LOS DRACULA: VLAD TEPES, EL EMPALADOR Y SUS ANTEPASADOS – Ralf-Peter Martin
«Seguramente (…) en la región que atravesaron ustedes la otra noche debe haber algún tesoro escondido, ya que durante siglos ha sido campo de batalla de valacos, sajones y turcos. Realmente es difícil encontrar un solo palmo de terreno en toda esta región que no haya sido abonado con sangre humana bien sea de patriotas o de invasores…».
(Drácula, Bram Stoker)
Hace unos días se me ocurrió hacer un experimento. Nunca lo había hecho, pero, azares de la vida, ha resultado un éxito. He querido hacer una lectura doble, del mismo tema pero de dos maneras distintas. Una seria la parte erudita mientras que otra, a falta de medios monetarios, sería la parte viajera… lectora. Antes de meterme en jardines de complicada salida, permítanme un pequeño prólogo.
Hace poco un buen amigo comenzó a releer la archifamosa y entretenida novela Drácula de Bram Stoker (1897), en la que el borracho escritor irlandés dio forma al famoso conde-vampiro que todos conocemos. En verdad me apeteció volver a leerlo pues no había vuelto a pisar el Paso del Borgo desde mi época de estudiante universitario. Pero otras lecturas, que demandaban mi atención más inmediata, me hicieron desistir por el momento de tal proyecto. Aun así se me quedó la espinita clavada por lo que me volví a acercarme a la figura del vaivoda Vlad Dracul III, pero de una manera más original, desde el punto de vista que esta enterrada bajo el mito sobrenatural, es decir desde la óptica puramente histórica. Rebuscando entre bibliotecas y librerías encontré el libro que buscaba, Los “Drácula”, Vlad Tepes, el Empalador y sus antepasados, escrito por Ralf-Peter Martin y editado por Tusquets. La búsqueda no fue nada fácil ya que entre libros que confunden continuamente realidad con ficción y otros que son meras bufonadas crepusculares, casi no lo consigo. Como he indicado antes, ésta sería la parte erudita. Pero quería ir más allá, quería ollar con mi propia imaginación la misma tierra que sintió la sombra y el poderío de Draculea. Para tal fin volví a buscar y enseguida hallé un magnificó libro (que les recomiendo vivamente) de Fernando Martínez Laínez titulado Tras los pasos de Drácula, en el que el autor hace un viaje por la antigua Valaquia y Transilvania visitando cada pueblo y castillo que tenga remembranzas del pasado, a la par que rememora la historia y vivencias del enigmático vaivoda.
Es decir que a la par que viajaba por terrenos escarpados y curiosos, tenía a mano una excelente biografía que me llevaba por la historia de Rumania en el siglo XV de manera fidedigna. La obra de Ralf-Peter Martin tiene como misión esencial mostrarnos la historia de la saga de los Drácula y acercarnos a un mundo de luchas de poder entre la Europa cristiana de Oriente y La Sublime Puerta, teniendo como campo de batalla central, en una pinza infernal, los territorios de Valaquia, Moldavia, y Transilvania. El libro se remonta a los antepasados de Drácula, como Mircea (su abuelo), Vlad Dracul (padre) que ya ostenta el cargo de la orden del Dragón (Dracul, que también puede significar demonio en rumano) y claro esta a sus hijos Mircea, Radu y obviamente al personaje principal Vlad Draculea (1431-1476), es decir hijo de Dracul, que en el futuro se convertirá en el terror de los otomanos siendo llamado Tepes… El Empalador. Este breve ensayo, aunque esencial, nos habla de cómo éste consiguió a través de la astucia y crueldad ser varias veces príncipe (vaivoda) de Valaquia, de cómo luchó bravamente a los turcos y reprimió con ira la traición de los boyardos. Era una época donde la sangre es la vida, y la única manera de mantenerse en ella es ser más astutos que tus enemigos, sean cual sean las formas y de la manera que sea. El autor toma la vida de Drácula como columna vertebral del libro, y lo combina con un conocimiento increíble de la vida y costumbres de las distintas etnias que conforma el difícil puzzle de la zona.
Aunque la misión de Los “Drácula” es acercarnos de manera histórica a la par que apasionante estos escenarios de luchas cruentas, tomando a Transilvania y Valaquia como yunques de la guerra, el autor no desaprovecha la ocasión de sacar a la luz la verdad del mito y ofrecernos con claridad los entresijos enigmáticos que siempre han rodeado la figura de Drácula. Ralf-Peter Martin se da cuenta de que en muchos casos no es posible separar realidad de ficción por lo que opta por explicarlo de manera didáctica y eliminar muchos errores y tabús que existen sobre este tema. Qué mejor manera de expresarlo que Fernando Martínez Laínez en su dedicatoria de Tras los Pasos de Drácula: “A Bram Stoker, que mató a Drácula y resucitó al mito”. En verdad que el daño histórico que hizo este irlandés fue grandísimo, aunque ahora se aprovechen de él el turismo de Rumania. El libro no cae en la trampa del misticismo sino en el de la veracidad de los hechos, la épica de los combates y las retorcidas tramas de poder.
Nos encontramos con un libro que se lee en poco tiempo pero es de lo que dejan un buen sabor de boca, con imágenes para el recuerdo difíciles de olvidar. Gracias a él, he podido pasearme por las solitarias ruinas de Tirgoviste mientras todavía resuenan en el tiempo y el espacio el gemido del bosque de los empalados; asombrarme con la belleza de ciudades como Sighisiora, Curtea de Arges o Bistrita; y sobre sentir el horror de los campos de batalla que existieron a los pies de los otomanos. Si tienen tiempo y quieren conocer una época sumergida en el mito no duden en acercarse a Los “Drácula”, Vlad Tepes, el Empalador y sus antepasados, y aunque la vela de la palmatoria se les apague no duden ni teman, nadie les atacará ni ninguna sombra se alargará ante ustedes, pues pronto vendrá la luz.