Eduardo Souto de Mora, nuevo premio Pritzker de Arquitectura

Eduardo Souto de Moura es el nuevo premio Pritzker de Arquitectura, pero tan noticia como esto fue la forma en que se conoció ayer: a través de una filtración que provocó un verdadero ataque de ira en los responsables de la Fundación Hyatt, que atribuye este denominado Nobel de la Arquitectura.
El pacto que permite que una institución adelante información a la prensa a cambio de que se publique en una fecha concreta saltó ayer por los aires cuando se hizo público a través del portal de arquitectura www.scalae.net el nombre del Pritzker 2011. Eduardo Souto de Moura, discípulo de Álvaro Siza, es el segundo arquitecto de esa nacionalidad (tras el propio Siza, en 1992) que recibe el galardón. Su anuncio estaba previsto para el 11 de abril.
Souto de Moura no olvidó ayer, al realizar sus primeras declaraciones tras el premio, recordar la figura y la obra de su mentor. Lo hizo de esta forma: «Cuando recibí la primera llamada diciendo que había obtenido el premio Pritzker apenas lo creí. Es un gran honor y ser el segundo arquitecto portugués que lo recibe tras Siza lo convierte en algo incluso más importante», dijo De Moura en un comunicado.

El jurado, que este año incluía entre otros a los arquitectos Renzo Piano y Glenn Murcutt (galardonados en ediciones anteriores) considera: » A lo largo de tres décadas Eduardo Souto de Moura ha producido un compendio de obras que pertenecen a nuestro tiempo pero que también tienen una fuerte conexión con las tradiciones arquitectónicas. Sus edificios tienen la habilidad única de combinar características aparentemente contradictorias como el poder y la modestia, el atrevimiento y la subliminalidad, el peso de la autoridad pública y una sensación de intimidad».
Souto ha realizado la mayor parte de su trabajo en Portugal, aunque entre sus más de 60 proyectos acabados hay obras en Italia, Alemania, Suiza, Reino Unido, Bélgica y España, donde ha construido la Casa de Llabiá, en Girona. Entre sus creaciones más relevantes los integrantes del jurado han destacado el Centro Cultural y la Torre Burgo de Oporto (su ciudad natal) o el estadio de fútbol de Braga, que consideran «un trabajo muscular, monumental y acorde con el poderoso paisaje».

Entre sus cualidades destacan precisamente la de integrar la obra en el entorno. Sin embargo, alejándose del mantra de moda hoy entre la mayoría de los arquitectos planetarios, rechaza de plano la definición de arquitectura ecológica o sostenible. «La arquitectura, para ser buena, lleva implícito el ser sostenible. Nunca puede haber una buena arquitectura estúpida. Un edificio en cuyo interior la gente muere de calor, por más elegante que sea, será un fracaso. No se puede aplaudir un edificio porque sea sostenible. Sería como aplaudirlo porque se aguanta», declaró en una entrevista a este diario en 2007.
Del rigor a la poesía

Sería largo enumerar las numerosas construcciones de Souto de Moura, pero es necesario hablar del Museo Paula Rego, la Casa das Historias (2008), una de sus últimas construcciones. Aquí, el arquitecto construye un homenaje a la artista Paula Rego mediante un juego de oscilaciones entre la naturaleza que lo rodea y un artefacto elegantemente construido, en el que las dos inmensas chimeneas, que construyen su perfil, establecen referencias directas con las cocinas del monasterio de Alcobaça. La Casa das Historias es una edificación de carácter público pero construida desde una consciente vocación doméstica, que se podría considerar una vuelta a la casa en la Quinta do Lago con las vernaculares formas de la cubierta.

Eduardo Souto Moura es un arquitecto que aprecia la buena arquitectura, el rigor, la tectónica, la precisión y la poesía, pero que no está interesado en las clasificaciones que sobre su trabajo se puedan realizar. En la entrevista que en 2004 le realizó la periodista Lara Braun, él se expresaba con claridad respecto a aquello por lo que realmente estaba interesado: «Para mí, la arquitectura es un asunto global. No hay arquitectura ecológica, ni arquitectura inteligente, ni arquitectura fascista, ni arquitectura sostenible. Sólo hay buena y mala arquitectura. Siempre existen problemas que no debemos desatender; la energía, los recursos, los costes, los aspectos sociales. Uno siempre debe prestar atención a todos ellos».