La Tate anuncia la primera retrospectiva londinense de Miró en medio siglo

Miró es uno de los artistas del siglo XX más icónicos, gracias a un lenguaje de símbolos muy particular que comunica una sensación de libertad a través de imágenes fantásticas y de un cromatismo directo. Pero ya desde sus primeras obras se observa también una faceta más angustiada y comprometida en su práctica artística, que refleja los turbulentos tiempos políticos que le tocó vivir.
Sus obras tempranas están asociadas al paisaje y las tradiciones catalanas, con imágenes de la vida rural como «La Granja» (1921-22), que adquirió directamente al artista en París el escritor norteamericano Ernest Hemingway, o su magistral secuencia titulada «Cabeza de campesino catalán» (1924-5). Las tensiones que estallaron con ocasión de la Guerra Civil se reflejarían en protestas explícitas como sus famosas obras «Aidez l’Espagne» (Ayudad a España) y «Le Faucheur» (El segador), de 1937, así como en las respuestas más privadas y menos evidentes de su serie «Constelaciones», creada durante la Segunda Guerra Mundial. Bajo la dictadura franquista, según recuerda la Tate, Miró trabajó en una especie de exilio interior en España, mientras fuera crecía su fama de «héroe de la abstracción de posguerra».
La Tate mostrará también algunas obras maestras de esa época, incluido el soberbio tríptico «La esperanza de un condenado», de 1973, y documentará cómo el artista catalán captó el ambiente de protesta de finales de los años sesenta. Ennegreciendo o pasando sus obras por el fuego, como las tituladas «Mayo» (1968) y «Lienzo quemado II» (1973) o creando explosiones eufóricas de pintura en «Fuegos Artificiales 1974», Miró siguió reflejando el ambiente político con su pintura radical.
Joan Miró nació en Barcelona el 20 de abril de 1983 y se formó como artista en la academia Galí entre 1912 y 1915. A partir de 1923 comenzó a pasar parte del año en París y se convirtió en personaje clave del movimiento surrealista. Durante la Guerra Civil española, se quedó en Francia con su familia, pero cuando los alemanes invadieron ese país, se estableció en la isla mediterránea de Mallorca, donde viviría el resto de su vida hasta su fallecimiento el 25 de diciembre de 1983.
La Vanguardia, 9 de septiembre de 2010