Etiquetado: Monet

Dalí, Monet y Bacon salen al encuentro del Siglo de Oro holandés de la pintura

Dalí, Monet y Bacon salen al encuentro del Siglo de Oro holandés de la pintura

La sala Mauritshuis de La Haya confronta en la muestra ‘Dalí
encuentra a Vermeer’ una docena de obras modernas con cuadros de
maestros nacionales del XVII
 

Floris Verster (1861-1927), 'Roses after the Celebration', 1893. MAURITSHUIS MUSEUMLa sala Mauritshuis,
de La Haya, la galería de arte más selecta de Holanda, ha hecho una
apuesta arriesgada. Conocida sobre todo por su colección de maestros del
Siglo de Oro nacional, ha colgado once de estas obras junto a otras de
sendos colegas modernos. Así, piezas como Pareja con la cabeza llena de nubes, pintada por Salvador Dalí en 1936, mira a la Chica de la Perla, terminada en 1665 por Johannes Vermeer. El lienzo Partida de caza cerca del estanque mayor de La Haya, de Gerrit Berckheyde (1690), comparte rincón con Muelle del Louvre (1867), del impresionista galo Claude Monet. Y el casi fotográfico Mausoleo de Guillermo de Orange en la Iglesia Nueva de Delft (1660), de Gerrit Houckgeest, compite con la perspectiva geométrica Proun (1919), del ruso El Lissitzky.
Distribuidas por todo el edificio, situado en el corazón medieval de
la ciudad, las telas componen una muestra preciosista. La Mauritshuis es
un gabinete íntimo repleto de escenas costumbristas del siglo XVII
holandés. Los paisajes helados, las flores, calles y bodegones
brillantes asoman por todas partes. Sin embargo, lejos de desentonar, la
presencia de Dalí, del británico Francis Bacon, o bien de Cezanne y Van
Gogh, encaja en un entorno clásico. De Bacon han traído Fragmento de una crucifixión, una obra sobrecogedora de 1950. Su pareja es La lamentación de Cristo, de Rogier van der Weyden, una escena reverencial firmada hacia 1460.
«Hemos
armado unos dúos que tienen musicalidad propia. Queríamos que la
muestra sonara diferente y destacara, pero sin estridencias», ha dicho
Carel Blotkamp, conservador de la exposición. «No olvidemos que a Dalí,
Vermeer le parecía el mejor artista del mundo», añade. A Emilie
Gordenker, directora de la sala, la apuesta le parece una demostración
de que, en el arte, el tiempo no cuenta. «La perspectiva, la luz y el
rostro humano son temas recurrentes. Las parejas artísticas formadas son
una manera fresca y vibrante de mirar la pintura del siglo XVII»,
señala.
Dalí encuentra a Vermeer estará abierta hasta el
próximo 11 de diciembre en La Haya. Y un detalle significativo. Los
cuadros modernos, entre los que figura también Chirico, proceden
exclusivamente de museos holandeses.
Naturaleza muerta con reloj. Willem van Aelst (1627-c.1683), 'Flower Still Life with a Watch', 1663. MAURITSHUIS MUSEUM
Naturaleza muerta con botella y cuchillo. Juan Gris (1887-1927), Still Life with Bottles and Knife, 1912. MAURITSHUIS MUSEUM
Naturaleza muerta con libros y violín. Jan Davidsz de Heem (1606-1683/84), 'Still Life with Books and a Violin', 1628. MAURITSHUIS MUSEUM
Paisaje italiano. Jan Both (c.1618-1652), 'Italian Landscape', c.1645. MAURITSHUIS MUSEUM
La montaña Santa Victoria. Paul Cézanne (1839-1906), 'La Montagne Sainte-Victoire', c.1888. MAURITSHUIS MUSEUM
El Lissitzky (1890-1941), 'Proun P23', no. 6, 1919. MAURITSHUIS MUSEUM
El Mausoleo de Guillermo de Orange en la Iglesia Nueva de Delft. Gerard Houckgeest (1600-1661), 'The Tomb of William the Silent in the Nieuwe Kerk in Delft' (Holanda), 1651. MAURITSHUIS MUSEUM
Muelle del Louvre. Claude Monet (1840-1926), 'Quai du Louvre', c.1867. MAURITSHUIS MUSEUM
Partida de caza cerca del estanque mayor de La Haya. Gerrit Adriaensz Berckheyde (1638-1698), A Hunting Party near the Hofvijver in The Hague, Seen from the Plaats, c.1690.  MAURITSHUIS MUSEUM
Isabel Ferrer, La Haya: Dalí, Monet y Bacon salen al encuentro del
Siglo de Oro holandés de la pintura
, EL PAÍS, 13 de septiembre de 2011

Ven la luz en español las cartas y la autobiografía de Monet

Ven la luz en español las cartas y la autobiografía de Monet

Monet, autorretratoCoincidiendo con la gran exposición que le dedica a Monet el Grand Palais, Turner edita «Los años de Giverny. Correspondencia» y «Claude Monet por sí mismo»

Coincidiendo con la gran exposición que le dedica a Monet el Grand Palais, Turner edita «Los años de Giverny. Correspondencia», así como su autobiografía, «Claude Monet por sí mismo», publicada en 1900. Ambas aparecen ahora en español. Verán la luz en octubre. Una estupenda ocasión para conocer de primera mano al maestro impresionista francés. Al contrario que a Van Gogh, a Monet no le gustaba escribir cartas —comenta Manuel Arranz, traductor de esta correspondencia—. A pesar de ello llegó a escribir unas 3.000, la mayoría desde su retiro en 1883 en Giverny, donde pasó 43 años y creó su Parnaso. Esas cartas han sido recopiladas y traducidas por primera vez al español, con edición, introducción y notas de Paloma Alarcó, jefa del Área de Pintura Moderna del Museo Thyssen.

Escribir no era desde luego el fuerte de Claude Monet. Lo suyo eran los pinceles. Pese a que no escribió las cartas para ser publicadas —añade Alarcó—, y pese a las incorrecciones, estas misivas «dejan traslucir la delicadeza y sensibilidad de su alma de artista. Nos permiten adivinar sus dificultades e inseguridades, sus preocupaciones económicas, sus convicciones políticas, sus emociones más íntimas… Monet aparece ante nosotros como un ser humano mucho más enigmático y complejo de lo que hasta ahora pudiéramos imaginar». Entre sus destinatarios, su esposa, Alice, a quien escribía a diario; colegas como Renoir, Pissarro, Rodin, Toulouse-Lautrec… Por estas cartas sabemos que organizó una subasta a favor de los hijos de Sisley, que abanderó la suscripción para comprar la «Olimpia» de Manet —artista que adoraba— y donarla al Estado francés; que la pérdida de la visión le obsesionó al final de sus días…

Junto a la correspondencia de Giverny, otro descubrimiento es la autobiografía que escribió para «Le Temps». Arranca así: «Mi historia. Soy un parisiense de París. Nací en 1840, bajo el reinado del buen Luis-Felipe, en un medio de negocios en el que se hacía alarde de desdeñar las artes…» En ella, Monet se confiesa como «un indisciplinado de nacimiento (jamás se me pudo imponer una regla, ni siquiera durante mi más tierna infancia. Fue en mi casa donde aprendí lo poco que sé. La escuela siempre me pareció una prisión»), recuerda sus comienzos como caricaturista, la poca confianza que tenía su padre en él como pintor («No tendrás un céntimo», le dijo)… Entre las anécdotas que cuenta, destaca una con Manet. En la inauguración del Salón de 1866, felicitaron efusivamente a éste por una de sus obras: «Cuál no sería su sorpresa cuando se dio cuenta de que el cuadro por el que le felicitaban, “Mujer de verde”, era mío. Para una vez que le habían felicitado por una obra maestra, esa obra maestra era de otro. Qué amargura para una sensibilidad a flor de piel como la suya». Como cuenta el propio Monet, más tarde se harían íntimos amigos. También recuerda sus charlas en el café de Batignolles con Fantin-Latour, Cézanne, Degas, Zola, Sisley, Renoir… «De allí se salía siempre con los ánimos más templados, la voluntad más firme, el pensamiento más nítido y más claro».

Natividad Pulido, Madrid: Ven la luz en español las cartas y la autobiografía de Monet, ABC, 20 de septiembre de 2010
Los maestros impresionistas dominan el otoño artístico

Los maestros impresionistas dominan el otoño artístico

«Grosse mer à Etretat», de Monet, se verá en la muestra del Grand Palais

Los directivos de la Réunion des Musées Nationaux (RMN) y el Grand Palais esperan que la gran retrospectiva Claude Monet (1840 – 1926) tenga un éxito «histórico»: más de 500.000 visitantes en apenas tres meses, confirmando que el patriarca fundador del impresionismo es, al mismo tiempo, uno de los pintores más populares de todos los tiempos y uno de los pilares del arte contemporáneo. Thomas Grenon, director general de la RMN, comenta: «Más de 83.000 entradas han sido ya reservadas a través de internet. Antes de inaugurarse, el próximo martes, la retrospectiva Monet ha despertado un fervor excepcional. Esperamos para esta exposición más visitantes que para nuestro último gran éxito, con Picasso y los grandes maestros de todos los tiempos». Guy Wildenstein, marchante y especialista, explica el fenómeno de este modo: «Monet siempre ha sido un artista popular, el pintor preferido de los norteamericanos, los japoneses y los franceses. Monet tiene sobre la gran mayoría de los grandes maestros contemporáneos su condición ecuménica: es “comprensible” por toda la familia, lo que no siempre puede decirse de otros».

Giverny, 16 de marzo de 1894 Querido amigo,

Recibí tu carta, no iré hasta el lunes, pero veo que has tenido mucho trabajo y lamento no haber podido ayudarte. Recuperaré el tiempo perdido cuando hagamos la exposición de nuestro amigo.

Creo que «Los acuchilladores» dará resultado, aunque hay otra tela que, por lo que recuerdo (SIC), es más peculiar. Es una ventana con una figura de hombre visto de espaldas, con las piernas separadas, que mira hacia la calle. Pero tal vez la regaló, en cuyo caso sería menos representativa que «Los acuchilladores». Martial te informará.

Qué terrible ha debido de ser para ti la muerte de ese pobre joven.

Las cosas me van cada vez mejor en este momento, afortunadamente.

Hasta el lunes, abrazos.

Claude Monet

No iré hasta el lunes, a menos que pueda mañana

(Carta enviada por Monet a Renoir, incluida en el libro «Los años de Giverny. Correspondencia», que publica este otoño Turner)

Comisariada por el presidente y los conservadores del Museo d’Orsay —el templo de los impresionistas franceses, y algo más— la retrospectiva Claude Monet ha reunido más de dos centenares de obras desperdigadas en Europa, EE.UU. y Japón, «arropando» las grandes colecciones francesas del artista, ya de por sí excepcionales. «Sería necesaria casi toda una vida, viajando por varios continentes, para ver todas las obras reunidas, por vez primera», comenta con una brizna de orgullo Guy Cogeval, para insistir en el trabajo de «hormiga» que ha sido necesario, durante varios años, para poder reunir en una sola exposición doscientas obras maestras dispersas en museos de varios continentes. Más allá del esperado éxito comercial, nada desdeñable para la economía del Ministerio de Cultura, esta retrospectiva aspira a dejar su propia huella en la magna historia de las exégesis del puesto de Monet en el advenimiento del arte moderno y contemporáneo.

Goya y Turner, entre otros, ocupan siempre el puesto majestuoso que ilumina la modernidad pictórica. Grandes movimientos, como el de los románticos alemanes, precedieron el aldabonazo impresionista, que suena, glorioso, con una legendaria obra de Monet, «Impression, soleil lévant» (1872). Desde esa obra, hasta la no menos legendaria serie de las Nymphéas (1904 – 1909), el arte moderno sufre un cataclismo que pone fin a todas las tradiciones que venían del Renacimiento. Los «ismos» que vendrían, durante varias décadas, ampliarían los efectos sísmicos de tales convulsiones. Con Picasso, la pintura se precipitaría en insondables abismos, de los que todavía no se ha recuperado. Con Monet, la pintura ha desembocado, ya, en la abstracción lírica: pero todavía está en pie la pintura de caballete, la pintura retiniana. La vieja pintura figurativa agonizaba. Monet anuncia la desaparición de la figura humana en el cuadro. Pero su obra se encuentra en el umbral donde todavía se cruzan la pintura de ayer y la pintura de mañana.

La retrospectiva del Grand Palais permite explorar esas raíces y caminos, esenciales, cuando las nuevas figuraciones y la muerte histórica de las vanguardias comienza a suscitar muchas revisiones de la historia general de la pintura del siglo XX. Adorado por el gran público, bien catalogado y estudiado, Monet nunca ha estado ausente en ninguna historia de la pintura. Las vanguardias veían en él un precursor de la abstracción lírica. Las escuelas figurativas más diversas reconocían su magisterio permanente. Hoy, como ayer, Monet continúa siendo una «bisagra» esencial: su primera pintura de caballete, ante los paisajes de Normandía o Argenteuil, nos habla de aquellas lejanas batallas de la ruptura con la pintura académica de su tiempo; las Nymphéas, al fin, siempre, inauguran un mundo nuevo, intacto y glorioso, seminal.

Juan Pedro Quiñonero, París: Los maestros impresionistas dominan el otoño artístico, ABC, 20 de septiembre de 2010

El entusiasmo regresa al mercado,

El entusiasmo regresa al mercado,

Autorretrato de Manet. EFELas subastas de verano de este año en Londres, que comienzan esta semana, prometen buenos resultados, a tenor de la calidad de las colecciones y las obras que presentan tanto Christie’s como Sotheby’s. Además, llegan precedidas del entusiasmo del mercado por el récord de Modigliani hace unos días en París (su escultura «Tête» se vendió por 43,1 millones de euros), los excelentes resultados de Art Basel y las altas cotizaciones en las ventas de mayo en Nueva York, donde Picasso volvió a recuperar su trono gracias a «Desnudo, hojas verdes y busto», rematado en Christie’s por 106,5 millones de dólares. Optimismo, desde luego, no falta en el mercado.

Abre plaza el martes Sotheby’s, que ofrece la primera parte de la dos de que consta la subasta de la colección del marchante francés Ambroise Vollard, cuyas obras habían permanecido depositadas en una caja fuerte en un banco durante 40 años. En 1939 falleció Vollard en un accidente de tráfico. Eric Slomovic, un joven yugoslavo socio del marchante, depositó una colección con más de 140 obras en el Banco Societé Génerale. Poco después, Slomovic huyó a Yugoslavia, donde en 1942 falleció a manos de los nazis. La caja fuerte permaneció cerrada durante 40 años. El Banco la abrió en 1979 para ver si podía recuperar cuatro décadas de impago de alquiler y quiso sacarlas a subasta, pero antes de que iniciara la puja hubo una demanda legal y no llegó a celebrarse. Tras un acuerdo con los herederos, habrá dos ventas: la primera, mañana en Londres. El lote más destacado es «Arbres à Collioure», obra maestra de André Derain (10-15 millones de euros).

Además, hay otros dos cuadros muy destacados en la subasta de pasado mañana en Sotheby’s. Por un lado, un autorretrato de Manet con paleta y pinceles (1878-79). Su precio estimado: 24-36 millones de euros. Según el vicepresidente de Sotheby’s, Charles Moffet, «es el mejor autorretrato de la historia de la pintura». Por otro, el lienzo «Odaliscas jugando a las damas», de Matisse (12-18 millones de euros), que sale por primera vez a subasta.

El miércoles le toca el turno a Christie’s. Dado el número de piezas relevantes que saca a la venta, la firma decidió reunirlas en una exposición, bajo el título «Yuxtapuestas: obras maestras a lo largo de los tiempos», que pudo verse del 14 al 17 de este mes en Londres. Hay dos cuadros que destacan muy especialmente. Por un lado, cómo no, Picasso, con una de sus codiciadas pinturas de la época azul, «Retrato de Ángel Fernández de Soto», también conocido como «El bebedor de absenta» (valorado entre 36 y 48 millones de euros). Este cuadro llega precedido por la polémica. Lo compró la Fundación del compositor Andrew Lloyd Webber en 1995 por 29,2 millones de dólares (procedía de la colección Stralem) y lo quiso revender años después, pero se encontró con un escollo. Los herederos del banquero judío Paul Mendelssohn Bartholdy denunciaron que la obra se vendió a la fuerza bajo la presión nazi en 1934 a un marchante berlinés y paralizaron la venta. Tras meses de litigios, ambas partes llegaron a un acuerdo cuyos detalles son confidenciales. Eso sí, los herederos del banquero renunciaron a la propiedad del cuadro. No sabemos a cambio de qué o de cuánto.

Otra obra maestra indiscutible de la subasta del miércoles es «Nenúfares», de Monet. Parte con una estimación similar al picasso. Son muy escasos y a su vez cotizadísimos los cuadros de la serie de nenúfares que el francés pintó tomando como modelo el estanque de su jardín en Giverny. Es la mayor de las nueve obras que sobreviven de las que pintó en 1906. Es de esperar que no falten coleccionistas dispuestos a pujar por estas dos grandes joyas. Pero hay otras muchas obras importantes: «Retrato de Ria Munk III», de Klimt; «Parque del hospital de Saint-Paul», de Van Gogh… Las próximas semanas habrá más obras maestras en Christie’s: el día 30 sale a subasta un retrato que Warhol hizo a Elizabeth Taylor, «Silver Liz» (1963), que no se ha visto en público en dos décadas y cuya estimación es de 7,2-9,6 millones de euros. Y el 6 de julio, en la venta de arte antiguo, destacan cuadros de Rubens y Bellini. Si, como dicen, no faltan compradores para las grandes piezas ni siquiera en época de crisis, muchos millones cambiarán de manos en este animado arranque de verano.

Natividad Pulido, Madrid: El entusiasmo regresa al mercado, ABC, 20 de junio de 2010

Descripción general de privacidad

Este sitio web utiliza cookies para que podamos brindarle la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en su navegador y realiza funciones como reconocerlo cuando regresa a nuestro sitio web y ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones del sitio web le resultan más interesantes y útiles.