra durante bastante tiempo pues hace dos años y medio que arrancó el proyecto. Ha sido muy grato trabajar con la Fundación Mapfre pues el entendimiento ha sido total. Además de Clément Cheroux y yo mismo, actúan como comisarios de la muestra Guillaume Le Gal, Michel Poivert y Philippe-Alain Michaud. Creo que el resultado es excelente pues nos ha permitido reunir más de 300 fotografías, más de 100 documentos diversos y 10 películas procedentes de 60 colecciones públicas y privadas, entre las que el Centre Pompidou es la que aporta con diferencia el mayor número de piezas. Todo este material concreta un discurso que en su conjunto permite comprobar la capacidad creadora y los múltiples usos que los surrealistas supieron dar a las cámaras y a su resultado: las imágenes.

Cheroux.- La exposición se articula en nueve secciones en las que se entremezclan fotografías, documentos y cortometrajes, de esta forma se reflejan simultáneamente los motivos y las obsesiones que se repetían en los campos diversos en los que los artistas se movían.

Los surrealistas defendían, siguiendo el impulso de Breton, el valor del grupo frente al del individuo y la fotografía les sirvió para enraizar esa idea reforzada por una práctica habitual como era la realización de actividades artísticas que demandaban el trabajo de grupo, como eran los libros escritos a varias manos o los collages colectivos. En la primera sección de la exposición, titulada La acción colectiva, queda clara esta filosofía. Hay otra que llamamos El modelo interior en que se pone de manifiesto que para los surrealistas la pintura era una obra de la imaginación, en tanto sus fotografías eran el arte de la reproducción de determinadas imágenes mentales. En este sentido resultan curiosos, como en la exposición se muestra, una serie de retratos de personas con los ojos cerrados que nos están señalando una actitud surrealista pura y dura, como es ver con los ojos cerrados.

«Son muchos los españoles que han contribuido a la grandeza del movimiento surrealista»

¿Y la contribución española al surrealismo ?

Bajac.- El surrealismo nace en París y desde esa ciudad va a irrigar toda Europa y, posteriormente, el mundo entero. Muy pronto se va a transformar en un movimiento internacional. Muy pronto hay una serie de personas y de artistas que desde distintos lugares acuden a París y hacen suya la idea del surrealismo. Buñuel llega y se hace surrealista, a Miró le pasa lo mismo, Dalí pronto se convierte en un miembro importante del grupo y eso le sucede a muchos otros que cuando vuelven a sus lugares de origen expanden la idea surrealista. Son muchos los españoles que han contribuido a la grandeza de este movimiento, también en el área de la fotografía como, por ejemplo, Joan Fontcuberta, del que se pueden ver algunas obras en esta exposición que, por su interés, les animamos a visitar.

Madrid. La subversión de las imágenes –Surrealismo, fotografía y cine–. Fundación Mapfre. Microsite. Hasta el 12 de septiembre de 2010. Comisarios: Quentin Bajac, Clément Cheroux, Guillaume Le Gall, Michel Poivert y Philippe-Alain Michaud.

Javier López Iglesias: “El surrealismo defiende el placer de la diversidad”,
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