Maurits Cornelis Escher

Autorretrato 1929.
Visitó dos veces la Alhambra (1922 y 1936), la segunda vez de forma más detenida, copiando numerosos motivos ornamentales. Lo que aprendió allí contemplando los intrincados detalles decorativos fundados en repetidos patrones matemáticos por paredes y techos tuvo una profunda influencia en su obra, especialmente en lo relacionado con la partición regular del plano y el uso de patrones que rellenan el espacio sin dejar ningún hueco.